No, no, no. La película
no debería llamarse así. Tendría que titularse El jovencito Fronkonstin. Estoy harto de incompetentes. Y más aún
del crítico éste que firma el blog y que se empeña en resucitar gracietas que
han quedado más que superadas. ¿Superadas? Bueno, eso según se mire. Vamos,
Igor, vamos, quédese usted mirándose la joroba y no atendiendo a las cosas
importantes. ¿Qué cosas importantes? Oh…el dulce misterio de la vida, esas
cosas que no se ven pero que se intuyen, querido jovencito. Levántemela…la
plataforma, querida. Por supuesto, doctor… ¿Fronkonstin? Y así nos podremos
besar pero sin que se corra el rímel. ¿Quién es el rímel? Ay, pillín. Si es que
no hay nada como ser un ermitaño en medio del bosque. O ser el muerto en el
entierro y limpiarse una uña de una inoportuna mano dejada fuera. Ah, te
refieres a la mano mecánica del guarda. No, me refiero a la mano maestra de Mel
Brooks, ése tipo que era mucho más inteligente de lo que parecía y que dirigió
una serie de películas verdaderamente buenas en los setenta. Bueno, sí, ésta y La última locura son muy buenas, pero Máxima ansiedad… es que no siempre sabía
dar con el punto, pero hay que reconocer que con ésta dio un chispazo. Es
ingeniosa, bien hecha, bien trabajada, con unas situaciones memorables…aún hay
gente que se ríe con ella y no está en el mundo de los muertos. No me digas ¿no
ha pasado de moda? Ah, es que toda una generación se rió con ella. Ah…dulce
misterio de la vida…
Y el caso es que no
hace falta un bastón adecuado para adentrarse por los territorios góticos de la
comedia. Basta con dejarse llevar y poner el ánimo un par de puntos por encima
de lo que suele estar. Caramba, si hasta Gene Hackman hace por ahí una
maravillosa aparición especial que haría huir al más taimado. Y es que tiene un
reparto de meter los dedos en el enchufe. Gene Wilder, Peter Boyle, Madeline
Kahn, Teri Garr, Cloris Leachman, Marty Feldman, Kenneth Mars…cómicos de
primera categoría que otorgan un punto más de gracia con su mera presencia.
Nunca pensé que el monstruo de Frankenstein (o de Fronkonstin) se pusiera a
bailar al mejor estilo de Fred Astaire con el Puttin´ on the Ritz de fondo. Así no hay quien escape. Y además, el
amor de Mel Brooks por el cine hace que todo esté lleno de guiños, de
homenajes, de parodias, sí, pero también de profunda admiración. Ah, lo que no
sabe mucha gente es que Mel Brooks, además de director, era un productor de categoría.
Ahí está El hombre elefante, de David
Lynch para demostrarlo. Sí, sí, como lo leen. Tal vez a Brooks no le
implantaron el cerebro equivocado.
Señoras, señores,
esperamos que tengan los abdómenes en forma. Van a tener que trabajar mientras
ven o, simplemente, revisan esta película. La carcajada aparecerá de sorpresa,
agazapada detrás del frío muro de un castillo o en el temor de una criatura
sobrenatural. Los músculos de la cara estarán tensos esperando el próximo
chiste y unos caballos relincharán de terror cada vez que se pronuncie un
nombre temible. Es tiempo de desvelar los dulces misterios de la vida y… ¿quién
sabe? Tal vez ustedes también tengan uno…
4 comentarios:
Pues otra película memorable y rememorada. También una lección para todos los que intentan una vez y otra más los films paródicos. Que una cosa son los "lo que sea como puedas", que construyen una comedia incluyendo situaciones tópicas con un punto ridiculamente paródico 8 en mi caso he de decir que "Top Secret" me parece la obra maestra del subgénero) y otra cosa es buscar la parodia ridícula emulando situaciones de películas archiconocidas, algo parecido a lo que hizo Brooks con "La loca historia de las galaxias", en una película mucho menor que esta pero con alguna escena muy, muy graciosa.
En este caso, Mel Brooks hizo pleno porque su historia, muy paralela a la versión clásica del mito dirigida por Whale, iba encontrando nuevos rumbos según avanzaba. su guión no sólo tiene algunos hallazgos increíblemente divertidos (ese bastón recortado), guiños cinéfilos que pueden no pillarse y son igualmente graciosos (la joroba de Igor que cambia de lugar recuerda a Miitchum en "El Dorado" cojeando de piernas diferentes) o incluso chistes a proposito de los mismos actores ("malditos sean sus ojos" Gene Wilder a Marty Feldman; "llega usted tarde" responde Igor-Aigor). pero también es que la película misma está desarrollada como un ente independiente, como una historia que podría no haber tenido ningún referente y haber resultado igual de divertida.
Gene Wilder aquí y en "El expreso de Chicago" nunca estuvo mejor (aunque a menudo me resultaba cargante), Marty Feldman es tremendo, peter Boyle estupendo y que decir de Teri Garr y su par de aldabas (gracias)...Impresionante.
Y esta si que no ha envejecido nada, en casa la ponemos a veces y aun nos soltamos muchas risotadas.
Abrazos de un tal A. Normal.
acuerdo en todo lo que apuntas. Bien es verdad que yo creo que esta época es la de mayor creatividad para Mel Brooks y hace las que son, para mí, sus mejores películas como ésta, "La última locura" y algún retazo suelto de "Sillas de montar calientes". Es que aquí da con el tono paródico justo, ni de más, ni de menos. Nos remite al clásico de Whale y, como tú dices, va construyendo un universo propio en el que la película se puede disfrutar de forma independiente. No olvidemos destacar a Cloris Leachman como la criada enamorada del difunto doctor Fronkonstin y de Kenneth Mars en el papel de ese guardia-alguacil con mano manipulable. Uno de los gags más memorables, por cierto, con el que no dejo nunca de reírme por muchas veces que la vea es el de Gene Wilder limpiando las uñas a la mano del cadáver como si fuera suya mientras soporta el interrogatorio de Mars. Tiene, desde luego, momentos memorables y aquí también nos la volvemos a poner de vez en cuando para dar rienda suelta a nuestro humor más gamberro. Dulce misterio de la vida.
Abrazos con relinchos.
La escena con la que me troncho es ella revolcándose sola en la paja😁y la del ermitaño claro. Amena la redacción 👍🍸
Gracias por el aporte y por comentario. Un saludo.
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