miércoles, 10 de febrero de 2016

RONIN (1998), de John Frankenheimer

Solo hay que robar una maleta. Así de sencillo. Basta con reunir un equipo de hombres que, de alguna manera, también son renegados. París es un campo de batalla que hay que sembrar de cadáveres y solo unos pocos pueden hacerlo con la suficiente habilidad como para tener siempre abierta una puerta de escape. Solo hay que robar la maleta. Sencillo. Incluso diabólico. Pero el diablo también tiene sus momentos de trabajo fácil. Tanto es así que una emboscada se puede planear con una taza de café porque siempre se intenta colar algún listillo que dice que ha recibido entrenamiento militar cuando solo ha pasado por una instrucción básica en armas con un perfecto pasamontañas. Aficionados de tercera, no. Esos solo son cobardes vestidos de metal. Aquí solo hay sitio para profesionales. Y lo único que hay que hacer es robar una maleta.
Y hay que hacerlo sin preguntarse demasiado para quién se trabaja. Eso no importa. La información debe ser mínima para que estos profesionales no sean presa de la curiosidad. Al fin y al cabo, a todo el mundo le gusta saber quién es el que paga. Quizá el jefe del aficionado. Quizá el taimado líder de una facción de alguna organización terrorista. Eso no importa. Lo importante es la maleta. Y si hay que hacer una persecución por carretera, se hace sin escatimar los medios. Y si hay que convertir las calles de París en un circuito de carreras, pues se hace y punto. Sin preguntas. Sin respuestas. Solo la maleta. Es el sino de los renegados. Antiguos miembros de los servicios de información que se han pasado al otro lado para tener el dinero fácil y el gatillo a punto. Sin contemplaciones. Los rusos también se han transformado en mafiosos de lujo excesivo y presunción insultante. Solo la maleta. ¿Es grande? ¿Es pequeña? ¿Puede explotar? ¿Qué contiene? Eso no tiene contestación.

John Frankenheimer realizó una película de acción con técnicas clásicas para dar un par de lecciones sobre cómo colocar una cámara, cómo coreografiar una secuencia y cómo mantener el interés apartando toda motivación argumental. Lo importante en la película es disfrutar de todas esas persecuciones soberbiamente rodadas, sin concesiones, con una contención magistral para hacer que, en realidad, todo fuese más brutal, más cercano, más auténtico y más increíble. La maleta es la espita que prende la mecha de todo pero carece de cualquier consideración. No se sabe qué es lo que contiene. Algunos planos de algo, algún descubrimiento nuevo que sirva para alimentar las guerrillas urbanas, alguna cantidad de dinero desorbitada que financie nuevos proyectos para matar…da igual. Solo hay que quedarse con la certeza de que servirá para derramar aún más sangre, de que los auténticos profesionales lo son hasta el final, de que la verdad solo se dice cuando todo tiene que acabar y de que la amistad puede nacer incluso en medio de un salvaje intercambio de balas. Solo la maleta. Lo demás casi es prescindible.

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Que buena es esta película que gana con el tiempo. Y una de las mejores actuaciones de de Niro en los últimos años, pero también están muy bien Reno y Skarsgard, incluso Pryce en su papelito. La verdad es que Mamet le dió una vuelta de tuerca al tema del Mcguffin porque ni siquiera lo muestra, la base de la trama es la maleta que lo contiene, un guiño genial. Pero si algo es destacable de verdad es el ritmo que tiene la película que rara vez decrece, la tensión de cada escena, alguna persecución es tan larga que podía resultar cansina, pero Frankenheimer lo hace tan bien que sigues cada derrapaje como si fuera el último, o incluso el primero.
Y eso es hacer bien una película, que al final te da igual el guión, si tiene sentido o no, si es lógico o una memez, te enganchas a los prsonajes a su recoriido, a una maleta con un contenido ignorado y haces como De Niro y Reno perseguirla hasta donde sea para completar la misión, que al final resulta más que cumplida, te lo has pasado genial y no has podido evitar mirar todo el tiempo la pantalla.

A mi me encanta.

Abrazos sin patines

César Bardés dijo...

A mí me parece toda una lección de cómo hacer cine de acción y tener a la gente boquiabierta durante todo el rato. Y te voy a decir cuál es la virtud más admirable de Frankenheimer en esta ocasión: está acojonantemente contenido porque, si lo piensas con frialdad, esta misma historia, tal y como está concebida, cae en manos de cualquier chupacámaras y se queda en un festival "gore" con mucho destrozo y muy poco sentido. Y gracias al guión de Mamet y la dirección de un tío que sabía muy bien de qué iba la vaina, la cosa tiene muchísimo sentido por mucho que no sepas qué es lo que contiene la dichosa maleta. Y tiene sentido precisamente porque el título te da una idea de cómo piensan estos hombres que han "renegado de sus amos" para ganarse la vida de otra manera haciendo lo mismo. Sinceramente, me parece una joya del cine contemporáneo que debería proyectarse en las escuelas de cine para que se supiera de una vez por todas en qué consiste el cine.
A mí también me encanta.
Abrazos desde el Audi.