jueves, 17 de octubre de 2019

DÍA DE LLUVIA EN NUEVA YORK (2018), de Woody Allen



A veces, el destino sonríe, parece que te ofrece unas horas de asueto en medio de la rutina. Y entonces sueñas con compartir unos ratos que se pueden antojar inolvidables con la chica a la que quieres. Al fin y al cabo, te encanta su sonrisa, su ingenuidad, su entusiasmo contagioso, sus ojos azules… Tal vez representa un poco el lado luminoso de tu vida que, con cierto peligro, coquetea sin ambages con el abismo. Más que nada porque, si no, esa vida es un cúmulo de aburrimientos. Los estudios, la asistencia a fiestas donde todo el mundo dice las mismas obviedades y distintas pedanterías, la normalidad aceptada como meta. Todo eso está muy bien, pero hay que romperlo de vez en cuando.
Y lo que creías que era una sonrisa del destino se convierte en una burla cruel porque esos momentos que habías soñado se transforman en pesadillas inalcanzables, frustraciones insuperables, tiempo perdido tratando de encontrar unos minutos de felicidad. En ese viaje hacia la nada, y de paso que tratas de encontrar un rumbo, te topas con la crisis de alrededor. Todo el mundo está en crisis. El director, el guionista en su matrimonio, el galán conquistador, la chica del beso, la meretriz de las copas e, incluso, tu propia madre. Todo parece girar en torno a un caos que no se termina de comprender por una sencilla razón. No es el mundo el que está en crisis. No es tu alrededor el que busca razones para salir adelante. Eres tú.
Así que en ese universo de cultura fingida, de pintorescos encuentros y de errantes y homéricas idas y venidas, las nubes muestran con prístina claridad que hay que cambiarlo todo para encontrarse a uno mismo y estar satisfecho. Quizá la respuesta esté en el fondo de una copa de vino, o en una risa insoportable, que también las hay. O en una melodía susurrada al piano hablando de pérdidas y derrotas que pudieron ser gloriosas victorias. El momento es lo que importa y tal vez el tiempo tenga la clave.
Woody Allen vuelve para ofrecernos por enésima vez la misma historia de siempre. Y, por enésima vez, funciona de nuevo. Nos lleva de la mano, quizá con un punto más de parsimonia, por Nueva York y nos demuestra que en ese corazón de octogenario también hay frustraciones y anhelos aunque se empeñe en dar una imagen de viejo pesimista. Ojalá nunca deje de hacer películas porque, aunque nos cuente lo mismo una y otra vez, nos otorga una lección de vida, un minuto de esperanza a la salida, unos cuantos ratos de cálida belleza y unos acordes que ofrecen la posibilidad de que todo esté bien encajado en nuestras vidas. No es la mejor película de Allen, pero es tan buena como ligera, tan verdadera como agradable y tan deliciosa como encantadora. No, que Woody Allen no deje nunca de hacer películas.
La lluvia cae para ser testigo de los bajones de nuestra propia naturaleza, como días de otoño que se acuestan en nuestra piel para levantarse bajo la protección de nuestro calor. La indecisión y el error forman parte de la naturaleza humana hasta tal punto que se podría decir que son cualidades inherentes al hombre y a la mujer. Y, sin embargo, seguro que hay algún secreto que nunca ha sido desvelado y que, al salir a la luz, regala todo el sentido a este amontonamiento de ruido y furia que nos asola y nos aturde. Ojalá todos tuviéramos la mirada clara para ser capaces de mirar al cielo y disfrutar de la nada de un techo infinito vestido de blanco. Puede que ahí, nuestra mente imite al exterior y podamos ver con claridad cuál es el camino que debemos tomar. Como si fuera tan fácil.

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

No es la mejor película de Woody Allen, pero tampoco la peor y eso a estas alturas ya es decir mucho. A mí no te creas que me convenció mucho nada más salir de la proyección pero es una película que te va ganando conforme la recuerdas. A fin de cuentas, quién es capaz en el cine de hoy de hilar una historia como esta... aunque sea la misma de siempre, aunque suene a fórmula gastada,... y aunque esté Timothee Chalamet encabezando el reparto.

De hecho, creo que mi principal reticencia a la hora de valorar la película. Sí, le veo a él y reconozco a Woody con sus disertaciones, sus anhelos, sus dudas, pero con la cara y esa intensidad fingida del Timoteo. He de reconocer que el chaval no canta mal (aunque tampoco sé si es él o lo doblan). También echo de menos ver algo más a Jude Law - que me parece el personaje más alleniano- y ver cómo acaba su historia con Rebecca Hall.

Abrazos esperando bajo el reloj

César Bardés dijo...

Sin ser la mejor, ni la peor, aún así me parece que está muy por encima de lo que solemos ver habitualmente. Allen narra todo con enorme delicadeza, traza los personajes con auténtico mimo, la historia es la de siempre...pero te engancha como siempre.
Tema Chalamet. Está bien y punto. Es un chico que a mí tampoco me acaba de caer bien porque va (por la vida y por los papeles que hace) de "soy un chico que valgo más que un billete de 500 euros y los demás sois zapatos". Eso es verdad. Yo también reconocí a Woody en muchas de sus escenas. Fíjate que en esta ocasión, más que intensidad, le veo laxo. Más como en plan "me la suda todo aunque los hechos me apabullan". No me creo demasiado la vida que lleva (caramba, qué estudiante, es brillante, es tremendo, es genial) hasta que, claro, habla con la madre y te explica que de casta le viene al galgo. Y con el tema de Jude Law tienes toda la razón del mundo. Es un personaje del que deseas saber cómo acaba lo suyo con Rebecca Hall (que también merece un poco más de cancha).
Ahora bien, tengo que decirlo, la historia me parece una auténtica preciosidad. Cómo elegir un camino u otro, cómo cambian las cosas según las decisiones, cómo se abren los ojos y cómo las pérdidas, en el fondo, son casualidades benditas del destino.
Abrazos al piano.

carpet_wally@gmail.com dijo...

Pues como decía en otro lado, es la primera película que veo desde hace bastante (por mis líos laborales y no laborales) y quizá por eso cuenta con un punto más de bendición que supone las ganas de ver buen cine. Y este, cierto que no será el mejor Allen, pero es bien cine desde el comienzo.

No me gustó nada Chalamet, no vi a Allen reflejado en él casi nunca, salvo por los diálogos y situaciones, pero no por su interpretación, de lejos mucho más prepotente que Woody. Cierto lo de Jude law y Rebecca Hall, una subtrama que daba para más (también la del hermano y la cuñada). Y yo destacaría mucho a las dos actrices, sorprendente Selena Gomez (no parece una chica Disney ni mucho menos) y magnífica Elle Fanning, en su personaje si veo conexiones con Allen y por supuesto con alguno de los memorables personajes que realizó Diane Keaton con el realizados. Quizá la chica de Arizona de este film sea mucho más ingenua que los personajes de Dianne pero esa forma de dejarse llevar por las situaciones y dejar plantado sucesivamente a su novio eran muy de Keaton en las pelis de Woody. Y me encanta ese final de su personaje que pasa de su momento confusión a ese "puede ir un poco más de prisa, está empezando a llover"...como pasar de los trascendental a la urgencia de lo cotidiano en un segundo.

Y hay mucho más humor en esta película (diálogos y situaciones) de lo que estábamos habituados a ver últimamente en el cine de Allen. o a mi me lo pareció, al menos.

Abrazos en coche de caballos

César Bardés dijo...

Lo de Chalamet no me molestó. Siendo un chaval que no me cae para nada bien, creo que está bastante bien encajado en el papel del sobradito ése que tiene. Es más, Chalamet se está especializando en ese tipo de papeles. Nunca son pobrecitos, ni nada de eso. Son tíos que miran desde una superioridad arrogante que se te atraganta desde el primer momento. En el colmo de la arrogancia, está pendiente el estreno limitado (obra y gracia de Netflix) de "El rey" en la cual interpreta a Enrique V (ignoro si toman de nuevo el texto de Shakespeare como base). No lo quiero ni pensar.
Quizá yo es que vi más distintas personificaciones de Woody Allen. Casi, casi, podríamos decir que Jude Law, Chalamet y Liev Schreiber parecen personificar distintas etapas de la vida de Woody. Lo mismo es una solemne tontería decir esto, pero es la impresión que me da. En cualquier caso, desde luego, una de las características de las películas de Allen cuando no están protagonizadas por él es que es fácil reconocer en el actor elegido al propio Woody y, en este caso, Chalamet no llega.
Muy bien Selena Gómez, cierto. Además siendo un tipo de belleza que se aleja bastante de los cánones que Woody ha establecido en otras películas suyas. Pero sí, muy bien. Elle Fanning está magnífica, cierto también, pero no veo esa tontería supina y superficial que tiene en ninguno de los personajes que interpreta Diane Keaton para Woody. Quizá, haciendo un esfuerzo, podríamos decir que esa superficialidad irritante e intelectualoide lo podemos encontrar en la Diana Keaton de "Manhattan" aunque luego descubrimos sus miedos y sus paranoias que hace que podamos hundirnos un poco más en su personalidad, pero aún así, es una comparación lejana.
El final del personaje es fantástico. Una oda a lo superficial, a la inmediatez, a lo inútil que es el sentimiento para otras personas.
Yo creo que es una película muy Woody Allen (a ver lo que ha hecho en San Sebastián) y que es una suerte que hayamos podido verla. Tiene mucho humor, mucha marca de la casa, muchas ganas contra determinados estereotipos y mucho sentido. Sí, no es la mejor película de Allen, pero es cine desde el comienzo.
Abrazos en la timba.