viernes, 25 de mayo de 2018

CITA EN SUNDOWN (1957), de Budd Boetticher

El dolor es capaz de viajar a través de las llanuras. Solo basta con dejar que se vuelva rancio, resentido, viejo. Un día se amó y se perdió con todas las consecuencias y las entrañas exigen venganza contra el hombre que se llevó la felicidad. Ya no es aquel villano de sonrisa fanfarrona que encandiló a la chica. Ahora es el potentado que tiene participación en la mitad de los negocios de la ciudad. Lo que se podría denominar como un hombre respetable. Y se va a casar. No hay un momento mejor para llegar y lanzar el desafío. Ya no destrozarás más vidas. Llegó la hora de ajustar cuentas.
Sin embargo, cuando Ben Allison llega a la ciudad con ansias de satisfacer su rencor, él es el que resulta perdedor. Tiene una imagen falsa de la que fue su mujer. Pierde a su mejor amigo porque no quiere, no desea hacerle caso. No habrá duelo con el hombre que ha venido a buscar porque, a pesar de todo, él tiene a alguien que sí le quiere. Lo único bueno que sacará será para los demás. El pueblo dirá basta. Ya está bien de hacer lo que otros quieren. Es el tiempo de que todos tomen conciencia de que están bajo el yugo de unos cuantos que han hecho del pueblo su feudo particular. Es un día para recordar. Para Ben Allison, solo será para olvidar, para comenzar a olvidar, para terminar de olvidar.

Todo rápido y seguro, sin pausa, prestando una especial atención a las relaciones entre los personajes, Budd Boetticher articula un western de su ciclo Ranown como una atípica película en la que nada ocurre como se espera. Hay tensión a la espera de un duelo que, en realidad, no se produce. Hay inquietud por un pueblo que despierta en lo que es una rebelión pacífica. Hay un cambio tranquilo y muy pocos disparos. Los sicarios desaparecen. Los sentimientos se disparan. Y todo acabará con un triste cabalgar con la derrota total y las ansias de venganza quemándose en el interior de ese Ben Allison que lleva la amargura grabada en el rostro y trazada en el corazón. Randolph Scott se mueve con soltura a pesar de sus limitaciones y un espléndido grupo de secundarios le acompañan por las calles polvorientas de Sundown, un pueblo que vivirá su auténtico atardecer a la espera de alguien que desenfunde más rápido que los caciques de sonrisa amable que la ahogan. 

19 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Cesar,
Estupendo western de Budd Boetticher, como cualquiera del ciclo Boetticher/Scott (y especialmente aquellos con el guión de Burt Kennedy). Curiosamente, en este cinta nos encontremos al Randolph Scott menos protagonista, y es que a veces da la sensación que estamos ante una peli muy coral. El punto de partida me llega a recordar a la magnífica "Filón de plata" de Allan Dwan, película bastante "jodida" que se podría complementar con la negriiiísima "Incidente en OX-Bow" de Willian Wellman (precisamente ;-)) en un "desolador" programa doble.
Y es que verte el ciclo de este puñado de westerns y coronarlo con "Duelo en alta sierra" de Sam Peckinpah es un maravilloso bálsamo para los males del alma. :-P
¡¡Qué grandes son todas!!
Saludacos.

César Bardés dijo...

Lo curioso es que, a pesar de ser siete películas muy baratas y destinadas al consumo rápido (ninguna sobrepasa la hora y diez de metraje), no son muy conocidas para el gran público. Y lo bueno es que Boetticher regala una buena cantidad de cine del bueno en todas ellas. Bien visto ese paralelismo con la de Dwan y esa obra maestra de Wellman. Y, por supuesto, Boetticher es una de las referencias fundamentales de Peckinpah (yo creo que sin Boetticher no habría Peckinpah) y eso se ve con meridiana claridad en "Duelo en la Alta Sierra".
Sí, son todas muy grandes.
Gracias y un saludo.

Unknown dijo...

Hola, precisamente he visto "Nacida en el Oeste" hace un par de dias. Inferior al resto de sus pelis de junto a Scott, aun asi muy maja pero que muy maja, ¡y solo 1 horita como dices! Lo bueno breve.... Saludos.

César Bardés dijo...

Es verdad, "Nacida en el Oeste" es algo inferior, pero aún así tiene cosillas que merecen la pena. Quizá sea la peor de las siete películas. Yo por aquí las tengo, las seis, precisamente la que no he querido tener ha sido "Nacida en el Oeste".
Saludos breves.

Unknown dijo...

Precisamente la última que me faltaba de las siete, me tropecé con ella la semana pasada, no la habia visto aún, suena a completismo pero no soy particularmente amigo de ello. Saludacos.

César Bardés dijo...

Y si fuera completismo totalmente de acuerdo con ello. ¿O qué te crees? ¿Que no tengo "El mundo perdido" y "Parque Jurásico III" porque me encanta tener la primera parte?
Saludos.

Unknown dijo...

Bueno, como pasar no pasa nada, solo relataba un parecer personal e intransferible... pero sí, suele pasar lo que comentas.

Nota:
Pues ten cuidado con el Jurásico, ¡que la familia está creciendo!, César. jjj! ;-)

Saludos.

César Bardés dijo...

Ah, pero esa es otra saga. Y la primera no tiene nada que hacer con la que hizo Spielberg. Para las nuevas generaciones, vale. Para los que ya tenemos unos añitos, palidece un poco. De todas formas, iré a ver al nuevo retoño el viernes.
Saludos.

Unknown dijo...

Ahondado en el tema del "coleccionismo", te voy a contar una anécdota, César:
Hace mucho tiempo estaba viendo la TV y apareció el señor Luis Moya alias "¡Trata de arrancarlo, Carlos!" y le invitaron a que contase alguna afición que tuviese, y que no fuese conocida por el público, a lo que respondió: "Tengo una buena colección de películas del Oeste en DVD, tanto clásicas como modernas. Las tengo puestas en una estantería en el salón y me gusta acceder a ellas cuando me place, además de admirar esos lomos mientras saboreo una copita de vino sentado en el sofá." o algo así, no recuerdo las palabras exactas la verdad. Nada más escucharlas, me dije a mí mismo: "¡Joder!, otro tipo raro como yo" ¡¡Ja,ja!!!
No sé, si es el saber que tengo a mano, y cuando digo a mano es para referirme a algo tangible, las películas que me hacen disfrutar una barbaridad, o tenerlas hay expuestas en cierta forma, como si se tratase de un cuadro bonito o vete tú a saber por qué leches. Lo que si es cierto, que hay algo que me ofrece, y es una extraña paz. Y lo curioso, es que no soy el único al que se lo he escuchado. ya ves, pura locura. ;-)
Saludacos.

César Bardés dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con esa pura locura. A mí me pasa también muchas veces. Tengo las películas (alrededor de unas mil trescientas, un poco más), circundando al televisión. Y en primera fila tengo a Renoir, Mankiewicz, Ford, Hitchcock, Huston, Kubrick, Peckinpah, Welles, Hawks...Y a veces, las miro y me recreo en su visión. Y me digo a mi mismo que soy muy afortunado de tenerlas. Y lo hago sin tocarlas, sin siquiera pensar qué es lo que me voy a poner. A veces, incluso, cojo una al azar, aunque la tenga fresca y la haya visto recientemente. Quizá mi inconsciente diga que da igual la que coja, la voy a disfrutar igual. Algo digno de estudio psiquiátrico.
Saludos.

Unknown dijo...

Ya te digo, como si admirásemos obras de arte, ja,ja! (precisamente, en su interior muchas lo son)... Por cierto, acá otro seguidor de la selección al voleo cada cierto tiempo. :-P
Saludos.

César Bardés dijo...

Ya lo he puesto muchas veces pero lo vuelvo a describir aquí. Orson Welles escribió un maravilloso artículo (en la época en la que no existía siquiera el VHS y si querías ver una película tenía que ser en el proyector de super 8) en el que decía algo así como que los que poseían películas de grandes maestros como los que he citado, deberían de decirlo así: "Tengo un Renoir, o un Lang, o un Hitchcock". Igual que si tuvieran un cuadro. Además ahondaba en el ejemplo de Renoir al aludir que, para hacer sus películas, el francés tuvo que vender más de un cuadro de su padre así que, en muchos casos, se debería decir "tengo dos Renoir" si tenías una película de Jean Renoir porque poseías la película y una parte de un cuadro de su padre. Sí, yo también presumo de vez en cuando y me marco un "tengo ocho Renoir".
Saludos.

Unknown dijo...

¡Ja,ja! A ver si me concretas algo más sobre ese artículo de Welles, me gustaría mucho leerlo.

Nota: Tengo un proyector Super8 y algunas pelis, también conservo un Laserdisc con algunas. Ya ves, además de cinéfilo, (retro)friki. ;-)

Saludacos.

César Bardés dijo...

Está, creo recordar, reproducido en el Nickelodeon dedicado a Orson Welles, ya sabes, la revista-libro que hicieron Juan Cobos, José Luis Garci, Eduardo Torres-Dulce, Miguel Marías y compañía.
Te contaré una anécdota que recuerdo muy a menudo y que es absolutamente real.
Allá por principios de los ochenta, el VHS aún estaba en pañales y muy pocos de la pandilla de amigos teníamos vídeo (aunque yo sí, mi padre estaba loco con el invento).A mí se me ocurrió que, como éramos bastantes, podíamos hacer una sesión de cine todos los sábados, cada vez en la casa de uno diferente, aportando sólo cien pesetas para alquilar la película en super-8. Yo tenía proyector y tenía pantalla, así que ahí me tenías, sábado tras sábado, yendo de una esquina a otra del barrio (todos vivíamos más o menos cerca) para hacer de proyeccionista. Recuerdo algunas de las películas que vimos: "French Connection", "El último valle", "2001", "Perros de paja", "Miguel Strogoff", "Tiburón", "El expreso de Chicago"...yo me daba auténticas palizas, pero aún recuerdo los debates post-película que se organizaron (éramos chavales de dieciséis o diecisiete años) con "2001" o con "Perros de paja" y muchos de nosotros, al volver a vernos ya con nuestras vidas hechas por nuestro lado, recordamos esos meses (debieron ser unos cuatro o cinco meses, unas veinte o veintidós películas) como entrañables y de los mejores ratos que hemos pasado juntos. Luego vino el VHS generalizado para todos y ya se jorobó el invento (además, alquilar una película en el video club valía 400 pesetas, mientras que alquilar una película en super-8 iba por las 1.200) y ya se perdió todo el sabor de poner la pantalla, el ruido de la máquina, los rebobinados, el sonido...el cine, en definitiva.
Saludos nostálgicos.

Unknown dijo...

Preciosa y entrañable anécdota, César. Esta y otras del estilo, son las que nos hacen valorar ese momentazo que es ir al cine. Momentos que debemos aprovechar mientras se pueda. Saludacos.

Unknown dijo...

... Pir supuesto, con su debate posterior mientras se toma una cerve o similar. ;-)

César Bardés dijo...

Salvo raras excepciones en las que he podido hacer eso. Ir al cine con amigos y luego tomarnos unas cervezas con gente de nivel, cuando menos, parecido, ha caído totalmente en desuso. Ahora me conformo con quedar con otras personas más o menos cada mes o cada mes y medio para proyectar una película en pantalla grande con retroproyector y luego comentarla...pero, no sé por qué, ya no es lo mismo. Aquello fue irrepetible.
Saludos.

Unknown dijo...

¡Maldita nostalgia! ;-)

César Bardés dijo...

Sí, maldita...pero ¿qué haríamos sin ella? Sólo podríamos recrearnos en la mediocridad del presente y la nostalgia tiene una función muy importante en nuestras vidas. Entre otras cosas, indica que vivir, en algún momento, mereció la pena.