viernes, 29 de enero de 2016

LA GRAN APUESTA (2015), de Adam McKay

 Vivimos en un mundo tan demoledoramente deshumanizado que no somos más que números al lado de grandes cifras. Si esas grandes cifras descienden, los números se borran. Y ya está. No hay ningún cargo de conciencia, no hay nada que reprocharse. Son solo negocios, nada personal. Y siempre ganan los mismos, por mucho que haya unos cuantos listos que hayan visto venir la hecatombe y que también saquen su buena tajada. Ellos son elementos dentro de un sistema que, simplemente, dejó de funcionar hace tiempo y que, como tales, se dieron cuenta de que los cuentos de hadas siempre tienen un final.
Resumiendo. La crisis fue por culpa, básicamente, de los bancos y de las agencias de calificación porque no quisieron parar la rueda del dinero cuando los daños hubieran sido mínimos. Todo porque se dieron facilidades extraordinarias para que el ciudadano de dudosa solvencia consiguiera acceder a un préstamo. Y ahí empieza a sostenerse todo en el aire, a hacer un interminable juego de manos y de cifras confusas para disfrazar el derrumbe de toda una forma de vida, de toda una progresión de datos que afianzaban crecimientos que no eran más que mentiras sobre mentiras. De repente, todo se esfuma y los grandes emporios financieros quiebran. Y nadie asume la responsabilidad. Nadie dice que es el culpable de que eso ocurriera. ¿Usted quería una casa? Endéudese. ¿Un coche? Estaremos encantados de financiárselo. ¿Un apartamento en la playa? No se preocupe. Venga al banco. Allí su dinero estará seguro.
Lo preocupante es que algunos de mente ágil y visión aguda consiguieron atisbar la claridad en el bosque de datos y supieron que aquello, algún día no demasiado lejano, iba a estallar en la cara de las entidades financieras y no hicieron absolutamente nada por evitarlo. Todo lo contrario. Movieron fichas y piezas para que encajaran en beneficios multimillonarios aprovechándose de una crisis que ha afectado a millones de personas con nombres y apellidos, llegando incluso a quitarse la vida o a romper sus sueños o a quebrar sus estabilidades. Se callaron, apostaron y ganaron mientras veían que todo se iba al vertedero. Ése es el mundo en el que vivimos. El que gana es porque le importa un bledo lo que pase al resto de la gente.

Ágil, divertida, muy confusa en algunos términos para quien no haya estudiado el vocabulario financiero, con interpretaciones notables de Christian Bale, Steve Carell y Ryan Gosling, La gran apuesta es una clase ligeramente avanzada sobre las razones que llevaron a la crisis y de cómo algunos supieron ver los beneficios de su futura aparición. No son héroes, ni siquiera tienen por qué ser simpáticos. Son monstruos sin demasiados escrúpulos que jugaron con dinero y ganaron mientras otros lo perdían todo. Hay una medida contraposición de tiempos rápidos y lentos que benefician a una narración que es difícil y engorrosa por su propia naturaleza y el resultado es efectivo aunque levemente incompleto. Y es que no es fácil adentrarse en los laberintos de la ingeniería financiera y sacar algo en claro de tantas hipotecas subprime, de tanta burbuja inmobiliaria y de tanto desaprensivo que oscila peligrosamente entre la maldad y la estupidez. Es lo que tiene confiarlo todo a hacer que el dinero sea deuda. 

6 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

A mi me pareció una muy buena película parcialmente fallida.

Creo que tiene unas muy buenas interpretaciones. Muy bien dirigidos todos, me rindo especialmente ante e Carrell porque su personaje tiene muchas más dobleces y porque el sabe darle el tono en cada una de ellas, de hecho es el tipo más interesante de toda la banda de listos que ven alucinados como todo se puede derrumbar y operan para beneficiarse. Además su personaje es un paradójico antisistema dentro del sistema, con la conciencia justa para sentirse mal pero no para intentar evitar un desastre, que por otra parte era inevitable. También está bien Pitt como ese broker pasado de todo que sirve de intermediario para un par dejovenzuelos avispados (grande su moento llamada de atención cuando los otros festejan su negocio). Lo de Bale es otra cosa, está mucho más que correcto, pero su personaje es más caricaturesco, más facil. Y Gosling también perfecto como ese hilo narrador de triunfador sin escrúpulos.

La película tiene mucho ritmo y la suficiente tensión como para que te tenga intrigado algo que ya sabes como va a terminar. Es curioso que llegues a empatizar con el grupo de apostadores al derrumbe, de hecho llega un momento que te desesperas como ellos de que no se produzca antes. ¿Son los buenos porque se dan cuenta de lo que hacen los malos? Porque como bien dices no luchan por hacer justicia sino por hacer dinero.

Sin embargo yo creo que es fallida en parte porque efectivamente y pese a las buenas intenciones para explicar ciertas cosas resulta bastante compleja, incluso en algún momento para personas que tienen algún conocimiento financiero (fundamentalmente por el ritmo que se impone al film). Lo de usar personajes para ilustrar ciertas cosas tiene su gracia, pero creo que en algún caso es un acierto (Selena Gomez o el cocinero) y en otras no logra su objetivo (Margot Robbie). el problema es que la película trata precisamente de eso, de explicar como y porqué se produjo la crisis financiera mundial aunque utilice para ello a los que lo descubrieron antes que nadie, si la película puede resultar farragosa e inclusso incomprensible (en mi sala se oía al finalizar mas de un "me ha gustado pero no he entendido nada") resulta que el objetivo nos e ha conseguido en realidad.

Y hay una cosa más que no me gustó demasiado, el uso de la camara en mano para filmar en muchas ocasiones de forma casi documental creo que contribuía al bullicio pero poco al aspecto formal y de cierta manera contribuía a la incomprensión final. Muy buenos sin embargo lo de incrustar momentos contemporaneos a la historia para poner en contexto el tipo de vida que se llevaba y que tristemente se iba a dejar atrás. También me pareció cachondo y mucho más potente su final poniendo en solfa el resultado final de todo aquel aquelarre financiero sin fuste.

En cualquier caso creo que es una muy buena película como he dicho, tan lejos de "El lobo de Wall Street" como de "Margin Call" pese a mis predicciones. Mucho más financiera que la de Marty pero mucho menos seria de que de Chandor.

Abrazos a corto

César Bardés dijo...

Bueno, más o menos decimos lo mismo. Cierto lo de Carell, que hubiera merecido nominación. Lo de Bale también es cierto. Es un personaje mucho más fácil de interpretar teniendo en cuenta que es uno de esos "frikis" de cuidado. Ojo, quizá no es el que tenga tanta ambición como sí lo tienen los demás (de hecho, cuando cree que ya ha ganado suficiente dinero cierra el fondo teniendo en cuenta que podría haber ganado más) pero es un pagado de sí mismo que lo que quiere demostrar, en el fondo, es que es más listo que nadie y que tiene razón. Gosling está muy bien, muy correcto y Pitt, bueno, está también bien pero al mismo tiempo pienso que su personaje lo podría haber interpretado cualquiera (incluso Ben Affleck con aire de decepción) sin que la película se resintiera de ello.
Creo que lo de empatizar con el grupo de apostadores, en el fondo, es una jugada de la propia película para hacernos sentir culpables y hacernos pensar. ¿En su lugar hubiéramos hecho lo mismo? ¿Habríamos avisado a todo Dios de lo que iba a venir o nos hubiéramos dedicado a ganar dinero a espuertas? Es una pregunta para la que, particularmente, no tengo respuesta.
Lo de usar personajes me parece bien. Quizá el fallo de Margot Robbie es que es una presencia muy impactante en sí misma y estás más pendiente de ella que de lo que dice pero creo que explica con cierta claridad el primer paso para entender a qué jugaban los bancos. En cualquier caso, el argumento en sí mismo, es farragoso incluso para quien sepa de qué narices están hablando.
Yo también escuché un "joer...es que eran todos unos ladrones pero para entender esto..." Aunque yo lo entendí bastante comprendí también perfectamente el sentir del espectador medio. Por ejemplo, para cualquiera (digamos "normal") la conversación de Carell en el restaurante con el despreciable tipo que se está llevando el dinero a paladas mientras las cosas van bien (y no es que vayan bien, sino que se está escondiendo la realidad) es prácticamente ininteligible lo cual pierde en su eficacia dramática porque Carell sale muy deprimido e impresionado por la conversación pero realmente no se sabe por qué.
Cierto es lo de la cámara en mano (algo que descoloca mucho después de que la película insiste mucho en pasajes de enorme sobriedad) que es como si quisiera reforzar el aire documental aportado por esos diálogos a cámara que sostienen los invitados y Gosling.
En resumen, está bien argumentada tu opinión de que es una buena y fallida película. No es tan desaforada como "El lobo de Wall Street" ni, en efecto, tan seria como "Margin call". En cualquier caso, no es una película que recomendaría a nadie que no sepa de qué diablos hablan.
ABrazos hipotecados.

CARPET_WALLY dijo...

Efectivamente ese es el quid de la cuestión. Mi hija iba a venir a verla con nosotros y se quedó en casa en el último momento, acabada la película mi mujer y yo comentamos que nos había gustado mucho pero menos mal que no había venido ella porque no habría entendido nada. Lo mismo pensamos con respecto a unos amigos que habitualmente nos acompañan al cine, no por presunción (nosotros si, ellos no) sino porque tanto mi chica como yo estudíamos bien en su día todo loq ue pasó y estabamos más familiarizados. Para un neofito se le puede hacer muy cuesta arriba. Por eso, como bien dices, es una película que alabaría pero no recomendaria a cualquiera.

También de aceurdo en lo de Brad Pitt, efectivamente está correcto, pero es un papel que no se hubiese resentido con otro.

la conversación de Carrell que comentas da una buena medida de su capacidad interpretativa, tanto como cuando se pone serio con su colaboradores y pese a las insitencias impone que se venda cuando él decida. Y hay entre los varios momentos claves de la película otro que llama mucho la atención, cuando en un aparte de la conversación con los jovencitos agentes inmobiliarios le pregunta Carrel a los suyos: "¿pero porqué confiesan?" y le responden: "No están confesando, están alardeando". Ese es y era uno de los problemas del modelo, los que viven el minuto forrandose sobre un castillo de naipes y se vanaglorian de las grietas que el mercado tiene y sobre las que se apoyan todas sus ganacias. En España lo hacen y hacían también, aun no es raro escuchar conversaciones de gente que te cuenta lo bien que se le da defraudar a Hacienda.

En realidad el hilo conductor de la narración está en Carrel (incluso a mejor actor principal hubiese merecido la nominación), porque es el que hace un trabajo de investigación de campo, bucea desde el comprador de la vivienda hasta el gran prestidigitador financiero y cada vez se asombra más de la mierda en la que se asienta el sistema, particularmente interesante la conversación con Melissa Leo y la cooperación necesaria de las agencias de calificación.

Bueno yo creo que hay un poco de trato defavor hacia todos los personajes que apuestan a la baja. Com dices a Bale le satisface saber que tenía razón y cierra y se va a otra cosa (al final se dice que está jugando a la baja sobre el agua, qué miedito). Carrel sale rico y deprimido, Pitt sale limpio (el no juega sólo representa) y hace ver a los chicos lo que en realidad va a ocurrir.
Hay que recordar que Harry Hubbler el banquero que aparece en la conferencia final con Carrel y que se encuentra tan satisfecho consigo mismo que niega loq ue esta pasando en sus propias narices hizo perder a sus inversores mas de 9.000 millones de dolares, y le echaron...pero con una indemnización muchimillonaria. ¿Nos suena?

Pues así estamos y así seguimos. Eso si, como bien se comenta, la culpa de todo fue de los pobres y de los inmigrantes.

Abrazos entrsitecidos

César Bardés dijo...

Lo del alarde es bastante sintomático de la época en la que vivimos. Quien no alardea, es que no vale (uno de los problemas que yo he tenido siempre a pesar de mí pedantería crónica) y el que alardea es un triunfador porque lo dice él. En cuanto al alarde que hacen algunos de estafar a Hacienda...no solo eso. Alardean de la estafa a Hacienda y luego ponen a parir a los corruptos. Les haces ver que están incurriendo en una incoherencia de gran calibre y te sueltan que la culpa es de los políticos. Una contradicción sobre otra contradicción sobre otra contradicción.
Por cierto, yo no defraudo a Hacienda, no lo he hecho jamás, que conste. Incluso cuando el resultado no me fue muy favorable.
Lo de las agencias de calificación también es bastante sintomático de cómo ha funcionado el sistema. Y voy a hacer una pequeña apreciación. La culpa no es de los pobres, ni de los inmigrantes. Es, sin duda, de todo el poder financiero con la complicidad del poder político, por supuesto que sí. Pero también la culpa y eso es algo que apunté hace mucho es de la ciudadanía en general que ha querido vivir por encima de sus posibilidades acudiendo al crédito a la menor ocasión para poder comprarse lo que no podían comprarse (y ahí entran los bancos y sus políticas de concesión de créditos de dudosa devolución).
En cualquier caso, todo esto lo único que ha hecho es socavar la fe en el propio ser humano, en creer a pie juntillas que somos incapaces de pensar en los demás (otro problema que he apuntado desde tiempos inmemoriales) y de que hemos pensado en nosotros mismos antes que en ninguna otra cosa llevando a los resultados que nos ha llevado. Y en eso incluyo a toda la sociedad.
Abrazos airados.

CARPET_WALLY dijo...

Dos cosas:

Una: Lewis, el autor del libro en el que se inspira la película, cuenta que una vez fue llamado por una comisión de investigación del Congreso de los USA para comentar el tema de la crisis financiera. Así relata él como se desarrolló la entrevista con el investigador:

Cuando llevábamos más o menos una hora de conversación me preguntó con quién más había hablado en el gobierno estadounidense sobre la crisis financiera. Le recité de un tirón la larga lista de dignatarios con los que me había reunidos en los últimos meses.

-Y qué le dijeron?, me preguntó.

- ¿Qué me dijeron ellos a mí?

- Sí, cualquier idea sobre lo que pasó. Cualquier cosa que pudiera resultar perseguible.

- No, no, no lo entiende: ellos me llamaron a mí para preguntarme qué había pasado.

Lo que demuestra que puede que no hubiera connivencia activa sino que no se enteraban de la misa la mitad, lo que tampoco es de extrañar

Adjunto link con esta y otras cuestiones relevantes que comentaba Lewis:

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-01-14/dios-nos-coja-confesados-historias-reales-revelan-ocurre-wall-street_1135253/

Dos: Yo tampoco he defraudado nunca a Hacienda (pago el IVa de casi todo de hecho) salvo una vez que metí un importe no deducible en los gastos médicos cuando eso aun desgravaba.

No obstante, cuando la burbuja inmobiliaria empezaba a crecer., tuve a bien cambiarme de casa. vendida la que tenía en ese momento debía dar la entrada para la nueva (era sobre plano aun) como el liquido de la venta era superior a esa entrada, le planteé a mi mujer la posibilidad de dar la entrada no sólo de nuestra vivienda sino de otras tres o cuatro más, convencido de que llegado el momento de constituir la hipoteca con el piso construido nuestra inversión se hubiera revalorizado mucho y resultara facil venderla. he de decir que si lo hubiera hecho ahora viviría sin deudas y tendría un buen dinero en el banco (hasta tal punto era el incremento de valor en poco tiempo).

No lo hicimos. El riesgo a asumir era quizá pequeño pero podia afectar al futuro de nuestro hijos muy pequeños entonces (4 y 3 años). Y además nos jugó una mala pasada nuestra conciencia que nos indicaba que especular con la vivienda era algo un poco ruín, que no había ninguna productividad en hacerlo si lo hacíamos sino sólo jugar a una ruleta sabiendo casi con seguridad el número que iba salir. Entendíamos ella y yo que invertir era para generar riqueza y no únicamente para ganar dinero de forma pasiva.

Así nos va.

Abrazos de pringaos.

César Bardés dijo...

Bien, estoy de acuerdo con lo de Lewis. No solo puede que hubiera connivencia, sino que además eran unos analfabetos (y lo siguen siendo).
En cuanto a los fraudes, yo a Haciendo no he defraudado nunca. Es más, ni siquiera he buscado fórmulas para hacerlo. Pago el IVA de todo salvo de una cosa y es más por amistad que por fraude, aunque pueda sonar a justificación barata. En cuanto a la inversión que comentas, mi propio hermano ha invertido de esa manera y vive en Somosaguas (bien es verdad que él es un alto directivo de una conocida empresa). Yo no me he planteado nunca ese tipo de inversiones, entre otras cosas, porque nunca he manejado tanto dinero, también porque nunca he tenido que vender nada. He invertido en otras cosas que no requieren tanto aprovechamiento y que me aseguran estar a buen recaudo durante algunos años en caso de que ocurriera algo irremediablemente grave. Eso sí, de todo lo que dices se desprende algo muy importante para mí. Eres una buena persona.
Abrazos admirativos.