Hay demasiada maldad en
este mundo y eso es muy difícil de aguantar para un ser puro, inocente y
milagroso como John Coffey. No merecería estar en la milla verde, esperando a
que la vieja chispas le dé su último calambrazo. Tiene un don y no debería
perderse, como tantas cosas buenas que hemos dejado ir. Paul Edgecomb, jefe del
corredor de la muerte de la prisión donde se ejecuta a los condenados, lo sabe
muy bien. Ha tenido una vida muy larga, llena de experiencias increíbles,
siendo testigo de acontecimientos por los que se siente un privilegiado, aunque
también ha tenido que dejar atrás a sus seres más queridos porque no han vivido
tanto como él. Sin embargo, algo pesa en él como una losa que hace que su
última milla, su milla verde, se esté haciendo demasiado larga. Tuvo que
ejecutar a un ángel, a un enviado del cielo que no sabía muy bien qué estaba
haciendo en este mundo cuando solamente trató de curar los males ajenos. Así es
cómo pagan los hombres a los que hacen el bien en el mundo. Les enchufa a la
corriente eléctrica.
En aquellos días en los
que Paul guardaba las celdas de la milla verde, intentó que los últimos días de
los reos fueran un poco más agradables, que se les tratara como a personas y no
como a animales que iban a acudir a un lento sacrificio en el matadero. No
hacía falta ser inhumano para que recibieran su castigo. Bastante era que
tenían que esperar la fatídica hora en la que ya no iban a ver nunca más nada
de este mundo, ni de esta vida. No, no hacía falta ser cruel.
Y eso es algo que John
Coffey supo valorar desde el principio. Su enorme masa corporal no era más que
un inmenso recipiente de bondad, capaz de absorber las enfermedades de los
demás como si fuera la esponja de nuestras miserias. John sabe que Paul es un buen
hombre y que merece recibir un último regalo antes de que todo acabe. John es
un milagro de la Naturaleza, un ser que está más allá de la razón, un atisbo de
lo que podría ser la felicidad. Y Paul no puede aguantar la vergüenza de haber
sido el hombre que lo llevó a la silla eléctrica para pagar por un crimen que
no había cometido.
Excelente y conmovedora
película de Frank Darabont, basada en un relato de Stephen King, que presta una
especial atención a la dirección de actores, todos ellos maravillosos y
sobrecogedores. Tom Hanks y Michael Clarke Duncan a la cabeza, pero también
esos secundarios interpretados por James Cromwell, Jeffrey deMunn, David Morse,
Barry Pepper, Patricia Clarkson, Bonnie Hunt e, incluso, los odiosos y casi
repugnantes Sam Rockwell y Doug Hutchison, espejo de esa maldad que John Coffey
no puede soportar y que le hiere a cada momento. Por eso, él quiere recorrer de
una vez esa milla verde que le separa de la paz y de la tranquilidad, esa misma
milla verde que se hace inapelablemente larga a muchos, muchos otros que
esperan esa última llamada, ese último grito y esa última corriente que
arrebata el aire y deja la exigua huella de un corazón muerto.
3 comentarios:
De verdad que es una excelencia de película. Y Stefen King de verdad que es un rey en literatura
Buenas tardes,
Magnífica película, con una atmósfera fantástica y unos personajes/actores enormes. Voy a decir una de mis burradas: y es que aunque no la tengo excesivamente fresca, creo recordar, y guardando la distancia oportuna, que vi cierto paralelismo lejano con esa maravilla que se llama "Ordet" de Dreyer. Me explico: de alguna forma a lo largo del metraje del filme te va preparando para ese "milagro" que crees que no va a producirse, y va agrandándose esa idea en tu cabeza más y más, hasta que llega ese maravilloso desenlace final y te das cuenta que de alguna forma ,¡sí!, ciertamente: ¡¡crees!! No se si me explico bien, lo mismo parece hasta una "chalaura". :-P
Grandísimo relato, grandísima peli.
Saludos.
Stephen King casi me gusta más que hace relatos de no terror que cuando se dedica a lo suyo, pero esto es una simple apreciación. Tuve la fortuna de leer los relatos en los que se basan tanto ésta como "Rita Hayworth o la redención de Shawshank" ("Cadena perpetua") o "El cuerpo" ("Cuenta conmigo") y es que, sinceramente, me gusta más.
Desde luego que es una película excelentemente interpretada y extraordinariamente bien dirigida. Frank Darabont me parece un auténtico talento de director y, desgraciadamente, se ha prodigado muy poco en el cine. No, lo que dices de "Ordet" está bien argumentado y no es ninguna tontería por muy lejana que pueda resultar la comparación. Se entiende y se entiende muy bien.
Saludos.
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