martes, 5 de abril de 2016

LA HUELLA (1972), de Joseph L. Mankiewicz

Si queréis escuchar lo que se habló en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla acerca de "Drive", de Nicolas Winding Refn, podéis hacerlo aquí.
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¿Quién se habrá creído que es este italiano advenedizo para venir y robarme mi esposa? Siempre he dicho que el Reino Unido no debería ser tan hospitalario con los extranjeros. Y ahora un maldito peluquero relamido de chaqueta cruzada viene para enseñarme cómo se vive. Yo le enseñaré cómo se vive. Palabra de Andrew Wyke. Un buen juego de humillación para que se vaya con la libido calentita y el orgullo bajo punto. Unas joyas bien brillantes, una trampa tejida con paciencia y la charada estará servido como un buen caviar con tostadas. Y ya no será un italiano relamido y arribista. Será un gañán arrastrado por el barro. Le voy a hacer suplicar por su vida. Mi querido Saint John Lord Melidue, la creación de mi vida, el más sublime detective de la ficción novelesca británica, disfrutará con un último misterio que no podrá resolver la torpe policía. El marinero jovial reirá la gracia y el italiano del demonio seguirá siendo el amante de mi mujer pero se habrá llevado su maldito merecido. Por supuesto que sí.
¿Quién se habrá creído ese estirado inglés para citarme y desafiarme en su propia casa? ¿Cree que así renunciaré a su esposa? Estoy harto de estos ingleses de clase alta que se creen más de lo que nadie ha sido nunca. Sus mansiones, sus irritantes juegos, sus copas aguadas, sus billares estúpidos, sus excentricidades de isleños paletos…No me dejaré humillar porque estoy seguro de que eso es lo que quiere ese escritor de tres al cuarto que hace sus ficciones solo para dejar en ridículo a la policía. Me presentaré bien vestido y le demostraré que soy tan caballero como lo puede ser él. Me pondré a su altura y le diré bien claro que Milo Tindle no es un gigoló cualquiera que se ha enamorado de su esposa para ascender en la posición social. Milo Tindle es un tipo que ha perdido demasiadas veces como para permitirse el lujo de perder una vez más. Y él no me va a vencer. Le daré suficientes razones para pensar que soy más listo de lo que cree y que mi sentido del humor llega aún más lejos. Y que esas son las razones por las cuales Marguerite se ha enamorado de mí y ha decidido dejarle. Maldito británico arrogante. Maldito burgués ignorante.

¿Quiénes se habrán creído que son estos personajes para hablar así, como si fueran los protagonistas de una película? No cabe duda de que hay que meterlos en cintura y enfrentarlos. Hacer de la humillación, un estilo de vida. Hacer que el engaño se instale en su pensamiento y piensen en clave de truco y no de honestidad. Son personajes que buscan venganza y se van a llevar su merecido. Para algo soy el director, Joe Mankiewicz. Para algo sé lo que es una obra de teatro llevada hasta sus últimas consecuencias. Para algo soy un artista que ha puesto en solfa las apariencias desde hace unos cuantos años en este negocio de hacer películas. Yo también he sido humillado, por eso me parece la película perfecta para hacer con Michael Caine y Laurence Olivier, dos actores excepcionales dentro de una historia excepcional que hará que el espectador también se sienta excepcional. ¿Quíén sabe? Lo mismo todos, incluido el público, gritamos pidiendo piedad cuando nos vemos perdidos tras ceder a una proposición verdaderamente indecente. Y es que hay algo indecente en la apariencia y en el engaño ¿verdad? Demoledoramente turbio. Arrebatadoramente atractivo. Como Milo y Andrew, mis personajes que ya se van colocando en el teatrillo hecho de cartón y sátira.

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