jueves, 29 de octubre de 2015

MI GRAN NOCHE (2015), de Álex de la Iglesia

¿Quién no ha estado alguna vez durante la Nochevieja delante de ese ojo encendido que es la televisión viendo esa horterada sublime que es el programa de fin de año de cualquier cadena que se precie? Sí, tal vez en medio de otras conversaciones, con el volumen más o menos bajo pero ahí estaba. Con sus artistas trasnochados, con las nuevas caras acaparando pantalla, con los cómicos de turno y con sus presentadores fingidos, pero ahí estaba. Un reflejo de la España de luces en movimiento que obliga a estar contento, a pasárselo en grande. Aunque en el fondo estés acordándote de la madre del tipo que dirige el programa o te esté agobiando un poco la última bronca del jefe.
Y es que detrás de tanto fingimiento siempre tiene que haber algún ramalazo de ira reprimida. Al fin y al cabo, en cualquier fiesta que se precie tiene que haber listos, tontos, estúpidos e inaguantables y, en muchas ocasiones, se confunden unos con otros. A menudo se está en mitad del cava pensando en ese cantante de otro tiempo que aún sigue haciendo el payaso delante de la cámara. O quizá engullendo un canapé irremediablemente frío y soso mientras se aparece la idea de ese melenas rubio que tiene una canción de tontería supina pegando fuerte y se nota a la legua que la inteligencia no es lo suyo. Y, por supuesto, ahí están los de figuración, vestidos de etiqueta en unas mesas que simulan hasta la bebida y que, en realidad, son una prolongación del salón de nuestras casas, con sus bajas pasiones, sus chantajes morales y sus envidias prolongadas. Una gran noche, en cualquier caso. Una noche para matar.
Y es que siempre hay algún desquiciado dispuesto a armarla a la primera de cambio. El Robert de Niro de turno que provoca que la fiesta acabe como aquella El guateque, de Blake Edwards con una paradita en El mensajero del miedo, de John Frankenheimer y música y coreografía de otro tiempo que recuerda a Noches en la ciudad, de Bob Fosse. Y claro el problema de la película no es Raphael, que hace de sí mismo con peculiar desenvoltura y está muy sujetado por Álex de la Iglesia, sino que de una situación divertida se pasa a una rutina del exceso. Carreras de aquí para allá, todos gritan mucho, el desparrame se hace en diferido, hay que destrozar cosas, las pistolas, la corrupción moral más cotidiana…y cuando se termina el asunto hay una cierta sensación de que, a pesar de los esfuerzos por hacer situaciones reconocibles, no ha sido suficiente y todo queda en una mera broma muy bien rodada. Una gran noche que se queda en una noche cualquiera.

Así que en esta grabación hay que fingir las palmas, la alegría, los besos, la simpatía, la conexión, la afinidad, la publicidad y las ganas de reír porque todo se queda a medio camino en un plano americano de algo que, en el fondo, no tiene gracia. Se reconoce sin dificultad lo bien que planifica de la Iglesia y el esfuerzo de los actores, especialmente la naturalidad que exhibe el desgraciado personaje de Pepón Nieto y la trascendente inocuidad de la tía buena que interpreta Blanca Suárez. Por lo demás, hay que llevarse delantal para absorber el exceso que empieza en el minuto uno y se acelera después de la primera hora. Y es que esto es un escándalo.

6 comentarios:

dexterzgz dijo...

Ya lo hemos hablado aquí muchas veces, que Alex De La Iglesia es un tipo no solo brillante, sino MUY brillante, que sus ideas son estupendas, que tiene hallazgos visuales impresionantes.... Pero también hemos hablado de que nunca termina de redondear sus películas por esa tendencia suya al desparrame y al exceso en los últimos actos de sus films. Y ojo, que esto es premeditado y a conciencia, que no es que las películas se le vayan de las manos al tío, que lo hace a posta. Pues bueno, eso, como todo, habrá quien le guste. A mí me parece un desperdicio malograr un arranque soberbio como el de "Las brujas de Zugarramurdi" por un aquelarre inenarrable y un epílogo más inenarrable todavía.

El problema de "Mi gran noche" es que el desparrame que De La Iglesia reserva siempre para sus finales comienza aquí en el minuto uno y en los títulos de crédito. Habrá quien aplauda esta opción, a mí me parece agotador. No puedo con ello. Como he leído por ahí, la película pretender ser una parodia a los shows horteras y casposos de la tele y acaba siendo un show hortera y casposo más. La historia es demasiado facilona, desde luego, daba para más. Mucha brocha gorda. La doble lectura que siempre proponen las pelis de Alex igualmente facilona (mucho más ajustada en "Balada triste..." sin ir más lejos. Y no, como dices tú, no tienen la culpa los actores que los pobres hacen lo que pueden. Hasta a Carolina Bang la veo más acertada que otras veces, y desde luego me quedo con Jaime Ordónez (aún me estoy riendo de los diálogos en el taxi de "Las brujas") que aunque sólo sea por cuestión de físico parece el recambio más natural del pobre Alex Angulo.

Pero bueno, ya sabes que soy un hipster que veo pelis de la Coixet y lo mismo exagero.

Abrazos desparramados

César Bardés dijo...

Es tan brillante que no arriesgo a decir ninguna tontería al afirmar que es, quizá, el director patrio o matrio que mejor rueda. En esta película, con todos sus defectos, tiene planos de una elegancia supina, extraordinarios, unos movimientos de cámara geniales. Ahora bien, como hemos dicho, le gusta mucho el exceso, le va desparramar, le va dejar que todo se le vaya de las manos y, como bien dices, adrede. No es que la película le domine, sino que él domina la película y lo hace como le gusta. Y efectivamente, llega a ser agotador.
Desde luego la película es un "show" casposo más aunque con un punto más elegante (no deja de lado en ningún momento la estética discotequera pero dudo mucho que haya habido en ningún programa de Nochevieja una coreografía dedicada a "Noches en la ciudad" como sí ocurre aquí y de forma más que notable aunque bien es verdad que el ínclito Potty, a la sazón coreógrafo de la historia, se ha visto el número de Bob Fosse hasta la saciedad).
La historia, como bien dices, es facilona, previsible, desatada, no me creo nada de lo que está ocurriendo ahí, ni siquiera la parodia gigantesca que trazan en común de la Iglesia con Raphael para hacer de él un personaje aún más ridículo (aunque curiosamente tremendamente comedido cuando tiene que actuar sobre el escenario). Los actores ponen todo lo que pueden, Jaime Ordoñez, estupendo, Carolina Bang lo hace realmente bien, Hugo Silva nos descubre su talento para el baile aunque lo haga poco pero es que la historia es muy pequeña para tanta leche. De la Iglesia yo creo que lo sabe y por eso dura tan poquito (que otras veces se enrolla que da gusto) y termina con ese homenaje a "El guateque" que precisamente, es lo peor de la película de Sellers-Edwards.
Yo veo películas de Peter Handke. No te aflijas, compañero.
Abrazos prevenidos.

CARPET_WALLY dijo...

Pues a mi me pasa lo mismo que a Dex pero convirtiendo en prejuicio lo que en el es certeza comprobada. Alex está consiguiendo sacarme de sus películas incluso antes de verlas. De hecho, las últimas ya no he ido al cine, que espero directamente a su pase televisivo para confirmar mis impresiones. Y esta, me da a mi que va a resultar lo mismo, la veré dentro de unos meses y pensaré "¡que razón tenía!"...o no. Pero ahora mismo no le concedo ni el beneficio de la duda.

Porque como bien decís, lo de Alex es talento puro, pero sus hallazgos visuales y sus prodigios técnicos no me bastan para que acabe saturado de sus historias. "El dia de la bestia" estaba mejor medida y por supuesto "La comunidad" que quizá sea aun más redonda, pero en "Balada triste..." llegué a odiar a Carlos Areces y a Antonio de la Torre, por su desmesura...Y en "Las brujas..." aun peor, porque en "Balada..." el agotamiento comenzaba muy pronto, pero en las de Zugarramurdi lo que empezó muy bien se desmadró tanto...que terminé seriamente cabreado.

Otra cosa, yo recuerdo aquellos especiales de nochevieja, que los veía cuando aun no salía de farra como en años posteriores. Y lo cachondo es que me lo pasaba bien. Era un crio, pero los Martes y 13, la Trinca, incluso pajares y esteso me parecían la mar de graciosos y escuchaba y veía la musica de la radio y...y...llegó Sabrina y allí estaban esas boyas flotantes perfectamente antiestéticas que me resultaban tan poco atractivas, pero que, en puro efecto Hitchcock, era imposible dejar de mirar para comprobar si saldrían o no de su escaso encierro. historia pura de la televisión y de nuestro país, un par de horas mas tarde aparecieron "Olé olé" y aquella preciosa rubia que comparativamente nos parció el colmo de la elegancia y la sensualidad, una tal Marta Sanchez entonó un "lily Marlene" ...ejem...no muy memorable. Pero ella me hizo reafirmarme en mi preferencia por las rubias.

Y yop me pregunto: Si esos programas eran enlatados...¿lo de Sabrina ya se sabía antes de la emisión?.

Abrazos ingenuos a los 14 años o por ahí.

César Bardés dijo...

Por supuesto que se sabía. Yo lo siento pero no me lo pasaba bien. Me parecía todo cansino, impostado, falso, anticuado ya en aquella época. Solo me quedaba si había alguna cadena que pusiera una película de esas especiales. Aún recuerdo una Nochevieja memorable en la que Telemadrid puso, así de tirón, las dos partes de "El padrino" y fue una de las mejores de mi vida. Que sí, que sí, que yo también me fui de farra unos cuantos años, pero salvo raras excepciones, es una noche que siempre he visto absurda, algo que podría hacer cualquier otra noche. Yo era un pingüino en medio de todo aquel jolgorio, me sentía desplazado y me automarginaba. Vale, no, no era un tipo tan raro, hubo noches que estuvieron bien, pero fueron las menos.
En cuanto a Álex, totalmente de acuerdo en que sus mejores películas son "El día de la bestia" y "La comunidad" (que además del exceso, es que tenía gracia en muchas secuencias). Esto es una peliculita y punto. Con decirte que a mí lo que más me gustó fue Blanca Suárez. Más que nada porque lo que retrata esta chica, ese tipo de chica, la he conocido. Y siempre me ha irritado hasta la exasperación. Solo que como buen chico yo la miraba intentando decir "lo buena que estás y lo gilipollas que eres".
Aún recuerdo una actuación de "Olé Olé" en el Parque del Calero (a la que no fui) pero al lado había una cafetería donde nos solíamos reunir los amigos. Allí que se fueron los de "Olé Olé" con la enana incluida. Sin comerlo, ni beberlo, un amigo (siempre un tipo con sentido del humor) se puso al lado de ellos en la barra y comenzó a hablar de "Olé Olé" y dijo en voz bien audible: "A mí la que me gustaba era Vicky Larraz". La mirada de Martita fue de puritita arpía. Pagaron rápidamente y se fueron.
Sí, lo de Sabrina se sabía...no pudo ser improvisado...
Abrazos púberes.

CARPET_WALLY dijo...

Aysss, jajaja, enana. Lo cierto es que si hay algo que no le perdonamos a las "estrellas" es que sean bajitas. He oido muchas veces een tono decepcionado eso de: "Pero si es un tapón"...Que la pantalla engaña mucho y tenemos por altas e impresionantes a quienes no lo son y luego pasa lo que pasa...que si alguien, en particular alguna te parece un pibón en pantalla y luego la ves al natural y dices...será guapa pero en tamaño muy reducido. Dices de Marta, pero la Larraz era aun más bajita, yo lo he oido de Ana Belén (que en su día era lo más), de la Pataky (aunque a esta se le nota), por supuesto de Pe, de la Stone (Sharon)...Y puedo confirmar que también deslucen al natural, por su altura, Jesus Castro o Emma Suarez....jajaja, que crueles, la enana.

Abrazos pequeños

César Bardés dijo...

Quizá no se lo perdonamos porque se creen "su altura" y Martita es una de ellas. No nos olvidemos de Tom Cruise que apenas llega al 1,63 y aparece como si fuera el coloso sin llamas. Ana Belén no es tan bajita, la Pataky sí, la Pe sí, bastante y la Stone es de estatura media para una mujer. Sin embargo, Pacino y de Niro nunca han pretendido parecer tan altos ni tan fuertes ni tan maravillosos (vale, de Niro está fortísimo en "El cabo del miedo" pero se pone al lado de Mitchum y es el enanito del jardín). En épocas pasadas pasaba con Alan Ladd que, fijándome en algunas de sus escenas, era sangrante (misma altura que Tom Cruise) porque en plano largo el director tenía que trucar el plano para que la perspectiva engañase y en plano corto Ladd sacaba una cabeza a todo aquel que se atreviese a compartir plano con él.
Y MArtita es enana con ganas. Iba con tacones (taconazos) en la cafetería y me llegaba a mí al hombro y yo mido 1,75, no digo más.
Abrazos desde el suelo.