jueves, 7 de junio de 2018

BASADA EN HECHOS REALES (2018), de Roman Polanski

Nadie que no se haya enfrentado a la virginidad de una hoja de papel puede saber la sensación que emana del bloqueo literario. Sabes lo que quieres expresar, pero no sabes cómo. Las palabras no brotan, hay que extraerlas con sacacorchos si hay suerte. Comienzas con los dedos suspendidos en el teclado esperando que venga esa frase, ese pistoletazo de salida, que permita nacer toda una idea representada en un texto. Pero no viene. Y entonces empiezas a sentirte inútil, incapaz, despreciable. Es como sentir la muerte agónica de tu propia creatividad.
Sin embargo, el bloqueo tiene una virtud intrínseca que no es fácil de percibir. Posee unas espuelas que obligan al escritor a estrujarse las neuronas para que salga algo que bien puede ser malo, pero que también puede alcanzar la excelencia. La mente, en esas situaciones, se dispara en mil y una direcciones y, quizá, en una de esas autopistas de la imaginación es donde se encuentra el germen de una gran historia, o ese fino y casi invisible hilillo que da comienzo a la cascada de fantasía que se está conteniendo como una presa de agua a reventar. Y no sólo eso. Es posible que, de alguna forma mágica, vivas aquello que escribes…y sientas aquello que expresas.
El peligro está ahí, justo en una sonrisa seductora que plantea la ósmosis como primer paso hacia la creación. La admiración suele ser traidora y a todo el mundo le gustaría ponerse en la piel de una escritora de éxito, que consigue una cola infinita cuando se anuncia una firma de ejemplares o que es solicitada por foros culturales y mediáticos para que exprese una opinión que puede ser tan válida como cualquier otra. En medio del marasmo de la sequía imaginativa, se puede querer renunciar a todo ello, se puede tener la intención de arrojar ese arma de destrucción individual que es el ordenador y dejar que la vida fluya en lugar de las letras. Es la atracción que se opone brutalmente a la fantasía.
Roman Polanski construye una obra agobiante y certera, que además, aprovecha sus oportunidades para ofrecer un profundo estudio sobre la condición femenina en esa época en la que las responsabilidades parecen una novela pasada de moda. Excelente el trabajo de Emmanuelle Seigner, moviéndose siempre en los complicados registros de la inseguridad, y también el de Eva Green, dominando las miradas que oscilan inquietantemente entre la amenaza y la simpatía. Con mimbres tomados a El sirviente, de Joseph Losey; a Eva al desnudo, de Joseph L. Mankiewicz, e, incluso, a Misery, de Rob Reiner, Polanski fabrica un vehículo inteligente y persuasivo, enormemente descriptivo y mucho más atinado que su otra incursión girada hacia la fantasmagoría literaria que fue El escritor.

Y es que hay fantasmas muy reales acechando a la vuelta de cualquier renglón, tratando de cortar por lo sano ese río de palabras que parece que sale a borbotones de los dedos inquietos del autor. A menudo, hay que cambiar litros enteros de esa agua que, muchas veces, fluye con naturalidad y que otras, en cambio, se estanca peligrosamente, tratando de recordar, a cada paso, que nada de lo que escribes merece auténticamente la pena. Al fin y al cabo… ¿a quién le puede interesar mi opinión sobre una película cualquiera?

4 comentarios:

Unknown dijo...

Buenas,
No leo nada aún. Este finde iré a verla sin falta, espero. He tenido muy buenas referencias de una amigo del que me fío, me ha dicho que es de pensar y me ha puesto como referencias "El escritor" y "El quimérico inquilino. ¡¡Casi nada!!, guau. A ver....
Saludos.

César Bardés dijo...

Bueno, sí, es muy Polanski, hay que reconocerlo. Para mí, es bastante mejor que "El escritor", que, a pesar del envoltorio que tiene, se me quedó en una película flojita. Yo ya digo en el artículo cuáles son las referencias que yo veo, que me parecen, además, muy claras. Ya me contarás.
Saludos.

Unknown dijo...

Buenas,
La verdad es que no entiendo muy bien las criticas que se han vertido sobre esta peli. Ya tenía ganas de un nuevo filme del señor Polanski, tras su "La Venus de las pieles", hace ya cinco años. César, acertadísimas las referencias que citas, especialmente la película de Joseph Losey. Me ha parecido un thiller minimalista, bastante absorbente y en ciertos momentos cautivador. Fantástico el trabajo por parte de ambas actrices. Y sugerente la música de Alexander Desplat. Gimnasia neuronal de la buena. En cuanto a "El escritor", hay disentimos César, a mi me parece soberbia.
Saludacos.

César Bardés dijo...

Bueno, al menos coincidimos en la valoración de "Basada en hechos reales". Para mí bastante superior a "La Venus de las pieles" sin menospreciarla en absoluto que también es una película más que buena. Es bueno también coincidir de vez en cuando.
Saludos.