Nadie
que no se haya enfrentado a la virginidad de una hoja de papel puede saber la
sensación que emana del bloqueo literario. Sabes lo que quieres expresar, pero
no sabes cómo. Las palabras no brotan, hay que extraerlas con sacacorchos si
hay suerte. Comienzas con los dedos suspendidos en el teclado esperando que
venga esa frase, ese pistoletazo de salida, que permita nacer toda una idea
representada en un texto. Pero no viene. Y entonces empiezas a sentirte inútil,
incapaz, despreciable. Es como sentir la muerte agónica de tu propia
creatividad.
Sin embargo, el bloqueo
tiene una virtud intrínseca que no es fácil de percibir. Posee unas espuelas
que obligan al escritor a estrujarse las neuronas para que salga algo que bien
puede ser malo, pero que también puede alcanzar la excelencia. La mente, en
esas situaciones, se dispara en mil y una direcciones y, quizá, en una de esas
autopistas de la imaginación es donde se encuentra el germen de una gran
historia, o ese fino y casi invisible hilillo que da comienzo a la cascada de
fantasía que se está conteniendo como una presa de agua a reventar. Y no sólo
eso. Es posible que, de alguna forma mágica, vivas aquello que escribes…y
sientas aquello que expresas.
El peligro está ahí,
justo en una sonrisa seductora que plantea la ósmosis como primer paso hacia la
creación. La admiración suele ser traidora y a todo el mundo le gustaría
ponerse en la piel de una escritora de éxito, que consigue una cola infinita
cuando se anuncia una firma de ejemplares o que es solicitada por foros
culturales y mediáticos para que exprese una opinión que puede ser tan válida
como cualquier otra. En medio del marasmo de la sequía imaginativa, se puede
querer renunciar a todo ello, se puede tener la intención de arrojar ese arma
de destrucción individual que es el ordenador y dejar que la vida fluya en
lugar de las letras. Es la atracción que se opone brutalmente a la fantasía.
Roman Polanski
construye una obra agobiante y certera, que además, aprovecha sus oportunidades
para ofrecer un profundo estudio sobre la condición femenina en esa época en la
que las responsabilidades parecen una novela pasada de moda. Excelente el
trabajo de Emmanuelle Seigner, moviéndose siempre en los complicados registros
de la inseguridad, y también el de Eva Green, dominando las miradas que oscilan
inquietantemente entre la amenaza y la simpatía. Con mimbres tomados a El sirviente, de Joseph Losey; a Eva al desnudo, de Joseph L. Mankiewicz,
e, incluso, a Misery, de Rob Reiner,
Polanski fabrica un vehículo inteligente y persuasivo, enormemente descriptivo
y mucho más atinado que su otra incursión girada hacia la fantasmagoría
literaria que fue El escritor.
Y es que hay fantasmas
muy reales acechando a la vuelta de cualquier renglón, tratando de cortar por
lo sano ese río de palabras que parece que sale a borbotones de los dedos
inquietos del autor. A menudo, hay que cambiar litros enteros de esa agua que,
muchas veces, fluye con naturalidad y que otras, en cambio, se estanca
peligrosamente, tratando de recordar, a cada paso, que nada de lo que escribes
merece auténticamente la pena. Al fin y al cabo… ¿a quién le puede interesar mi
opinión sobre una película cualquiera?
4 comentarios:
Buenas,
No leo nada aún. Este finde iré a verla sin falta, espero. He tenido muy buenas referencias de una amigo del que me fío, me ha dicho que es de pensar y me ha puesto como referencias "El escritor" y "El quimérico inquilino. ¡¡Casi nada!!, guau. A ver....
Saludos.
Bueno, sí, es muy Polanski, hay que reconocerlo. Para mí, es bastante mejor que "El escritor", que, a pesar del envoltorio que tiene, se me quedó en una película flojita. Yo ya digo en el artículo cuáles son las referencias que yo veo, que me parecen, además, muy claras. Ya me contarás.
Saludos.
Buenas,
La verdad es que no entiendo muy bien las criticas que se han vertido sobre esta peli. Ya tenía ganas de un nuevo filme del señor Polanski, tras su "La Venus de las pieles", hace ya cinco años. César, acertadísimas las referencias que citas, especialmente la película de Joseph Losey. Me ha parecido un thiller minimalista, bastante absorbente y en ciertos momentos cautivador. Fantástico el trabajo por parte de ambas actrices. Y sugerente la música de Alexander Desplat. Gimnasia neuronal de la buena. En cuanto a "El escritor", hay disentimos César, a mi me parece soberbia.
Saludacos.
Bueno, al menos coincidimos en la valoración de "Basada en hechos reales". Para mí bastante superior a "La Venus de las pieles" sin menospreciarla en absoluto que también es una película más que buena. Es bueno también coincidir de vez en cuando.
Saludos.
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