martes, 22 de mayo de 2018

EL HOMBRE ELEFANTE (1980), de David Lynch

Si queréis escuchar lo que hablamos en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla sobre "Lo que queda del día", de James Ivory, podéis hacerlo pinchando aquí.

La deformidad de un ser humano siempre ha sido respondida con la más cruel de las burlas, la más humillante de las risas, la más terrible de las despiadadas actitudes. Nunca se ha pensado que detrás de aquella desgracia, de aquella aberración de la Naturaleza, se halla el corazón de un hombre, con sus sensibilidades, sus anhelos, sus maravillas y sus compasiones. Quizá incluso haya sido alguien que se ha esforzado por ser bueno a pesar de que solo ha recibido la contrapartida del desprecio, de la risotada vil, de la tortura psicológica y física. El ser humano es un monstruo. Y no es precisamente por su aspecto físico.
John Merrick fue tratado como un auténtico animal hasta que fue descubierto por el doctor Frederick Teves. Cuando lo vio por primera vez, las lágrimas resbalaron por sus mejillas, estremecido por lo que estaba viendo, por el sufrimiento que exhibían aquellas deformidades y por la terrible vida que llevaba, al lado de las ratas, en la oscuridad, exhibido como una bestia única, maltratado físicamente. Y dentro de él, de esa monstruosa deformidad que, al fin y al cabo, solo es la fachada, había un ser humano extraordinario, capaz de apreciar la sencillez de una vida limpia y confortable. Su educación era envidiable, siempre con la palabra justa para agradar a su interlocutor, para demostrar, algo muy difícil en un mundo que se mueve por las apariencias, que había inteligencia dentro de aquella masa de carne mal colocada que inducía a pensar también en el retraso mental. Pero la humillación, las ganas de aplastarle le perseguían y trataban de arrancarle de la felicidad que tanto le había costado conseguir. Y aún así, descubrió cosas que le estaban vedadas por su deficiencia física. El enorme placer de una función de teatro, la extraña sensación de ser admirado bajo el atronador aplauso que le rinde homenaje por su inigualable valentía, la fantástica experiencia de recitar Romeo y Julieta con el sentimiento que Shakespeare pretendió transmitir…John Merrick fue mejor que la gran mayoría de nosotros. Y nosotros, en realidad, somos los auténticos monstruos que nos empeñamos en volver la mirada ante lo que nos ofende, que hacemos comentarios en voz baja tan hirientes que no nos atreveríamos a hacerlos sobre nadie más, a inducirnos con nuestra malsana curiosidad a conocer a ese monstruo con cabeza de elefante por el mero de hecho de poder contar a nuestras amistades que lo hemos visto.

John Merrick grita bajo la máscara de maquillaje que llevó con maestría, en una fantástica exhibición de expresión corporal de John Hurt, Anthony Hopkins lloró y sufrió como el médico que le atiende, John Gielgud respaldó toda acción que pudiera ayudarle, Wendy Hiller destiló ese cariño severo que, además, suele ser el más auténtico, Anne Bancroft, con sus ojos luminosos, quiso desvelar lo mejor de una vida que miraba lo más impresionante por primera vez. Estremecedora, con una fotografía en blanco y negro perfecta, terrible, impresionante. Vida, solo vida.

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

Es una de las películas que más admiro de David Lynch junto a "Blue velvet", "Corazón salvaje" y "Una historia verdadera". Viene de rodar otro tratado de la deformidad como es "Cabeza borradora" mucho más marciano y surrealista (no me parece un film desdeñable). Aquí el tratamiento es mucho más naturalista, no sé porqué me recuerda a "Le petit sauvage" de Truffaut. Soberbias interpretaciones.

Abrazos con trompa

César Bardés dijo...

Yo siempre lo he mantenido. Lo que más me gusta de Lynch (y que, verdaderamente, me parece cercano a la obra maestra) es "El hombre elefante" y "Una historia verdadera" que podrían considerarse las menos lynchianas de David Lynch. Luego sí pondría a "Terciopelo azul". El resto, lo comentaba con otra persona no hace mucho, es que, lo siento mucho, yo sé que él intenta hacer en imágenes los conceptos de la cinta de Moebius, pero siempre percibo un aire como que me está tomando el pelo. Y una vez está bien, pero una, y otra, y otra, y otra. Sí, sí, luego me vendrán los acérrimos de "Mulholland Drive" y me dirán, con ese tono tan dialogante que siempre tienen, que "Mulholland Drive" es una puta obra maestra y que si no lo veo es que soy medio subnormal (aquí caben cuantas afirmaciones uno pueda imaginarse). Eso no cambiaría mi idea inicial. Las obras maestras de Lynch son "El hombre elefante" y "Una historia verdadera".
Abrazos con la espalda como un tres.

Unknown dijo...

¡¡Buenas!!, me encanta todo Lynch, la verdad. Y aunque Cesar las dos pelis que nombras arriba, "El hombre elefante" y "Una historia verdadera", me parecen magníficas, sinceramente tengo predilección por el cineasta más críptico y menos abordable.
Me alegra leerle a Dexter su admiración por "Corazón salvaje", un filme que me parece que está bastante maltratado dentro de su filmografia. Me encanta esta suerte de reverso del mago de Oz, con esa imponente actuación de Dafoe como el temible y grimoso Bobby Peru. Eso sí, personalmente amo su "Carretera pérdida". Saludacos.

César Bardés dijo...

Es curiosa la admiración que despierta un cineasta que, como tú dices, cuando se pone críptico y menos abordable, tiene toda una legión de admiradores. Quizá en "Carretera perdida" es donde más se pone de manifiesto su obsesión con el principio de la cinta de Moebius pero sigo diciendo que hay en todo ello una especie de sonrisita malévola por parte de Lynch porque, realmente, nos está tomando el pelo...y la verdad, no me queda mucho.
Saludos.