Solamente
cuando la maldad ha sido total y absolutamente exterminada, se puede dar paso a
la inocencia. Entre los verdes jardines de lo apacible y la sempiterna y falsa
sonrisa de vecindad, se cuece un auténtico hervidero de perversiones
conspiradoras, un velo de ferocidad bajo la luz mortecina de la próxima
ambición. Es posible, incluso, que, bajo la fachada de la típica familia feliz,
se halle la frialdad estúpida de quien cree que puede engañar a todos. Incluso
a sí mismo.
La carga de profundidad
contra el estilo americano de vida está lanzada. Y para conseguir el siguiente
paso, no hay ninguna duda. Si hay que sacrificar cuanto sea necesario, habrá
que hacerlo. Al fin y al cabo, si el resto del mundo se mueve en la ingenuidad,
lo más lógico será que la farsa sea tomada como verdad y el ritmo de la hierba
en crecimiento no se vea interrumpido. Lástima que todo lo que parece perfecto,
solo lo parece y siempre hay algún resquicio para que se cuelen algunos
elementos indeseables en la trama. Ya se sabe. Cuando hay dinero de por medio,
la sorpresa puede estar en cualquier lado y puede que tengas que hacer el
camino de vuelta en una bicicleta ridícula.
Así que ahí tenemos al
americano medio. Nunca ha dejado de llevar un sueldo a casa, aunque se han
pasado algunas estrecheces por culpa de una mala inversión. En su mirada se
advierte que no hay lugar para sentimientos demasiado profundos. No va más allá
de tener una cuenta corriente saneada y dar rienda suelta a algún vicio poco
confesable. Vive en una comunidad próspera que acepta a la gente de color, pero
sin querer vivir con ellos. La libertad también consiste en elegir con quién
quieres vivir y nadie va a imponer a unos vecinos negros en un vecindario
blanco. La justicia poética andará por ahí, intentando encontrar un porche en
el que degustar una limonada y todo tiene un regusto amargo, como si la vida
comenzara como una comedia y terminase como una matanza. Nada de eso puede
pasar en la villa encantadoramente residencial de Suburbicon. En ese lugar,
todos se integran, vengan de donde vengan. Incluso pueden morir allí mientras
intentan avanzar en espiral hacia la nada.
Interesante película
dirigida por el actor George Clooney con guión de los hermanos Coen que no será
apta para todos los paladares, a pesar de las excelentes maneras que demuestra
y de ese argumento que parece herir en todos sus rincones. Con ocasionales
visitas a Perdición, de Billy Wilder;
a Vértigo, de Hitchcock, y a la
alargada sombra de la misma Fargo, de
los Coen; Clooney mete el cuchillo a conciencia y hiela la sonrisa con avidez,
con los colmillos fuera y con la misma mirada ingenua que se necesita para no
ver la fealdad del lugar más ideal. Buen trabajo de todo el elenco y eficaz la
banda sonora de Alexandre Desplat, que juega precisamente con lo inquietante de
las apariencias. Y es que no es fácil sustraerse a ese mundo que, en nuestro
natural pesimismo, nunca existió aunque intentó venderse como el edén de la
clase media. Quizá, por una vez, habría que imitar el comportamiento de los que
no tienen ninguna culpa de nada y aceptar las cosas tal y como vienen. Puede
que todo marche mucho mejor, tengamos la conciencia mucho más tranquila y la
felicidad, escondida, llegue a asomar la nariz en algún lugar del pastel de
manzana.
4 comentarios:
Conincido plenamente con la opinión del maestro Oti al afirmar que no sabe como habiendo aquí mimbres para una película excelente, lo que sale es simplemente una buena película. No es poco ciertamente, pero te queda ese regustillo agridulce de que la cosa podía haber sido mejor. No se sabe si la culpa es la dirección de Clooney al no focalizar bien la atención en la trama principal y desviarse hacia la secundaria dejándose llevar por su conciencia social y su activismo militante (o sea que no sé si el asunto racial y el episodio de la familia negra funciona bien después de todo). No sé si será cosa de las addendas que el propio Clooney y Grant Hemslov han añadido al viejo guión de los Coen (lo del vallado estoy seguro que habrá sido un añadido de ellos en clara alusión a la era Trump). El caso es que la película es muy entretenida y se ve muy bien, y en cualquier caso se nota que los Coen tomaron cosas prestadas de aquí para "Fargo". Hay también detalles y personajes muy coenianos (el tío Mitch, el jefe de policía); vaya, yo pasé un rato estupendo.
Y en el capítulo de actuaciones destacadas, vemos una de las interpretaciones más salvajes y lúcidas de Damon. Estupenda también Julianne, aunque la guinda del pastel la pone un desatado Oscar Isaac en su breve aparición, que cada día me gusta más a mí este chico. Con todo, la estrella de la función para mí es mi admirado y nunca bien ponderado Alexander Desplat con una banda sonora de muchos quilates.
Abrazos rumbo a Aruba
Yo creo que, efectivamente, la dirección de Clooney tiene algo que ver. A mí no me parece mal ese paralelismo que acontece entre la familia WASP y la negra. Es como si dijéramos que siempre miramos en la dirección equivocada. Por eso, las verdaderas monstruosidades pasan casi desapercibidas.
Es evidente también que toda la película es un alegato anti-Trump. Trump, sin mover una pestaña, se pondría del lado de esa familia de apariencia perfecta pero que está podrida desde la misma raíz y, obviamente, dejaría a los negros sufrir como lo hacen (me gusta mucho esa reacción, muy a lo Martin Luther King, que tiene la familia de color). También está clara la sombra de "Fargo", que es demasiado alargada y que eclipsa, en parte, la originalidad de esta película. Y, desde luego, los personajes coenianos son marca de la casa. Incluido ese personaje que incorpora Oscar Isaac y que parece sacado del negativo del Barton Keyes de Edward G. Robinson en "Perdición".
A mí me pareció una buena película también. ¿Que se le podría haber sacado más? Es posible, pero solo hubiera sido así si la hubiesen dirigido los propios Coen. Ignoro las razones por las que no lo hicieron (sospecho que la producción ejecutiva de las distintas temporadas de "Fargo" tienen mucho que ver).
Abrazos con corbata y camisa de manga corta.
A mí tampoco me parece mal la trama de la familia negra. De hecho, ayuda, claro, a desorientar al principio porque crees que a los matones los ha contratado el vecindario para amedrentar a la familia por la amistad del hijo con el chico negro. También porque aporta buenos momentos a la peli como el bonito plano final o la tensa escena del supermercado. Yo me pregunto más bien si las dos tramas están bien ensambladas o se le hubiese podido sacar un mejor partido, y si no será eso la causa de que la película resulte al final tan desequilibrada.
Abrazos episcopalianos
Claro, es la diferencia de puntos de vista. Yo no encuentro en absoluto que haya desequilibrio en la película, todo lo contrario. Está sólidamente equilibrada. Lo que echo de menos es, precisamente, ese punto de desequilibrio que siempre imprimen los Coen y que hacen que la historia se vuelva totalmente del revés, a veces, de una manera brutal. Yo creo que sí hay buen ensamble (de hecho, el final carecería de sentido si no lo estuviera) y que lo único reprochable a la película es, precisamente, cierto miedo de Clooney a ser tan salvajemente transgresor como sí suelen ser los Coen.
Abrazos con bicicleta.
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