miércoles, 14 de febrero de 2018

A TRAVÉS DEL PACÍFICO (1942), de John Huston

El honor es algo tan endeble que resulta asesinado con facilidad y repuesto con sacrificio. Eso lo sabe muy bien el Capitán Leland, un tipo duro, un veterano del Ejército de Artillería que ha estado varios años destacado en los aledaños del Canal de Panamá y que, de repente, se ve envuelto en unas faldas y en la consiguiente ambición por conseguir que continúen a su lado. Todo sale mal. Consejo de Guerra y a la calle. Licenciado con deshonor y a otra cosa. Leland se convierte en un buscador aunque no se sabe muy bien de qué. Trata de alistarse en el Ejército canadiense, pero le dan con la puerta en las narices. Solo queda alejarse lo más posible y saca un pasaje a Japón. Lo malo es que es en una bañera mercante que, ocasionalmente, admite a algunos pasajeros. Un viaje de lo más atractivo.
Sin embargo, eso no es lo peor. El barco hará escala en Panamá y ése es uno de los últimos lugares a los que Leland quiere volver. A bordo conoce a una chica encantadora, una de esas de mirada conquistadora, piernas bonitas y respuesta rápida. Es rápida, dulce, inteligente y divertida. Y Leland se pregunta a cada minuto si es de fiar. Por otro lado, un tipo gordo, algo insidioso, un catedrático que enseña en la Universidad de Manila que parece tener cierto interés en que le cuente cosas de Panamá. Este viaje, capitán, va a ser muy largo.
Hay ojos que ven más allá de un periódico abierto, citas secretas, algún individuo que se pone a seguir a quien no debe, un intento de asesinato, un simpático japonés conectado con la Mafia, mareos, quemaduras de sol y un par de puñetazos en algún hotel a la sombra del Canal. Todo para descubrir que nada es lo que parece y que los fracasos puede que sean buscados. John Huston sabía bastante de eso y si enfrente del reparto se coloca a Humphrey Bogart…entonces ya la derrota es absoluta.

A medias entre el cine de espionaje y el negro, A través del Pacífico es una estupenda película bastante desconocida que revela que las apariencias engañan y que lo que puede ser una humillación, en realidad, es una victoria. Nada mejor para dar moral a un país que ya se apresta a luchar y que también desea ser, aunque sea solo por unos instantes, un héroe como Humphrey Bogart. Su sonrisa descarada, su dureza enseñada casi por casualidad, su mirada buscando respuestas…tal vez haya que dar una oportunidad a este tipo. Estupendo.

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