Añicos. Trizas. Mil
partes de uno mismo estalladas en millones de pedazos. Ese recuerdo se presenta
una y otra vez y no se va. Tal vez porque ha estallado algo más que un rostro,
o se va a romper algo que parece perfecto en el rostro de una mujer, o la
disonancia vital se hace tan insoportable que todo está descolocado a pesar de
que todo parece en perfecto orden. Un accidente cambia la vida de una pareja.
El trabajo ya no es el mismo. La vida se ha borrado y hay que reconstruirlo
todo a base de esfuerzo, de curiosidad, de noches en vela intentando recordar.
Y la memoria huye despavorida. Puede que porque vio lo horrible. Puede que
también tenga miedo de volver a proyectar aquellas imágenes a las que no quiere
regresar. La noche se hace larga y las preguntas se acumulan. ¿Mi mujer era
infiel? ¿Yo lo era? ¿En qué estaba trabajando? ¿El espejo me dice la verdad?
¿Quién me puede ayudar?
Un detective medio loco
y una factura perdida son el principio del hilo. Tirando por ahí puede que se
extraiga la verdad de todo este enrevesado asunto. Ni siquiera el accidente
parece que fuera de verdad. La realidad se confunde peligrosamente con el
recuerdo y, sin embargo, ahí enfrente, en el espejo, hay un extraño mirando.
Nada es como parece ser y, sin embargo, todo es como debe ser. Es tan extraño,
tan impensable, tan retorcido que el asesinato se presenta porque es el
invitado natural. Y aún así, se empieza a dudar de uno mismo porque no se sabe
si los impulsos son buenos o malos. Cuando aún se tiene memoria, somos lo que
recordamos. Si la memoria no existe, sencillamente, no somos nada.
Wolfgang Petersen
dirigió esta historia con reminiscencias de Alfred Hitchcock con soltura
aunque, en el momento de su estreno, fuera un sonoro fracaso. Tom Berenger,
Greta Scacchi, el por entonces muy de moda Corbin Bernsen, Joanne Whalley
Kilmer y Bob Hoskins ocuparon la escena tratando de resolver el intrincado
misterio derivado de un accidente de coche brutal. El resultado es una película
aceptable, con aciertos sin continuidad y alguna tendencia hacia la
complicación exagerada, con secuencias notables y desviando siempre el foco
para que no se vea el cartón. La estética ochentera también delata un cierto
rastro de antigüedad y habría que destacar que, a pesar de todo ello, la
película arrastra al espectador porque está deseoso de resolver todo el enigma.
Y es que la amnesia, ya se sabe, ha sido siempre un poderoso encubridor que ha
saltado de una película a otra a través de la historia del cine y ejemplos se pueden
encontrar por centenares.
Así que abróchense el
cinturón, no vaya a ser que arramblen con los protectores laterales de la
calzada y despierten en un hospital con un rostro totalmente destrozado y, lo
que es aún peor, con la memoria en desbandada, incapaz de recordar todo lo que
se ha llegado a ser hasta ese momento. Aunque, no lo duden, olvidar, a veces,
puede ser toda una bendición.
2 comentarios:
A mi me gustó mucho en su momento esta película. Creo que es de lo mejor de Tom Berenger, un tipo que creo que era mucho mejor actor de lo que su carrera sugiere, también está muy bella y misteriosa Gretta Scachi y Bob Hoskins siempre está mas que correcto.
Es cierto que tiene momentos algo enrevesados y que a veces el ritmo se ralentiza por el uso de los "recuerdos" casi continuo, pero como tu dices te atrapa como espectador en busca de las claves del enigma y la resolución del misterio.
Hablabamos hace poco de "No hay salida", que era infinitamente mejor que esta, pero guarda el paralelismo de la época y del misterio como enganche. En aquellos años hubo no pocos films de ese corte, recuerdo también "Falso testigo" o incluso "El asesino del calendario".
Abrazos con una nueva cara
Yo creo que Tom Berenger, en concreto, no era tan buen actor. Es verdad que aquí está bien (esta es una de sus más desconocidas películas) y que en "Platoon" está excelso, pero siempre me ha parecido un tipo algo forzado, como si no estuviera nada cómodo con ninguno de los papeles que interpretaba. Greta Scacchi sí que es una estupenda actriz y Bob Hoskins es un símbolo de garantía.
Es cierto, también es algo irregular en el ritmo, pero no cabe duda de que el misterio tiene la suficiente fuerza como para enganchar al espectador con bastante interés.
Es que eran películas muy bien hechas. Recuerdo bien "Falso testigo", que volví a revisar hace poco y me quedé con la impresión de que la producción era más barata de lo que nos pareció entonces. Y también, hace un par de años, volví a ver "El asesino del calendario" y ahí ya sí que me pareció que la cosa había quedado en nada y que había perdido muchísima fuerza a pesar de la estupenda interpretación de Kevin Kline. "No hay salida" es que es un ejercicio de suspense maravilloso y sigue transmitiendo esa angustia de que le van a pillar. Y "La noche de los cristales rotos" tienes razón, es una buena película que, quizá, en el momento de su estreno no tuvo el reconocimiento que merecía, pero que tiene suficiente garra en el argumento como para no soltar de las solapas al espectador. También no hace mucho que volví a revisar "Al filo de la sospecha", aquella con Glenn Close y Jeff Bridges, y siempre es una película que me ha confundido mucho, no sé por qué.
Abrazos mirando al espejo.
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