Hace
muchos años, allá por los ochenta, hubo una serie de televisión que obtuvo un
gran éxito. Se llamaba La isla de la
fantasía y estaba protagonizada por Ricardo Montalbán y el acondroplásico
Hervé Villechaize. Todo consistía en un lujoso hotel que ofrecía a sus
huéspedes hacer realidad sus sueños a través de unas cuidadas puestas en escena
que siempre hacían pensar si lo que ocurría era algo previamente planeado o si
la ficción superaba la más disparatada de las imaginaciones.
La idea no era nueva.
Ya en los setenta Michael Crichton publicó una novela y la adaptó
posteriormente al cine con el título de Almas
de metal, con Richard Benjamin y Yul Brynner en los papeles principales e,
incluso, hubo una secuela poco después dirigida por Richard Heffron y con el
título de Mundo futuro, con Peter
Fonda y de nuevo con Brynner cuyo argumento era exactamente el mismo, sólo que
los personajes que intervenían en las fantasías de los clientes eran autómatas
y el lugar de los hechos era un parque temático. Ahora estamos ante una versión
de la serie y el resultado es tan malo que más vale guardarse los sueños para
una mejor ocasión.
La película comienza
con ciertas ganas de convertirse en algo parecido al terror, pero todo se fía a
que la isla tiene propiedades mágicas, y las diferentes historias contienen
giros increíbles, desbarres importantes, mutaciones sin razón y un final tan
largo y tan cavernoso que uno ya no sabe si levantarse de la butaca o echarse
un sueño de verdad. Las interpretaciones no merecen la pena, el sentido se
pierde en cada tramo y aquel encanto ochentero que destilaba la serie se pierde
en los meandros de una adaptación pobre, sin inspiración e incapaz de sembrar
la sorpresa.
Y es que todo es para
terminar con la moraleja de que las segundas oportunidades no existen. Y si el
destino brinda esa posibilidad ha de ser siempre a costa de un gran sacrificio.
Los personajes cambian de dirección como el viento en esa paradisíaca playa de
las Islas Fidji donde está rodada la película y el humor es tan ingenuo que
parece que la haya escrito un jovenzuelo de quince años al que le gusta jugar
con granadas, con armas, con chicas de bandera, con fuego y con alucinaciones
variadas. Así, de este modo, la historia parece un disparo en medio de los
sueños, tratando de acabar con cualquier atisbo de imaginación de aquellos a
los que les gusta creer que todo es posible en una vida que regala muy poco. La
supuesta magia isleña resulta ser tan dura como la propia existencia y, eso sí,
todos salen conociéndose un poco más y con la conciencia de que las fantasías
propias siempre interfieren en las ajenas.
Habrá que dejarse
invadir por la suave brisa tropical, por las cálidas aguas del Océano Pacífico,
por la sensación, durante unos momentos muy escasos, de ser Dios y de haber
conseguido lo que el destino niega con terquedad. La venganza suele estar
presente en muchas de esas fantasías de debilidad y error y la visión se vuelve
negra según avanza el metraje. Quizá algunos hasta lleguen al borde de la
irritación por el descuido con el que se intenta armar algo con lo que se
pretende encajar el sentido común, pero más vale arrellanarse en el asiento,
asumir la cara de escepticismo con las cosas delirantes y pensar que el dinero
se puede invertir en tomar unas cañas con los amigos y nadar en la sensación de
que aquello, por muy rutinario que nos parezca, sí que es una auténtica
fantasía muy cercana a la felicidad.
6 comentarios:
No hay duda, entre "La isla de la fantasía" y "La isla de las tentaciones" dan ganas de quedarse en el Continente.
O si no gritar ¡¡¡ Estefaniaaaa !!! y hacernos unas risas.
Abrazos agradecidos por evitarme un bodrio que ya presumía
No te olvides de "La isla de los famosos", que también tendrá su continuación en breve.
La verdad es que esta semana no había mucho donde escoger. La española de turno intentando copiar la nueva comedia francesa, la verdad, no apetecía mucho, más que nada porque está todo basado en una solemne estupidez. Quería ir a ver "Crimen a contrarreloj", de Jacob Estes, un "thriller" de ciencia-ficción que, aunque no esperaba mucho de él, podía llegar incluso a entretenido, pero, en una de esas bromas de distribuidor, no se ha estrenado en ningún cine de Madrid capital. Así que, como solución de urgencia, fui a ver ésta. No sé cómo se puede hacer algo así y que no les caiga la cara de vergüenza. Y aún y todo pude escuchar algún comentario positivo a la salida.
Abrazos fantasiosos.
Pues no te despistes, que "hasta que la boda nos separe" tiene aspecto de convertirse en la nueva "Ocho apellidos vascos", una comedia que a base del boca-oreja puede funcionar mucho mejor que lo que parecía. Ya me han hablado varias personas de lo divertida que es. No será una buena peli, pero parece que funciona como buen relajante.
También dicen que mejora el original porque cuida mucho mejor la producción, lo cierto es que las comedietas francesas salen como churros del país vecino, pero la mayoría de las veces no pasan de una propuesta ocurrente y un par de escenas simpáticas rodadas con cierta prisa. Aquí, tal vez sea porque tenemos más cuidado con los 4 duros que tenemos o porque nuestros secundarios dan muy buen nivel, hacemos remakes interesantes.
La verdad es que creo que la comedia está bastante maltratada últimamente, en España con propuestas muy de chistes de "No te rías que es peor" y en el mundo por falta de originalidad y clase. Pero, es tan necesaria...Y hay actores españoles que en comedia son brutales...que "Primos", de 2011, sea la mejor comedia original española que recuerdo en los últimos tiempos, me parece bastante triste.
Abrazos cómicos
Está maltratada, entre otras cosas, porque es el género que más curro lleva. No cualquier cosa hace gracia, no cualquier cosa es objeto de gracia, pero como se trata de lo que se trata y vivimos en una época en la que la gente suplica risas, pues nos tragamos lo que haga falta. Curioso lo que dices con lo de "Hasta que la boda nos separe". A mí ya dos o tres personas me han dicho que no vale un pimiento (aunque como para fiarse de otros está uno). En cualquier caso, de las últimas comedias españolas que se han estrenado y que sí me han dicho que es mejor de lo que, en principio, parece, la que mejor he oído hablar es la de Santiago Segura, "Padre no hay más que uno", que, según me han dicho, no sólo es una comedia, sino que también es inteligente.
Totalmente de acuerdo con tu valoración de la comedieta francesa. Ya he dicho varias veces que yo el humor debo haberlo perdido en algún bar, porque tampoco es que me hagan gracia. Lo que tú dices, una situación de partida prometedora y una escena que siempre se recuerda. Lo demás, paja para el ojo y para el oído.
En cualquier caso, tampoco me preocupo demasiado, en apenas un año o año y medio la tenemos en televisión en cualquier cadena.
Abrazos con risas.
Quizá "padre no hay mas que uno" esté bien, yo también lo he oído, pero no es original, es un remake de una película argentina, creo.
Los argentinos hicieron buena comedia hace unos años, pero también parece que han bajado el pistón.
Abrazos con tu humor en el bar
Efectivamente, es el "remake" de "Mamá se fue de viaje", de Ariel Winograd, con Diego Peretti en el papel protagonista. Eso, en cualquier caso, no la invalida para que sea inteligente (no he dicho nada de original, desde luego el planteamiento argumental no me lo parece tanto). Lo bueno de todo es que no es el único "remake" que ha tenido la película original argentina (fue la película más vista en el año 2017 por aquellos lares, esto sí lo he buscado, y parece ser que fueron un millón y medio de espectadores). También hay un "remake" mejicano, otro italiano y otro, atención, francés. Todas ellas realizadas después de la versión de Segura.
Pues eso, que estamos en crisis de humor.
Abrazos paternos.
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