jueves, 19 de febrero de 2015

EL FRANCOTIRADOR (2014), de Clint Eastwood

Por la mirilla todo se ve prescindible. Solo hace falta realizar una especie de acto reflejo con el dedo índice apoyado en el gatillo, escuchar el estampido y ver cómo los cuerpos caen. A cada disparo, la mente queda un poco más herida, por mucho que se piense que esa bala ha salvado la vida de unos cuantos compañeros. Los músculos se destensan con la respiración pausada. Se trata de matar sin que los nervios puedan desviar el tiro. Se trata de ser un pedazo de roca lo suficientemente dura como para que todos se sientan seguros a través de la mirilla.

La culata tiene que estar bien pegada al hombro, los ojos se obligan a estar atentos, muy pendiente de todo lo que se mueve, la posición debe ser cómoda y relajada. Los dientes se aprietan pero luego la boca tiene que liberarse. La mirilla es la verdad. El asesinato se perpetra, por mucho que sean enemigos que intentan defender lo que ellos creen que es justo. Eso, en el fondo, no tiene mucha importancia. Lo único que es importante es tratar de hacer que los que comparten día contigo vean otro amanecer y luchar por lo que te han dicho que es la libertad más supuesta. La guerra nunca es libertad. La guerra es muerte y no hay nada de heroico en ella.
El regreso es aún peor porque no se quiere que nada del entorno se vea salpicado de la sangre que se ha probado allí donde el desierto nunca termina. La vida es cómoda en casa. Los niños saltan alrededor del calor de un padre y ninguna emoción puede salir a la luz. En el fondo, es como mirar por una mirilla sin cañón a todo lo que realmente se ama. Todo debe quedar ahí dentro, sin decirse. Porque si no se dice, no se hará realidad en las vidas ajenas. Pero todo eso se va terminando. A cada viaje al frente, se vuelve más destrozado. Hay instantes en los que uno se llega a preguntar si el hecho de volver a casa no hace que mueran más compañeros. El corazón se va apagando poco a poco porque ha habido que disparar a niños, a mujeres…sin piedad…y cuando uno se acostumbre a no tener piedad, se olvida de ponérsela cuando está con los suyos.
Clint Eastwood vuelve a sorprender con una película que no es redonda pero que, sin duda, alcanza niveles muy altos. Para ello, en esta ocasión, tiene la entrega de Bradley Cooper, absolutamente creíble en ese papel de soldado que realmente cree en lo que hace pero que llega a confundir sus propios sentimientos con la realidad de una guerra que le está agotando por dentro. Solo el altruismo puede salvar el derribo mental aunque el destino tenga preparada una última bala. Y Cooper pasa por todos los estados de ánimo siempre reprimidos en una interpretación de mérito al tener que jugar en todo momento con las armas de la contención y del autodominio. Por lo demás, todo es una minuciosa reconstrucción de un estado de ánimo, de un modo de pensar que nos puede resultar algo ajeno porque el concepto “patria” no existe en España. Lo único cierto es que en una guerra muere gente y también muchos la sufren, y no solo los perdedores.

Y es que conservarse vivo no es la única obligación de aquel que está en el frente. También lo es volver con las ideas claras, sin haberse contaminado de toda la crueldad, de toda la sensación de peligro, de todas las cosas horribles que se tienen que vivir en primera línea. Para ello no es suficiente con proponérselo. Hay que ser fuerte desde el primer momento, no llamándose a engaño, sabiendo lo que se va a encontrar por esas calles y esas guerras que se hacen por traición y en la que al enemigo no le importa morir. Más que nada porque se puede tener la idea de que la vida vale muy poco y que un perro jugando puede ser una amenaza. Eastwood pasa de puntillas por esa idea pero él siempre ha hecho un cine de trazos y esbozos, dejando que el público ponga lo que él no ha contado. Sabe que sabemos. Y eso le coloca allí arriba, en el sitio donde solo los grandes directores que han considerado al público inteligente pueden estar. Con dos líneas finas diciendo de dónde vienen y hasta dónde pueden llegar sus personajes. 

12 comentarios:

dexterzgz dijo...

Ya la tengo en el punto de mira, nunca mejor dicho, y mañana espero estar ahí y acudir fiel a mi cita. No esperaba menos de Clint Eastwood que lo que se intuye de tus palabras. El apelativo de "americanada" al que acompañan las críticas previas de la película me parece una simpleza. A estas alturas creo que Clint está por encima de eso. Y mira que si a mí me costó entrar en el universo Eastwood fue precisamente por ese falso patrioterismo.

Ayer precisamente pillé una conversación en la radio entre Carles Francino Sr. y tu amigo Boyero. A Boyero le había defraudado (lo raro hubiese sido lo contrario, ya "Jersey boys" la puso por los suelos). Por suerte, introdujeron el mensaje de un oyente que sí la había visto y la alabó. Venía a decir que Eastwood siempre tan proclive a lanzar al espectador diatribas morales te deja a tu elección determinar si el personaje de Cooper es un patriota o un psicópata. Yo creo que por ahí irán más que nada los tiros, nunca mejor dicho.

Por cierto que en un momento de esa conversación sonó de fondo Clint cantando el tema de "Gran Torino". Y Francino y Boyero se quedaron como alucinados porque nunca habían oído cantar a Clint. Oño, Carles pase que no es experto, pero Carlos ¿nunca ha visto "Paint your wagon"? ¿nunca oyó a Clint cantar "I see tres"? Flipante.

Abrazos desde la azotea.

César Bardés dijo...

Yo es que no creo que sea tan "americanada" porque al tío le muevan sentimientos patrióticos. Creo que estamos muy confundidos con ese término porque a nosotros nos suena a chino. Y, desde luego, es una simpleza. No quiero desvelarte más para que la veas con toda la expectación que requiere. Lo que sí te puedo decir es que está dirigida con una corrección impecable, que es una buena película (no es la mejor de Eastwood, sin duda, pero está muy bien).
En cuanto a Boyero...en fin...yo mismo tengo aquí en casa el CD de "Medianoche en el jardín del bien y del mal" en el canta él la canción "Ac-cent-tuate the positive" y ahí también hay versiones de Kevin Spacey y la propia Allison Eastwood.
Joder...y yo escribiendo para un diario de provincias...
Abrazos desde el desierto.

dexterzgz dijo...

Leo entre líneas y siempre apriorísticamente un posible símil entre esta película y "The hurt locker", en concreto entre sus dos protagonistas principales (si bien me da por pensar que el Cooper de aquí será más humano que el Renner de allí). En su día repudié "The hurt locker" pero en un posterior visionado la aprecié como una película que más allá de lo que cuenta (muy al estilo Hawks sobre "gente profesional que se dedica a hacer su trabajo") nos habla de la naturaleza humana. Tengo la impresión además de que la mayoría de las películas bélicas son en realidad antibelicistas. "The hurt locker" es en ese sentido puro ardor guerrero, pura adrenalina.

Abrazos con mortero

César Bardés dijo...

Pues sí, efectivamente, tiene algo que ver con "En tierra hostil". De hecho, tuve en mente esa película durante bastante tiempo mientras veía "El francotirador" solo que ésta es mejor. Estoy totalmente de acuerdo en que "The hurt locker" es muy del estilo Hawks sobre un tipo que es maravilloso haciendo lo que hace pero que, efectivamente, es un adicto a la adrenalina y no puede vivir sin ella.
El protagonista de esta película también tiene algo de adicción y se mueve por sentimientos patrióticos (lo dice en un momento de la película, sin ningún énfasis y no te descubro nada) y es bastante más humano en sus acciones (si hay algo de humano en una guerra) teniendo que tomar decisiones muy difíciles en algún momento. Eso (y ahí radica uno de los aciertos de Eastwood) no lo convierte en más fuerte, en más blindado frente al trabajo sucio que tiene que hacer, todo lo contrario, lo hace más débil. Y el que no lo vea es que ha visto otra película.
Ya te digo, buena película. Con momentos de mucha altura y otros más facilones. Y algunos, bastante vitales, muy sugeridos. Eastwood deja que elijamos.
Abrazos con 7,62 milímetros.

CARPET_WALLY dijo...

Pues ya fui a verla y tengo que reconocer que es una muy buena película. Y que me parece mucho más que nominable. Efectivamente hay mucha tonteria con llamarla patriotera, porque no lo es en sentido estricto. No es un ensalzamiento incondicional a los valores de los USa, en algunos momentos incluso al contrario, tampoco es una película simple de buenos y malos, aunque es evidente quienes son los malos y que son muy malos (al menos algunos de ellos), pero antes de parecer que por ahí van los tiros y nunca mejor dicho se centra en un personaje que no es de una pieza. Y no lo es, porque en realidad lo es, y valga la contradicción. Ya que el tal Cris Kyle aparece retratado como un tipo con un sólo sentido, un hombre con una fijación absoluta en la defensa de su patria que no se hace preguntas, ni se plantea lo que supone la presencia americana para el país en el que están. ël sólo intenta hacer bien lo que sabe hacer y proteger lo mejor posible a sus compañeros. esa es su misión, sin más y sin menos.

Eso es patrioterismo, pues lo será pero en cuanto a isiosincracia de uina nación, algo que como bien dices, no lo podemos entender en España, ahora bien que los americanos o el protagonista sea así, no quiere decir que la película lo sea. Porque quizá se le pueda acusar a Clint de no cuestionarse la intervención americana, pero porque no está contando esa historia, lo que cuenta es la vida de uno de esos heroes americanos y cuestiona su personalidad, lo hace cuando lo presnta tan centrado en lo que hace que nvalora mucho menos la vida de lso suyos y de hecho esas estancias en su casa, mirando la televisión apagada completamente autista durante la fiesta infantil. es un tipo que ha entrado en la guerra y no sabe salir, hasta que encuentra como encauzar unas enseñanzas quizá discutibles que tuvo en su infancia. Es algo que nos es parcialmente ajeno, pues ya hemos visto películas americanas para aburrir y conocemos a esta clase de tipos.
Boyero decía que era casi un western por el enfrentamiento encubierto con el francotirador rival, pero yo no vi eso ni de lejos. Un western era "Enemigo a las puertas", aquí no hay nada de eso. Ambos hacen lo que creen que tiene que hacer cada uno en su bando y ambos lo hacen muy bien, pero no hay un planteamiento de uan lucha entre ambos, ni un duelo en la calle mayor. Ni se plantea si quiera.

A mi me parece una gran película y Cooper está realmente magnífico dando matices a un personaje que podría no haberlos tenido.

Abrazos en la tormenta de arena.

César Bardés dijo...

Pues estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que los sentimientos patrióticos del personaje son los que nos son realmente ajenos. Si aquí hay alguno de esa clase (que no dudo que los hay) estoy seguro de que no lo van propagando a los cuatro vientos. En cualquier caso, la gran virtud de la película es que el viejo Clint se aleja mucho de los sentimientos patrióticos para darnos la historia de un personaje (además la forma trágica en la que acaba no deja de ser una burla del destino incluso es tremendo que sea de una forma en la que él, realmente, está intentando ayudar a los demás).
No estoy de acuerdo con Boyero, desde luego (tildar una película de Eastwood como "western" es más simple que una pelota de trapo) y además hay otra cosa más. Es un héroe que no es muy inteligente y eso lo acerca aún más y en esto Clint también ha sido muy inteligente.
Abrazos con bala de mercurio.

CARPET_WALLY dijo...

La duda es: ¿se merecía Clint, al menos, la nominación a mejor director?.

Es obvio que en estos tiempos donde domina el alarde, que alguien nos cuente una historia sin piruetas, de forma casi tan mecánica, hace que no se vean las virtuudes que algo así entraña. La única gracia técnica la tiene esa bala que vuela a camara lenta hasta encontrar la cabeza enemiga, además en la escena menos lograda del la peli. El resto es un saber donde poner la cámara, un montaje ajustado, un seguir a los personajes sin que nos mareemos, planos americanos, o primeros planos...es decir contar una historia.Y en cuanto a lo de ponerse de parte de 2los buenos", como bien ha dicho un tal Juan Solo, en el cine de Clint no cabe la brocha gorda, aunque parezca que no hay ni una sola pincelada.

Abrazos en el punto de mira.

César Bardés dijo...

Quizá sí la merecía pero habida cuenta lo que han hecho con "The imitation game" dejando bien clara la cosa de que las hechuras clásicas mejor para otro rato,dudo mucho que los tiempos estén para eso.
Es cierto lo que comentas con respecto a la escena de la bala,tanto es así que es uno de esos planos que,cuando lo ves...ves que no,que eso de repente no encaja con el tono general de la película,que rechina como un diente mal encajado. El resto,cierto,es pura sobriedad.
Abrazos con observador.

dexterzgz dijo...

Yo es que sinceramente no entiendo, no sé dónde está el exceso de patrioterismo que muchos ven en la película. Creo que la clave está en cómo se nos presenta al personaje de Bradley Cooper, algo paleto y sin muchas luces, criado en unas circunstancias que dan ganas de echarse a correr y que le han convertido en un tipo que no se plantea mucho las cosas. Fíate que más bien lo veo como una crítica a esa América profunda que crea monstruos llamados a ser el ombligo del mundo y que ven enemigos hasta debajo de las piedras. Defender a América sin plantearse más allá. La peligrosa teoría del estás conmigo o estás contra mí. Y tío Clint no ha sido nunca muy amigo de pontificar a pesar de que muchos creímos durante bastante tiempo que sí, sino más bien de dejarle siempre la pelota en el alero del espectador, y ahora no iba a ser menos.

Sigo buscando dónde está esa subjetividad que para muchos convierte a la peli en un panfleto propagandístico. La máxima manifestación de fervor patriótico que aparece en el film se nos muestra al final a través de unas imágenes de archivo. ¿Se puede ser más objetivo?

Abrazos patriotas

César Bardés dijo...

El exceso de patrioterismo lo ven los políticamente bienpensantes que creen que,como no hay punto de vista opuesto,Eastwood se posiciona al lado de América,América y es de una simpleza tal pensamiento que merece un par de trompazos bien dados. Como bien decís, Clint deja todo en el tejado del espectador y hace sentir lo que siente este tipo,que no se plantea muchas cosas y que tira hacia adelante sin plantearse muchas más cosas. Pero es que estos tipos existen y hay muchos de ellos desde luego.
Abrazos objetivos

CARPET_WALLY dijo...

Claro que existen, pero antes que ensalzarlos, lo de Clint tiene más de crítica que de loa. Porque como decís muestra a un personaje bastante poco listo, un valiente más bien temerario y un tipo que no se plantea nada. Si hasta le descuadra la reacción lógica del hermano sobre lo que supone esa guerra.
Pero eso es América, hay ese sentimiento en los americanos. Lo de Dios, Patria y Familia no es un privilegio de unos iluminados sino una seña de identidad de una gran parte de la población.
El tal Kyle lo mismo podía haberse dedicado a cargarse musulmanes en USA defendiendo a su patria y haberse convertido en un psicopata. De hecho, el asesino de Luther King, por ejemplo, es otro ignorante que cree que está defendiedo su país del peligro comunista encarnado en un negro.

Decía Maria Guerra, que me cae muy bien y con quien generalmente comparto opinión, no en este caso, que Eastwood ha hecho grandes películas, pero que si un día se revisase bien lo que representa nos daríamos cuenta de que en realidad hay un "facha" (utilizó esa expresión) de tomo y lomo. Yo no dudo del caracter algo reaccionario (desde el punto e vista americano) de Clint en su vida privada, pero lo veo muchísimo menos en sus películas. Casi todas plantean dudas morales desde un punto de visto bastante progresista. El adulterio en "Los puentes de Madison", la eutanaia en "Million Dollar Baby", la homosexualidad en "Medianoche...", el racismo en "Gran Torino",....Vale, no es Redford que ya parte de un planteamiento claramente sesgado, pero quizá eso es lo mejor de Eastwood que te lo deja ahí para que tu opines, pero si lo miras bien, él toma partido claramente y no en el sentido más retrogrado ni mucho menos.

Muchas veces nos dejamos cegar por nuestros propios prejuicios y si Clint es un republicano no ya de creencias sino que además se presentó a alcalde y que ganó y que sus políticas de allí aquí quizá rechinen, entonces le buscamos un paralelismo y pensamos que está cerca de Le Pen. Y no, ni Obama es Felipe González o Pablo Iglesias o Anguita, ni Rajoy es George Bush, ni Clooney es Bardem, ni Kelsey Cramer es Arturo Fernández.

En ese sentido, deberíamos rendirnos a la evidencia, tienen un sentido mucho más democrático que nosotros y allí no se juzga tanto por la creencias, ni se minusvalora a unos u otros por su posicionamiento político.

Abrazos camuflados

César Bardés dijo...

Nos encanta (y es algo bastante generalizado) poner etiquetas a todo. Éste es un "facha" y aquel es un "rojo". Lo cierto es que así solo se desvirtúa la creencia de ser de derechas o de izquierdas atendiendo a razonamientos radicales y eso no hace más que daño a la democracia.
Eastwood, sin duda, es de derechas, es un hombre que cree en eso y a mí me parece muy bien (yo soy de aquellos que, como decía Voltaire, no estoy de acuerdo con tus ideas pero daría la vida con tal de que pudieras expresarlas). Sin embargo no dudó en criticar soberanamente a George Bush Jr. y se negó a prestarle su apoyo durante la campaña electoral. Eso sí, se ha declarado en varias ocasiones ferviente admirador de John McCain y digamos que Obama no le importa (una vez dijo que no estaba de acuerdo pero que era muy bueno para el país un presidente negro...lo siento, así no habla un "facha").
En cuanto a tu transposición de Clint hacia la película, estoy muy de acuerdo. Creo que uno de los verdaderos valores de la película está en esa crítica soterrada que mencionas, en ese pedazo de carne con ojos que no se plantea nada más y, precisamente, lo que ve en la guerra es lo que hace que el tío se lleve un "shock" muy grande porque no llega a vislumbrar lo que es pero sí intuye que hay cosas, valores, luchas y batallas mucho más allá que el mero motivo patriótico. Y eso es de valorar. Porque además de la realización correctísima de la película, hay que reconocer que Clint a veces no ha dado en el blanco cuando se ocupa de temas que, digamos, están más a la derecha (estoy acordándome del fiasco que obtuvo con "J. Edgar") y que aquí ha encontrado un punto de equilibrio que, si bien le ha granjeado un montón de críticas injustas, es muy difícil de hallar para un director...y no digamos para un director llamado de los "nuevos".
Abrazos con uniforme de camuflaje.