miércoles, 21 de septiembre de 2011

CHICA PARA MATRIMONIO (1952), de George Cukor

Judy Holliday, Judy Holliday y Judy Holliday. Esas son las tres razones por las cuales ustedes tienen que ver esta película. El flamante protagonismo femenino de la actriz en la película del director George Cukor Nacida ayer, tuvo su continuidad con este título y con esa otra estupenda comedia que fue La rubia fenómeno. En esta ocasión, Aldo Ray es quien secunda a la rubia que también nos había maravillado previamente en La costilla de Adán y, claro, como no podía ser menos, resulta que estamos ante una de las más grandes actrices cómicas de todos los tiempos. Y se mueve como pez en el agua en los terrenos de la screwball comedy que sazona con inteligencia con toques de ternura, de ingenuidad, de desacato, de agudeza y de simpatía. Por si fuera poco, detrás de la cámara hay un hombre de la experiencia y del gusto de George Cukor, que opta por inspirarse en el tipo de narrativa que tan brillantemente concibió el maestro Akira Kurosawa en Rashomon pero trasladándolo a una comedia pura y dura que necesita de la complicidad del espectador para poner en orden toda esta guerra marital que no huye de la mirada adulta en ningún momento.
Así que toda la farsa comienza con momentos hilarantes y chistes jocosos que se ponen en fuga descarada de la sofisticación de altos ambientes para introducirse en hogares comunes que también son muy capaces de generar un alto grado de carcajadas. Ojo, también hay alguna escena que se encarga de poner algún elemento de discordancia con la risa pura y dura, más que nada porque quiere tener algo de profundidad crítica con una sociedad que parece nacida para la pelea doméstica que, de modo algo cruel, puede degenerar en el hundimiento de un matrimonio en la crisis afectiva.
Y el caso es que esa mezcla un tanto extraña de posibilidades y de sensaciones, funciona. Tal vez porque se empeña en enseñarnos el ridículo espectáculo que es la vida que, inevitablemente, siempre empieza como una comedia para degenerar en el drama. Pero la tendencia de la condición humana es regresar, una y otra vez, a la sonrisa, al sentido del humor que tanta falta hace, a la mirada interior y exhalar una risa que ponga en solfa todo nuestro falso orgullo y nuestra equivocación recalcitrante.
Todo radica también en el excelente guión que firma el matrimonio (y no es por casualidad que sean marido y mujer) Garson Kanin-Ruth Gordon, en una pirueta que roza el virtuosismo narrativo y que gira alrededor de la risa como motor del afecto y como inesperado sostén emocional que otorga a los protagonistas una apaciguadora madurez.
Lágrimas y sonrisas, gemidos y carcajadas…planos cortados a la perfección por el montaje de nuestra propia existencia. Y, tal vez, ahí delante, en una peliculita sin importancia, veamos el espejo de la cotidianeidad que nos rodea con los largos brazos de un cariño que, en el fondo, todos deseamos.

6 comentarios:

Carpet dijo...

Ufff, una comedia basada en las aventuras/desventuras de un matrimonio...¿Porque es un tema que nos hace tanta gracia?...Tratado con el buen gusto de Cukor o con la grosería y la cutrez de Jose Luis Moreno en "Escenas de matrimonio", es un cliché que engancha.
¿Será que la guerra de sexos nos pone?. Algunos intentamos negarlo pero la realidad se impone y las diferencias (culturales, educativas y sociales) existen, la herencia manda y ahí chocan nuestras buenas intenciones. Por eso, triunfan, monólogos de ambos sexos sobre el trato al contrario, los chistes de toda la vida, los textos graciosos sobre el particular y, claro está, las comedias que explotan las diferencias.
¿Pensamos en algunas? : “La costilla de Adán” es candidata indispensable a este transversal, pocas veces se ha hilado tan fino y con buen talante, el talento de Hepburn y Tracy hicieron el resto. “La guerra de los Rose” es otro acercamiento en esta ocasión más feroz, más cruel y quizá por ello menos exitoso.
Tengo muchísimo trabajo y apenas puedo escribir esto a ratillos…os lo dejo ahí, por si queréis y podéis…intentaré leeros si lo hacéis, o proponer alguna más que tengo en la cabeza pero sin tiempo para contarlas…
Abrazos.

César Bardés dijo...

Pues recojo el guante, aunque amplío ligeramente el campo. Al fin y al cabo, una lucha de sexos es también la que se plantea en "La fiera de mi niña", de Howard Hawks. Desventuras de matrimonio son las que ocurren en la espléndida "Un marido rico", de Preston Sturges y, también, de forma mucho más desventajosa para los hombres en "La octava mujer de Barba Azul", de Ernst Lubitsch. Algo así también ocurre en la maravillosa "Ser o no ser". Ingmar Bergman lo hizo en plan serio en "Secretos de un matrimonio" con Liv Ullman y Erland Josephson. "Matrimonio original", recientemente comentada en este blog también es una buena película sobre las desventuras de un matrimonio, así como "Mi mujer favorita", de Garson Kanin, casualmente el guionista de ésta que hoy nos ocupa.
De forma muy surrealista y muy imaginativa, podemos intuir la relación que hay entre Tom Ewell y su mujer, Evelyn Keyes, en "La tentación vive arriba" aunque la mirada se nos desplace a la vecina. Un matrimonio que siente volver a la juventud es la excusa de "Me siento rejuvenecer", de Hawks, con unos impagables Ginger Rogers y Cary Grant haciendo gamberradas. Tracy-Hepburn, la pareja por excelencia, también trata de la guerra de sexos en "La impetuosa", conocida también como "Pat and Mike" y, desde luego, también son un matrimonio en permanente disputa en "La mujer del año", al igual que lo son Gregory Peck y Lauren Bacall en esa delicia que es "Mi desconfiada esposa", de Vincente Minnelli.
Dex, su turno, si es que halláis tiempo y ganas.

dexter dijo...

Ganas no me faltan ya lo sabes, Bardés, de tiempo ando un poquito más justo. Y el transversal esta vez es tan amplio que a ver quien le pone puertas al campo. En fin, ya que has hablado de Bergman y sus "Secretos de un matrimonio" supongo que estará bien traer a colación los "Maridos y mujeres" de Woody, un director que siempre tiene a la pareja entre tus temas favoritos. Casi, casi como Sam Mendes que también nos contó los secretos de un matrimonio en sus aclamadas "American Beauty", "Revolutionary road" y la reivindicable "Un lugar donde quedarse". Hay títulos muy elocuentes al respecto como la berlango-bardemiana "Esa pareja feliz" o "Historia de lo nuestro", una peli que prometía mucho y se quedó en nada.

Y supongo que ya estás preparado con el mortero para hablarnos de las pequeñas peleillas que se montan Brad Pitt y Jessica Chastain, aunque, ¿qué son las rencillas de una pareja al lado de la inmensidad del Universo?

Carpet dijo...

Yo hablaba de comedia, como genero donde mejor se manejaba esta cuestión, pero veo que habéis ido mucho más lejos y habéis buceado en otros pozos para encontrar no pocos tesoros.
Me sumo (como si fuera una lucha oriental) y tiro del drama más visceral para encontrar problemas matrimoniales desgarradores tanto en "Quien teme a Virginia Wolf" a mayor gloria de Taylor y Burton, o a la terrible y tremenda confesión pública de Lola Herrera y Daniel Dicenta en "Función de noche".
Dentro del drama y como un elemento más de la trama, nos encontraríamos con las diferencias matrimoniales de Hepburn y O´Toole en "El león en invierno" o la que nos propone Ang Lee en "La tormenta de hielo".
Podríamos bucear también en el suspense y encontraríamos esos problemas en “Sospecha” de Hitchcock o en “Luz que agoniza” del propio Cukor.
Pero yo hablaba de la comedia y ahí sí que hay filón, de matrimonios o de parejas que chocan por una visión muy distinta de la vida o por todo lo contrario, por tener una visión de las cosas de los mas parecida, este caso sería por ejemplo el de “Luna nueva” donde las discusiones entre Rosalind Russell y Cary Grant son las más aceradas, rápidas y vitriólicas que se pueden imaginar. No andan muy lejos las puyas que se dedican todo el tiempo Kenneth Brannagh y Emma Thompson en “Mucho ruido y pocas nueces”, gracias a Shakespeare.
Otro vuelta de tuerca sobre el mismo tema, lo tenemos en el planteamiento “ni contigo ni sin ti”, en el “no podemos estar juntos, pero es mucho peor estar separados”. Y así, nos encontramos con maravillas como “Historias de Filadelfia”, ¿otra vez Cukor?, pues ya van unas cuantas… De esta misma fuente bebe también una película maravillosa de Stanley Donen que se llamó “Dos en la carretera” y que es un gustazo continuo. Y el mismo motivo fundamenta la, algo sobrevalorada para mi, “Cuando Harry encontró a Sally”.
En fin, muchos problemas matrimoniales que dan lugar a risas, los hombres no son iguales a las mujeres, como ningún hombre es igual a otro, ni ninguna mujer a otra, ya no es tanto por el sexo, es por tener miradas distintas, porque esas diferentes formas de ver las cosas es lo que nos hace reír en “ John, Sally, Fred y Linda”. Y la aparente incompatibilidad de caracteres es la que nos divierte en la vida en común de parejas enamoradísimas como Peck y Bacall en “Mi desconfiada esposa” de Minelli o entre Jane Fonda Y Robert Redford en “Descalzos por el parque”.

Abrazos, que este es un lugar de encuentro y de buen humor.

Carpet dijo...

He repetido a Minelli, es lo que tiene cuando planteas un transversal y ya tienes algunas pelis en la cabeza, que vuelven a salir aunque ya hayan sido mencionadas...En fin, "Mi desconfiada esposa" bien merece un subrayado en todo caso.

César Bardés dijo...

Cuántos ejemplos de matrimonios y/o parejas que tienen distintas visiones de la vida. Efectivamente, Carpet, como cada uno de los seres humanos, no hace falta que sean de distinto sexo. Ahí tenemos la visión de dos hombres viviendo en pareja en "La escalera", de Donen. O los distintos puntos de vista de una monja y un soldado en "Sólo Dios lo sabe". La comedia tira mucho para ridiculizar tanto a unos como a otros y ahí tenemos también a Preston Sturges en "Las tres noches de Eva" en un intento desesperado de ligoteo y matrimonio. También lo podemos observar en los distintos y tronchantes episodios de Nick y Nora Charles de la serie de "El hombre delgado" con "La cena de los acusados", "Ella, él y Asta", "Otra cena de acusados", "La sombra de los acusados" o "La ruleta de la muerte" con esos impagables William Powell y Myrna Loy queriéndose mucho pero también con distintas visiones del matrimonio en clave de humor elegante.
El matrimonio implica muchas cosas, pero también, y eso es algo que olvidamos a menudo, unas cuantas carcajadas. Como la que yo me echo con vosotros de vez en cuando. ¿Viviremos en comuna?
Ahí está "El árbol de la vida", Dex, toma ya y chuta.