Con esta película quisiera desear a todos un Feliz Año Nuevo. Para que seamos más y mejores, para que seamos parte de la solución y no del problema, para que hagamos felices y no destruyamos esperanzas, para que seamos hombres y mujeres libres y no simples marionetas sin voz. Con todo el cuerpo, con toda el alma.
El rencor es algo que se va amontonando en los pliegues del desequilibrio. Necesita una salida desesperadamente porque si no va consumiendo a quien lo posee. Es un veneno que mata suavemente pero destrozando todos los interiores. No deja rastro porque es el asesino perfecto o, al menos, es el gran manipulador que deja todo con la apariencia del asesinato. Es un bastardo sin rostro. Es una lluvia que erosiona cualquier rastro de sentimiento. Es el recuerdo pervertido. Es el desahogo de la soledad.
Y así, poco a poco, se va tejiendo la trampa. Asesinar a una mujer que se apasiona por la manipulación, por el equívoco cruel y falsamente divertido, llega a ser placentero por mucho miedo que se experimente. En el amor, no hay trascendencias posteriores sino deseos que pugnan por salir. Es parecido al rencor. Más que nada porque uno suele ser la causa del otro. El lujo, la vida fácil, el error disipado...No importa jugar con las vidas ajenas mientras la comodidad y la ambición estén sobradamente satisfechas. Solo hay que borrar las arrugas con un trago. Solo hay que fingir con descaro y todo es verdad. Solo hay que esconderse detrás de identificaciones seguras, sin tacha de moral, sin más armas que la desilusión.
Con trazos evidentes de Sospecha, de Alfred Hitchcock; de Atracción fatal, de Adrian Lyne; de El vigilante nocturno, de Ole Bornedal; y, sobre todo, de la celebérrima obra de Robert Thomas Trampa para un hombre solo, Oriol Paulo dirige con sobriedad este intento de adentrarse sin miedo por los terrenos del suspense, con las herramientas clásicas del género pero también con algún que otro toque meritorio, de indudable originalidad y con un cierto pulso. Para ello cuenta con un escenario que resulta convincentemente claustrofóbico y una premisa argumental muy atractiva que desarrolla con habilidad aunque haya algún que otro despiste de poco valor que se puede perdonar sin caer en la contradicción. Sus intérpretes son eficaces, discretos, sin demasiadas vueltas de tuerca y consigue una inquietante presencia con los rasgos, cada vez más marcados, de Belén Rueda, un trabajo aceptable y algo falto de recursos de Hugo Silva y una irregular composición, con momentos buenos y otros más reprochables, de José Coronado como ese inspector de policía que parece ya tapado con una bolsa térmica para cadáveres. El resultado es una película que mantiene el tono durante todo el metraje, en un nivel algo más que medio, con interés, con buen gusto, con algunas dosis de inteligencia y con la percepción de que la muerte se halla siempre donde menos se la encuentra. Con la sonrisa del rencor como compañera. Con el regusto siempre amargo de la desolación saciada.
Las frías paredes de azulejos parecen exhibir los gélidos renglones de los partes médicos de defunción. La luz blanca de los fluorescentes parpadea como no queriendo creer lo que está viendo, atónita de sorpresa por un plan demasiado milimetrado para ser cierto. La angustia se cierne por momentos sobre la culpabilidad porque se van cerrando las escapatorias y el mundo se derrumba poco a poco bajo la lluvia incesante, repetitiva que se traslada al interior de los interrogantes. Abrir los ojos es el inicio del terror. Cerrarlos es pensar en la desgraciada casualidad, en la despreciable huida, en la nada de unas vidas demasiado inútiles como para preocuparse por ellas. Y es que el asesinato es la apariencia y no al revés. Es la excusa utilizada como emboscada. Tan solo hay que esperar pacientemente a que la víctima sea el asesino, o, tal vez, a la inversa. Es lo que tiene vigilar a unos cuantos cuerpos sin vida. Puede que la muerte sea el inicio y no el final, o que sea una cuenta que se había dejado de pagar, o que termine siendo el premio por una vida que no se ha sabido vivir.