martes, 7 de julio de 2009

LOS VIKINGOS (1958), de Richard Fleischer

LOS VIKINGOS (1958), de Richard Fleischer

Soñar que se es príncipe cuando se es mendigo no es patrimonio exclusivo de los cuentos de hadas. En los rincones de nuestra imaginación podemos ver a un esclavo que posee un orgullo impropio de exhibirse para ser rehén de una guerra vikinga. Al otro lado, podemos crear a un guerrero socarrón, gamberro, uno de esos que coge y toma, que agarra y conquista, que ve y se ciega. Entre ellos, nacerá una enemistad que surcará los mares. Tal vez para salvar un país. Tal vez para acabar con un liderazgo. Tal vez para que nuestros sueños tengan la salida de una felicidad que es tan resbaladiza como el filo cortante de un hacha lanzada con furia. Los vikingos se divertían saltando de remo en remo de drakkar, se solazaban con la bebida y se regodeaban en unas fiestas que delataban su condición de bárbaros que no conocían el miedo. De por medio, entre los dos héroes que no son tales, habrá una princesa, una conspiración, una muerte vikinga con espada en mano para ir directamente al banquete de Odín, un pozo de cocodrilos que es el hoyo de las vanidades y la hoguera de las valentías. Una aventura es Los Vikingos, de Richard Fleischer, una de esas que no se olvidan con facilidad porque, al fin y al cabo, todos hemos creído alguna vez que empuñábamos una espada en defensa de una causa noble.
Eso sí, entre mandoble de espada, puñetazo traicionero, miradas de cordero degollado a la chica de turno y felonías de grado real, hay paisajes que enmarcan la batalla de una manera tal que no nos importaría que nos cortaran las trenzas a lo bruto pues las aguas, el frío y la bravura parecen decirnos con voz melodiosa que vayamos y nos sumerjamos en una historia apasionante de sucesiones no declaradas, de brujerías no creídas, de odiseas no provocadas, de combates de filo a ojo, de dureza de rostro a barba de valor y asistiremos al apasionante vuelo de dos halcones enfrentados a muerte por un destino inesperado. En mi habitación, ya no recuerdo cuántas veces habré recreado esta aventura, haciendo de las sillas, rocas; de los armarios, montañas; de la moqueta, nave; de la mesa, trampolín hacia la muerte. Fantasía, imaginación, disfrute, gozo. Todo eso es esta película y, tal vez, un poco más.
En resumen, los vikingos en alta mar buscan isla para luchar. De remo en remo, para saltar, usan hachas para lanzar. Estas frases son algo más que un mal pareado, son las impresiones de mi propio hijo después de ver la película así que rememos de barco a isla, con fuerza de mar, con ojos de niño y olas de encantar. Ésta película nació para ser vivida, para ser sentida, para ser oída, para ser cogida, partida y hundida. Es un gran rato para quien quiere empezar a ver cine, para quien quiere ser parte de la conquista y llevarse un trozo de beso, para quien se siente mendigo un día y príncipe al siguiente. No pueden perderse esta oda de barbarie y diversión. Por Odín y por Thor. Por favor.

6 comentarios:

M.I. dijo...

Joer, cómo rima el niño con tan pocos años... futuro de la literatura española, no en vano es hijo de filóloga.
El mío -será que su madre nunca ejerció como tal- de momento, construye los plurales con "n". Vamos, que ve dos botellas de agua, y dice "aguaN". Yo lo veo más de ciencias, la verdad.

César Bardés dijo...

Bueno, es hijo de filóloga y tiene el ritmo prosódico pillado y bien pillado. Chico talentoso, sí, pero hoy me tiene frito. En plan desafiante y con faltas de respeto que no le paso ni una. Y quiere ser paleontólogo, así que un Profesor de Historia que voy a tener. Un librepensador y no un poeta...¿de qué película me suena esto?

Anónimo dijo...

Tuve ocasión de ver "Los vikingos" casi al tiempo que "Taras Bulba", "Espartaco" y "Coraza negra", transcurrirían unos 3 meses en las que vi las 4películas. He de decir que como aventura trepidante "Los vikingos" me pareció la mejor y más apasionante. Aventura, aventura del nivel de "El halcón y la flecha", del "Robin Hood" de Flynn, de "Indiana Jones"...
El caso es que los 4 films coincidían en encontrar a Tony Curtis héroe de películas de lucha, de espadas, de guerreros. Yo nunca me creí ese papel, por mucho que lo viera, lo encontraba más a gusto en las comedías románticas desde “Con faldas y a loco” hasta “La carrera del siglo” pasando por “Operación Pacífico” y el resto de las comedias de Blake Edwards en las que participó e inclutyendo una divertida película que protagonizó con Dean Martín y con su mujer Janet Leigth ( no se si se conocieron en esa peli). El caso es que donde realmente me sorprendió y encontré que había mucho actor en ese rostro de guapete sinvergüenza (¿No recuerda un poco a Clooney en esa utilización de la sonrisa pícara y seductora?) fue en “El estrangulador de Boston”, también de Fleisher.
Curioso el caso de Fleisher capaz de grandes cosas, como “El estrangulador…”,”Los vikingos” o “Un viaje alucinante” y de un terrible declive filmando la segunda parte de Conan o perpetrando un terror en Amytiville en 3-D sonrojante.

En fin, me uno a tu aventura Wins, por Loki, por Mjolnir, el martillo de Thor, por el Reino de Asgard, por Vicky el vikingo, por Tejure…Luchemos juntos, conquistemos tierras, forcemos doncellas y todas esas cosas que acostumbramos los vikingos, menos beber Buckelr sin alcohol..que ya no hay respeto.


Carpet, el fiero.

César Bardés dijo...

Es verdad que, como aventura, "Los vikingos" es la mejor de las que nombras. A Tony Curtis comenzaron a ponerle en papel de héroe por el físico que tenía y yo creo que ha sido mejor actor de lo que la historia ha tenido a bien concederle (además, guardo un mail suyo que me escribió personalmente como uno de mis pocos tesoros informáticos). El caso es que su gran defecto ha sido el no saber envejecer y, lo que aún es peor, tener ese pánico que ha tenido a envejecer. Es cierto que la mejor interpretación de su carrera está en "El estrangulador de Boston" y Richard Fleischer ha sido un buen director muy zarandeado por no haber llegado a ser nunca un autor aunque ha introducido algunas constantes en sus películas, como el uso de los espejos como metáfora de las personalidades y reflejo de las realidades. En cuanto a Tony Curtis tampoco hay que perdérselo, espléndido, en "Chantaje en Broadway" o en comedias tan buenas como las que nombras y que llevan por título "La pícara soltera" y "Boeing, Boeing" (no puedo evitar reírme como un idiota cada vez que la veo).
Cojamos nuestras espadas y unámonos en esa batalla que nos lleve directamente al banquete de Odín. A ellos antes de que vengan a por nosotros.

M.I. dijo...

Yo, la verdad es que hay días en los que me siento como Woody Allen en Poderosa Afrodita. Mi hijo no deja de sorprenderme, es increíble la capacidad de retención y de asociación que tiene, unida a una madurez mental que no tienen normalmente los niños de dos años. El mío, no me cabe duda, será científico, si no le puede su pasión por el fútbol.

César Bardés dijo...

Los niños tienen algo que siempre nos olvida de mayores. La capacidad de sorprendernos continuamente.