jueves, 3 de septiembre de 2015

UN DÍA PERFECTO (2015), de Fernando León de Aranoa

La teoría de cuerdas es un modelo fundamental de la Ciencia Física que asume que las partículas materiales puntuales son, en realidad, estados vibracionales  de un objeto más básico llamado cuerda. Y todo el mundo sabe que la Física es tan completa y tan compleja que se puede aplicar al estado anímico de las personas en cualquiera de sus acepciones. Por ejemplo, en la vibración anímica de unos cuantos personajes perdidos en medio de una guerra que resulta tan absurda como anacrónica, tan real como repetida, tan verdad que todo parece mentira.
No es fácil mantener la cordura buscando una cuerda allí donde todo falta y el odio se ha desatado de forma tan brutal que apenas hay un lugar para la infancia. Todo se reduce al momento. A poseer un balón de fútbol. A pasar por encima o por el lado de una vaca por miedo a las minas. A la abuela que sabe cuál es el camino porque su ganado sabe por dónde ha pisado el mal. Cuando la guerra es el fondo, los problemas que nos parecen tan cercanos, tan inmediatos, tan difíciles de resolver no son más que menudencias en medio de un grito de horror que clama todos los días por una solución de conciencia. Y ahí es donde nace el humor porque aquello que parece tan espantoso, se vuelve absurdo porque siempre habrá alguien que entorne los ojos con sabiduría y sepa sacar la punta inversa de la situación. Es muy fácil. Allí donde hay color negro, por fuerza, tiene que haber también color blanco.
Es cierto que la película, después de haberte introducido en unos personajes que llegas a querer, que deambulan por la decepción y el ánimo inquebrantable, quizá se desentienda en algún momento de ellos para dar realce a un mensaje que resulta del todo innecesario pero el director Fernando León de Aranoa consigue la empatía a través de la huida de evidentes maniqueísmos que han salpicado otras películas suyas. Y lo hace con sabiduría porque nos coloca en medio de esa terrible y encomiable labor que realizan algunos cooperantes en países en situación de emergencia e introduce partes de sus vidas en la herida del conflicto. Y eso termina por hacer mella en el ánimo de cualquiera que piense dos veces en la película. Si todo eso fuera poco, León de Aranoa consigue dos estupendas actuaciones en los rostros de Benicio del Toro, meditado, comedido y humano en esa máscara de lobo; y Tim Robbins, sencillo en su genialidad, tanto que se puede pensar que en la sencillez radica la locura. Dos razones muy poderosas para no dejar de ver esta historia de ayudas y dificultades, de cuerdas en estados de vibración que pertenecen a un todo que está demasiado estirado, demasiado afilado, demasiado hundido en la mayor maldad que se le puede ocurrir al ser humano.

La guerra es un cadáver en el agua que se niega a salir, es una cuerda que se niega a existir, es un continuo ahogo de sentimientos, es el miedo en medio de ninguna parte, es una noche de frío y confidencias que termina en un enorme vaho en el cristal. Y también es una mentira continua para esconder la terrible pena que significa perder todo lo que se tiene para, tal vez, no recuperarlo nunca más. Quizá un puñado de hombres y mujeres valientes están allí, donde el fuego más quema, para decirnos una vez más que una sonrisa hace que una vida merezca la pena. 

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

Acabo de verla dando así el pistoletazo a la nueva temporada después de un verano de sequía cinéfila. Mira tú que todavía no he ido a ver "Del revés", pero me espero a la semana que viene con las peques.

Y no sé si ha sido por el mono o qué que a mí esta película no me ha defraudado e incluso me ha convencido. Me parece que es una de las películas más compensadas de León de Aranoa, máxime cuando, como bien dices, todos sabemos de sus excesos y sus demagogias y el terreno que pisaba en esta película se antojaba propicio. Pero no. He leído por ahí que es una película descompensada, que es como si Benicio y Robbins, magníficos ambos, protagonizaran dos films distintos. No estoy de acuerdo. No hay más que ver que las escenas que comparten funcionan muy bien. En este sentido, estoy más de acuerdo con otros que la acercan a las películas y al sentido de camaradería de las historias de Hawks, salvando las distancias, gente que hace y se limita a hacer bien su trabajo, solo que ese trabajo es ayudar a las personas. La adrenalina que siente Del Toro es muy distinta a la que sentía el Jeremy Renner de "En tierra hostil", pero es adrenalina al fin y al cabo.

Me ha parecido una película muy seria, en el sentido de que León ha perdido un poco esa bisoñez que le hacía tan demagogo a ojos de alguno. Aquí los buenos siguen siendo buenos, perdedores, y los malos siguen siendo malos, pero el retrato de unos y otros es bastante más sutil. Por poner un pero, hablaría de una visión algo misógina del director. La francesita se nos pinta como una cobardica, sin que me dé la impresión de que se maticen sus sentimientos, mientras que de la Kurylenko se resalta su imagen de mujer florero desde el momento en el que se nos dice lo de que "esta aquí no ha venido a hacer nada" (aunque más de uno dirá que está de toma pan y moja).

El final con Marlenne me ha gustado mucho.

Abrazos ensogados


César Bardés dijo...

Yo también creo que es una comedia que funcona por mucho que al final yo creo que León de Aranoa tenga un cierto desinterés por los personajes que ha retratado. Hay Hawks en la película, sin duda solo que les cambia el envoltorio. Todas las escenas en las que están Robbins y del Toro funcionan con eficacia y con mucha profesionalidad. Hay que alabar la capacidad que ha tenido León de Aranoa para montar una película con unos pocos actores y dos todo-terrenos. Lo de la visión misógina, sí es posible. Yo también lo pensé porque no hay ni un solo personaje femenino que sea un poco más normal (incluso el invisible personaje de la novia de del Toro también tiene lo suyo). De hecho, si nos fijamos un poco, el personaje de la Kurylenko...es que no va a hacer nada, solo observa, sin intervenir prácticamente en nada. Partiente la escena terrible (una contradicción que Aranoa maneja muy bien) de la entrada de los "jeeps" en el pueblo con Robbins disertando sobre las cuerdas. Yo creo que sí, que la película funciona, que el final con la lluvia torrencial tiene su aquél paradójico y que, por una vez, Aranoa ha sido sutil, elegante, ciertamente original (algo que le preocupa siempre) y eficaz. Toda una sorpresa porque, la verdad, yo fui bastante escéptico.
Abrazos acordonados.

CARPET_WALLY dijo...

Bueno pues no fui ayer por los pelos...bueno por eso y porque no tenía el cuerpo para mucho despues de un fin de semana bastante movidito-marchoso. Intentaré el miercoles que es mas barato, pero me apetece mucho, la única en cartelera que me apetce de hecho.

Y eso que a mi Aranoa no me disgusta casi nunca.

Abrazos desde el pozo

César Bardés dijo...

"Ático sin ascensor" es una comedia que está bastante bien. Te lo digo por si quieres tener una opción. Hablaremos de ella el jueves. En todo caso, aún teniendo defectos ésta de León de Aranoa (que a mí no me parece tan maravilloso) está más que aceptable. Una película, cuando menos, curiosa.
Abrazos desde el volante.