Andy es el jugador de
ventaja. Hank ha sido siempre el atractivo, pero mucho, mucho más débil de
carácter. Ambos necesitan dinero. ¿Y quién no?, como dijo aquel. Sin embargo,
en un alarde de retorcimiento, los dos preparan el atraco perfecto. Entrar y
salir. Sólo que se trata de asaltar la joyería de sus propios padres. Fácil y
directo. Sin problemas. Sin más. Sólo que la cuestión no sale bien. Uno de los
cómplices a los que lían acaba por ser bastante torpe y entonces entra en juego
el efecto dominó. Andy y Hank van a ser testigos de una serie de
acontecimientos y se van a ver incapaces de controlarlos. Algo sucio se mueve
en el fondo de sus comportamientos. No son trigo limpio. Parece como si,
efectivamente, el diablo haya guiado sus acciones moviéndolos permanentemente
sobre el mismo abismo de la moralidad. Andy está totalmente entregado a Gina,
su mujer. Y tiene muchas deudas que hacen que el nudo alrededor del cuello se
ajuste peligrosamente. Hank no tiene recursos para sacudirse de encima la
presión que siente. Tiene que pagar los estudios de sus hijos y no ha guardado
lo suficiente como para afrontarlo. La vida también es sucia porque se ceba en
los destinos de algunos que se han buscado el vigor del agujero, pero que no
pueden librarse de ese camino que parece inevitable. Habrá que buscar una
solución antes que el diablo sepa que estos dos hermanos están muertos en vida.
La última película de
Sidney Lumet no solamente es una oscura radiografía del comportamiento humano,
con rincones de difícil ángulo, con personajes incómodos, que quieren
beneficiarse de cada uno de sus actos, sino que también resulta un fascinante
ejercicio de dirección de actores con una interpretaciones extraordinarias de
Philip Seymour Hoffman, Ethan Hawke y Marisa Tomei en los principales papeles,
pero secundados por un espléndido elenco que incluye rostros muy conocidos como
Albert Finney, grandísimo siempre, Michael Shannon, puro granito, y dos
actrices imprescindibles como Amy Ryan y Rosemary Harris. Todo el conjunto se
sostiene en un continuo equilibrio sobre el deseo de que los protagonistas
encuentren una solución y la certeza de que deben pagar por sus ideas
retorcidas, impropias de su posición y de su educación y que acaban por
exterminar cualquier atisbo de honradez en ellos. El resultado es una despedida
impresionante, quizá la mejor de cuantos directores poblaron el universo de la
llamada “generación de la televisión” y que renovaron el cine a finales de los
años cincuenta y principios de los sesenta.
Así que, si deciden saldar deudas, procuren llevar una solución más práctica. Tengan en cuenta el factor suerte, que no siempre es bueno. Un fallo, una distracción, un nerviosismo de más o una tranquilidad de menos y todo se puede ir al garete porque coquetear con el diablo tiene estas cosas. Tal vez haya que centrar más la cabeza, evitar el compromiso, soslayar del todo cualquier motivo de amenaza, ser un hombre más que la elección de la rata y tener en cuenta que, en todo momento, el diablo va estar susurrando sus palabras de insidia en el oído.
2 comentarios:
Por ahí he leído justo lo contrario a lo que comentas, algunos "piernas" dicen que esta película es una floja despedida de un buen director. Yo estoy muy de acuerdo contigo.
Es obvio que no está a la altura de "12 hombres sin piedad", de "Network", de "Tarde de perros" o de "Veredicto final" por poner sólo algunas de sus películas más memorables, varias de ellas pura historia del cine, pero a mi "antes de que el diablo.." me parece una película mas que notable.
Quizá es una película incomoda de ver porque comprendes que los personajes se mueven en un laberinto de salidas cerradas que cada vez se vuelve más angosto y en el que no hay posibilidad de retroceder. Y el espectador es como un observador de un laboratorio que mira desde arriba al ratón que jamás podrá escapar y cuyo destino va a ser malo o peor.
En todo caso, la dirección de actores es impresionante y obtiene de todos ellos, incluso de Ethan Hawke que, en ocasiones, se deja llevar y aporta poco a sus actuaciones, un nivel altísimo y tremendamente creíble.
El film angustia pero hipnotiza y tiene una de las escenas que más me han impactado en una pantalla.
Abrazos diciendo "papá"
Es una excelente película,lo que pasa es que Lumet, muy premeditadamente, hace que el espectador en ningún momento se sienta cómodo. En primer lugar, no puedes identificarte con ningún personaje, todos tienen un doblez muy salvaje. En segundo, no compartes para nada su forma de actuar y caen una y otra vez en tantos errores que ves que el agujero se está haciendo más grande y no tienes ningún lugar donde agarrarte.
Estamos muy de acuerdo, hay una dirección de actores impresionante (los tres están de quitarse el sombrero y,muy a menudo, he comentado por ahí que es la mejor interpretación que ha hecho nunca Marisa Tomei).
Sí, imagino cuál es la escena. No sabes cómo salir de ahí.
Es muy buena. El que no lo vea,es porque acude a su sensación personal y eso es quedarse un poco corto en el juicio.
Abrazos esperando en el parking.
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