Francia metida en una habitación.
Todos amigos, todos deseosos de compartir lo que el mercado negro y la cartilla
de racionamiento les ha permitido en una maravillosa cena de paté, tostadas,
medias de seda y chanzas. Sin embargo, un par de oficiales nazis son asesinados
en el mismo portal y el encargado de la investigación exige que dos de ellos
sean entregados para llevárselos como rehenes. Ahí es donde se destapa al
verdadero ser humano. Ahí es donde ya no hay tanta delectación en el paté y en
las medias de seda. Todos quieren escapar por la puerta de atrás, quieren ser
sombras y que la culpa la cargue otro. Quieren dejar de ser Francia para
convertirse en ratas asustadizas.
Víctor (Claude Nicot) es el dueño
de la casa y puede decirse que ha tenido suerte. Tiene una librería en el piso
de abajo y, de vez en cuando, encarga algún libro para los ocupantes. La vida,
dentro de lo que cabe en tiempos de invasión, no ha ido demasiado mal. Tiene
una mujer guapa y eso ayuda. También tiene una fantasía desbordante y ha ido
presumiendo de que ayudaba a la inteligencia británica y que ahora tiene a un
judío escondido en el sótano. Como si eso fuera verdad.
Sophie (France Anglade) es la
mujer de Víctor. Es guapa, coqueta, le gusta que la agasajen y le digan lo
atractiva que es. No tiene demasiado dentro de la cabeza. Ha tenido suerte en
su matrimonio porque Víctor ha podido darle una vida ciertamente cómoda, sin
grandes sobresaltos y también sin grandes compromisos. Se une a los demás
cuando se ríen de su marido. Él no ha hecho nada por la libertad. Ni siquiera
ha ayudado nunca a un judío.
Françoise (Antonella Lualdi) es
una mujer fuerte, que ha tenido que luchar mucho para salir adelante y por eso
ha fortalecido su carácter. No permite que nadie la maneje. Hay ira dentro de
ello aunque también hay inmensas dosis de cariño. Sabe que el amor siempre está
combatiendo y, por eso, lo busca un tanto desesperadamente. Es la voz de la
razón porque ella prefiere hacer frente a todo cuanto venga. No como el cobarde
de Víctor, que presume de tener judíos escondidos en el sótano.
El doctor (Adolfo Marsillach) es
un gourmet y un buen amigo. Atiende a
todos cuanto puede y está dispuesto a ayudarles. Sin embargo, si hay que salir
por patas, lo mejor es hacerlo por la ventana de atrás aún a riesgo de que le
metan un tiro por la cabeza. Ya se apañarán. Y además él es médico simpatizante
con el Régimen de Vichy, no pueden matarle, ya se sabe. Es esencial. O eso
dicen los de la cruz gamada.
Francis (Francis Blanche) es el
que siempre sobrevivirá esté quien esté manejando los hilos. Es un comerciante
que suministra a los nazis todo tipo de víveres y mercancías, y si algo se
queda por el camino, pues qué se le va a hacer. Los nazis son unos caballeros
muy educados y nunca se han interpuesto en sus negocios. Son hombres de ley y
seguro que tirando de sus influencias se puede salir del apuro.
Jean-Louis (Dominique Paturel) es
ciego y es el que más ha sufrido. Se fue al frente a combatir a los nazis y
perdió la vista por una granada que le quiso demasiado. Pero eso, tal vez, hace
que tenga un pensamiento mucho más centrado y además…no tiene miedo a la muerte
porque ya ha muerto alguna vez. Lo único es que, de vez en cuando, es posible
que se aproveche de su ceguera…pero esa es otra historia.
Claude (Claude Rich) es un
profesor universitario de Filosofía que no deja de sonreír incluso cuando la
situación es extremadamente incómoda. Incluso en un momento de inevitable
oportunismo desafía al oficial a descubrir quién es el autor de una frase
latina. Curioso personaje. Se ríe de todos y de todo pero, en el fondo, se toma
todo muy en serio. Tanto es así que su sentido del humor no se tuerce ni un
solo instante.
Siéntense, señores, y a cenar.
Partan un poquito de pan francés y disfruten del paté que ha traído Francis.
Puede que sea la última cena que tomen porque los nazis no se lo piensan dos
veces antes de fusilar a los rehenes. Es lo que tiene una cena…puede ser
indigesta.
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