miércoles, 5 de noviembre de 2025

EL REPARTO (1968), de Gordon Flemyng

 

El trabajo es fácil. Pan comido. Se entra en el Coliseo de Los Ángeles en pleno partido de fútbol y se roba el taquillaje. Entrar y salir. Ya está. Cuatro hombres, los movimientos cronometrados al milímetro. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Si se hace rápido, la policía no sabrá ni por dónde empezar. McClain sabe mucho sobre el asunto. Luego, más tarde, se decide que el botín lo guarde la novia de McClain. Hay que dejar pasar unos días hasta que las sirenas se callen y haya un poco más de tranquilidad. Sin embargo, ocurre lo inesperado. La novia de McClain es asesinada. El dinero se volatiliza. Y, claro, todo el resto de la banda piensa lo más lógico y es que McClain tiene el dinero, pero no lo tiene. Así que tenemos a un ladrón que tiene que investigar qué ha pasado con el asesinato de su novia para demostrar a sus colegas de golpe que él no se ha llevado la pasta. En el fondo, McClain es como un quarterback de fútbol americano. Tiene que retroceder, elegir el pase, cantar la jugada y efectuar el lanzamiento. Y eso sí que no es nada fácil.

Al fondo, un poco escorado, hay un policía algo molesto que trata de esclarecer el robo. El problema está en que parece que calla algo más de lo que cuenta y McClain, perro viejo de viejas estratagemas, comienza a sospechar que el asunto sale de su más estricta competencia. Ahora no sólo va a tener que ser el quarterback sino que también va a apostarse en la banda y decidir los cambios.

Estupenda y desconocida película con un reparto realmente extraordinario que incluye nombres como Jim Brown, Ernest Borgnine, Dihann Carroll, Julie Harris, Gene Hackman, Jack Klugman, Warren Oates, James Whitmore y Donald Sutherland. Ahí es nada. Todos ellos intérpretes de solidez para participar en el reparto de esos billetes que queman y matan. Por si fueran poco todos los nombres anteriores, en el guión y en el material de partida figura el nombre de Donald Westlake, reputadísimo autor de novela negra que aquí da una vuelta de tuerca más al género de atraco. Sí, es cierto, quizá la película se resiente un poco de la mediocre dirección de Gordon Flemyng, un realizador integrado en el blaxploitation de la época, sobre todo en lo que concierne a los flashbacks que restan tensión a una obra que podría haber sido una estupenda historia de atracos y posterioridades.

Así que mucho cuidado. No se relajen. Un golpe puede salir a la perfección, con todos sus detalles planeados hasta la exasperación y aún así no haber acabado cuando se llega con las bolsas llenas, la risotada a punto y las armas sin tocar. Cuanta más gente participa, más riesgo de filtraciones. Todos querrán una parte del pastel siempre y cuando no hayan planeado quedarse con toda la tarta. Y asegúrense que el cabecilla no sea demasiado listo. Les puede complicar la vida a conciencia. Y más aún si hay un policía listo tratando de llenarse los bolsillos de papel con ceros y la placa de honores. Cuidado con el reparto.

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