miércoles, 20 de abril de 2016

MR. HOLMES (2015), de Bill Condon

Cuando un actor es carne y sangre del personaje que interpreta, entonces la magia se instala en la escena y se establece una comunicación muy especial, muy determinada con el público. Ahí está su rostro, de sobra conocido, pero se puede llegar a creer que es otro, que es un tal Sherlock Holmes en el final de su vida intentando resolver los pequeños misterios con el único enemigo de la mente envejecida. El tiempo deja su huella en la piel y en la memoria y los recuerdos se hacen difusos, difíciles, escurridizos, inaprensibles. Quizá el momento dé uno o dos instantes de felicidad pero es todo fugaz como la misma vida del más mítico detective, el de la mente más preclara, el de las deducciones más precisas, el único, el más grande.
La vejez es una enfermedad y Holmes lleva enfermo desde hace mucho. Los amigos que marcaron sus experiencias ya no están porque han sobrevivido menos, porque han entrado en las entrañas del misterio. Ya no son personas, son fantasmas que aparecen y desaparecen sin más permanencia que el pensamiento rápido y leve. Y el actor sigue dando vueltas sobre el pasado del personaje, dándole cuerpo, construyendo pacientemente una verdad sobre una mentira y dando a entender que solo ha habido un Holmes capaz de ser dios y monstruo, razón y error, reacción y derrota. Porque al final, tal vez, solo queda la derrota o, como mucho, una nimia victoria en medio de la senilidad.
Cuando un actor se transforma y su mirada se confunde con su creación, entonces el escalofrío se instala en la mente del espectador porque el asombro no sale de la apreciación. Es posible creer en el poder de la observación que un día detentó el mito. Es posible adentrarse en la venerable ancianidad que, siempre perversa, hace que la vida se escape a cada minuto, en pequeños detalles, en minúsculos puntos de un diario que no sirve para recordar sino para recordar que se olvida. Derrota sobre derrota. Avispas sobre las abejas. Sensaciones sobre vivencias. Esencia sobre personalidad.

Ian MacKellen se introduce en la piel del hombre que paulatinamente va perdiendo su identidad porque Holmes, sin su mente privilegiada, no es más que un pedazo de carne sin valor alguno. Y el miedo a olvidar es aún más grande que el miedo a la propia muerte. Y todos sabemos, en medio de sus vacíos de memoria, que él es Holmes sin Watson, que él es el actor que ha sabido moverse a un cuerpo ajeno y hacerlo propio. Mucho más allá de una película que puede parecer aburrida, o insulsa, o intrascendente, está el actor. Con toda la admiración. Con todo el talento. Con la verdad por delante.

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

Por lo que he leído y oído, toda la película no es sino Ian McKellen. La verdad que el punto de partida es más que interesante por lo que intuyo un trabajo cuando menos anodino por parte de Bill Condon. Con lo bien que le quedó "Dioses y monstruos" y con lo interesante que era " Kinsey", incluso "Dreamgirls" tenía su aquel. Luego ya se metió en la saga aquella infumable de "Crepúsculo". Tampoco vi su reciente biopic sobre Assange, pero lo tengo pendiente más que nada porque me interesa mucho Benedict Cumberbacht, ese chico promete mucho. Y da la sensación de que recuperábamos a aquel cineasta que en sus inicios, al menos en los dos títulos citados al principio, parecía interesado en bucear en los recovecos menos convencionales de la historia (o de la Historia). En "Mr Holmes" puede haber cierto interés en bucear por los recovecos menos convencionales del mito, pero no sé yo.

Sospecho que a tío Billy le quedó bastante mejor su revisitación al mito de Holmes (bastante infravalorada, por cierto).

Abrazos elementales

César Bardés dijo...

A mí no me disgustó la película, la verdad. La esperaba bastante más aburrida de lo que realmente es. Es cierto que todo se fía a la presencia y magnetismo de McKellen pero Condon no lo hace mal del todo teniendo en cuenta que, por supuesto, no se llega a sí mismo ni a la suela de los zapatos en "Dioses y monstruos". También es cierto que hay un esfuerzo por bucear en los recovecos menos convencionales del mito a través de la llegada de algo que ni siquiera habíamos imaginado en él como es la vejez. Estamos ante un Holmes que ya va perdiendo memoria a pesar de que lucha denonadamente contra ella y que, por supuesto, resuelve un misterio (un misterio doméstico) a través de la única ayuda de su inteligencia. Creo que Condon, de manera bastante inteligente, bucea en los miedos de la tercera edad a través de un personaje que jamás sospecharíamos que podría llegar a tener demencia senil. A mí me parece un punto de partida interesante que está desarrollado con calma y con cierta clase. Evidentemente, no es una película de acción, ni hay un asesinato ni un robo ni nada parecido, ni es una película de Holmes al uso. Es otra cosa.
En cuanto a lo que dices de Billy a mí me gusta mucho su película sobre Holmes pero te diré en lo que flojea la película. En toda la parte del Lago Ness es como algo...demasiado grotesco para un personaje que se quiere trágico y solitario, como que a Billy y a Izzy ahí se les fue un poco la mano con lo del invento (por cierto, recientemente hallado en el fondo del lago Ness) y fundirlo con el monstruo y demás. Billy era capaz de dar algo más que eso. Ahora bien, dicho esto, la película es estupenda, maravillosa, única y especial.
Abrazos sin memoria.

CARPET_WALLY dijo...

Esteeee...tengo tanto lio que ni llego a ver lo que escribís a tiempo. Unos minutos para comentar.

Pude ver "mr. Holmes" en un preestreno y la verdad es que no salí muy contento. La película es tan McKellen que llega un momento que no se ve otra cosa, nada de lo que pasa alrededor parece importar...ami al menos me pasó eso. Y si, como propuesta de partida era muy interesante, pero yo difiero del lobo, no me parece que esté bien contada y los retrocesos en el tiempos (viajes de la memoria) no ayudan a estructurar la historia. Si me pareció lenta y algo aburrida, pero sobre todo porque el misterio, aunque menor, y que tiene sentido para funcionar como hilo conductor de ese inicial altzeimer del famoso detective, termina por ser un mcguffin que deja de interesar por esos cambios temporales y la falta de ritmo.

No es necesario que haya acción para que te metan en una historia, sin embargo aquí el papel del espectador se va reduciendo hasta terminar teniendo sólo una mirada puramente contemplativa de lo que pasa....y así ni emociona, ni crea intensidad, ni nada...A mi me parece una película fallida.

Abrazos desde la casita en el campo

César Bardés dijo...

Yo creo que los "flashbacks" sí tienen sentido precisamente por ese principio de Alzheimer que parece tener Holmes. Los enfermos de Alzheimer, por alguna razón desconocida, vuelven una y otra vez a los errores o, mejor, cosas pendientes que creen tener. Mi padre, presa de pánico, me llamaba una y otra vez a casa diciéndome que al día siguiente se tenía que presentar en el cuartel porque le iban a acusar de deserción (mi padre luchó en el bando republicano, fue condenado a muerte por los republicanos y luego se lió la manta a la cabeza y se fugó estando seis meses escondido en un desván en Barcelona). Holmes siente y presiente que tiene algo pendiente con ese último caso que, en realidad, le retiró y a mí me parece un retrato muy fiel de lo que ocurre con estas personas, bajando el mito a la realidad y haciendo de él un ser humano que va perdiendo cada día su bien más preciado que no es otro que la inteligencia. El misterio a mí me parece que tiene su aquél, con una resolución bastante bien llevada.
Dicho esto en defensa de la película...no me parece tampoco una película plenamente acertada. Comprendo que digas que es fallida pero para mí no lo es del todo aunque tampoco me parece acertada del todo. Con Holmes-McKellen dando el festival que da...yo, la verdad, prefiero ser contemplativo pero te diré algo y no es broma. Es posible que sea debido a que soy un ser eminentemente pasivo.
Abrazos desde la colmena.