Las calles tienen tanta luz que
parecen rascacielos tumbados y, sin embargo, el ambiente del humo de los coches
es como si estuviéramos en el peor de los garitos. Ese tipo, Moose Malloy, solo
quiere encontrar a su chica y la cosa está tan dura que mi pistola parece un
pastel. Es poco corriente encontrar a un tipo como él enamorado hasta el ala
del sombrero pero así es. Su Velma. Me pregunto qué diría si la viera ahora,
con los ojos con los que yo la veo. Ahí, muerta, víctima de su propia ambición
y olvidándole al primer golpe de cheque. Para eso, no hay nada como el tupido
velo de una celda. Moose se pudrió allí dentro pensando en su Velma. Ella
floreció allí fuera casándose con un juez, yéndose con el primero que mirara
sus lindas piernas y, de paso, robándole la cartera después de una noche de
pasión.
Y es que a veces, la sobaquera
aprieta demasiado. Unos dólares allí, una satisfacción allá y no hay nada al
otro lado de la calle. Solo lágrimas y ausencias. Un niño que tira una pelota
como si fuera la misma esperanza. Es lógico, él no sabe que el mundo está lleno
de gente de vida tan arrastrada que una pensión de mala muerte es para ellos
como el palacio de Buckingham. Y que harían cualquier cosa por salir de sus
agujeros y comerse a los que tienen los bolsillos repletos de billetes. Al fin
y al cabo, la vida es esa cosa que, cuando sacude un golpe bajo, no te permite
levantarte. Poco a poco, la mirada se va haciendo más amarga, pero esa pelota
que se tira con esperanza vale más, mucho más, que cualquier muñeca de ojos
aviesos y manos ligeras. Tanto es así que merece la pena que un perdedor pierda
y deje de echar algunos tragos en noches oscuras.
Versión de la excelente Historia de un detective, de Edward
Dmytrik y que, en muchos aspectos, supera a la original, Adiós, muñeca es la confirmación de que, quizá, el actor que mejor
ha interpretado al mítico Philip Marlowe haya sido Robert Mitchum, tal vez
porque él tenía mucho del detective de Raymond Chandler, o tal vez porque en su
rostro ya se habían dibujado tantas derrotas como se le suponen al héroe por
excelencia de la novela negra. Lo cierto es que la ambientación de Dick
Richards roza el ensueño pero es sutilmente sincera, deseando patear esas
calles sucias que se tornan marrones con el anochecer, queriendo vestir esos
trajes que parece que solo han existido en las películas y desarrollando una
envidia algo insana al no poseer una mente tan brillante, de rápida respuesta y
larga inteligencia como la que demuestra ese tipo que fuma un cigarrillo delante
de una ventana, observando los reflejos del neón en los coches y que sabe que
no importa lo que él haga porque será, con toda seguridad, una derrota más. Es
lo que tiene ser detective privado. Las gabardinas están caras, los sombreros
son elegantes y las camisas parecen arrugarse por debajo de las chaquetas
cruzadas. Sin embargo, siempre habrá alguno que otro que sepa hacer de la
honestidad un objetivo y de lo justo, todo un regalo.
2 comentarios:
Estoy completamente de acuerdo en que Mitchum es el mejor Marlowe de la historia, y casi diría que esta película es la mejor adaptación del detective de Chandler, quizá porque su ambiente de derrota es superior al de otras adaptaciones y esa amargura cínica es consustancial a las novelas del célebre detective.
No sé si has tenido la oportunidad de leer a benjamin Black-John Bambille en la resurrección de Marlowe, "La rubia de ojos negros". Lo cierto es que está muy conseguida aunque yo creo que carece de ese halo oscuro que le daba Chandler.
Abrazos perspicaces
Pues estoy en ello,Carpet,llevo unas cuarenta páginas. Lo que sí te puedo decir es que desde el momento en el que me enteré de la nueva aventura de Marlowe me he hecho un ciclo con todos los libros de Chandler sobre el famoso detective (aunque ya me los había leído antes) y así han ido cayendo "El sueño eterno", "Adiós,muñeca", "La ventana alta","La hermana pequeña","El largo adiós","Playback" e incluso me he hecho con un ejemplar descatalogado de "Poodle Springs", la novela que Chandler dejó inacabada y que terminó Robert Parker y,la verdad,estoy disfrutando. Cuando termine la de Banville-Black ya te diré qué me ha parecido.
Abrazos desde la esquina de Cahuenga y Hollywood.
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