Una vida aburrida
realizando transferencias de montones de dinero a entidades e instituciones
financieras de Asia y Europa no es el modelo soñado por una joven que ha hecho
de Nueva York un hogar raro y atrayente. Ella es un poco díscola, pero
indudablemente eficiente. Su jefe, como dijo alguien “todos los jefes suelen ser unos inútiles”, es bastante inútil y la
llama al orden, pero no prescinde de ella porque sabe que lo está haciendo
realmente bien. De repente, en un giro imprevisto del destino, alguien se pone
en contacto con ella a través del ordenador. Es una broma, no puede ser. ¿Un
espía detrás del telón de acero? Venga ya. Me estás tomando las rastas ¿no? Y
encima el fulano le pide un favor. ¿Esto qué es? ¿Bucear en una canción de los
Rolling Stones para saber lo que quiere decir?
Desde ese momento, la
vida de Terry se desmanda en todas las direcciones. A ella no le importaría
tener una pareja…pero esto es un poco demasiado ¿no? Un espía. Ja. Y que vaya a
la Embajada Británica a entregar un mensaje. Claro, voy allí, suelto el mensaje
y me despido. Fácil. A su alrededor comienzan a proliferar una serie de
individuos que son menos recomendables que un suero de la verdad. Intrigas por
allí, mensajes en sartenes, falsos agentes, las compañeras que la empujan a
pillar pareja por cualquier medio, el jefe dando la vara, demasiado para Terry,
o para cualquiera. El caso es que la aventura comienza para ella y va a haber
risas, suspense, persecuciones, situaciones incómodas y rescates de última hora.
Se puede apreciar en
esta película una cierta carencia de presupuesto, casi como un telefilme, pero,
no obstante, la historia tiene una cierta gracia habida cuenta de que el
apartado tecnológico se ha quedado lastimosamente obsoleto. En aquella época, a
mediados de los ochenta, era toda una novedad mantener un chat en un ordenador
y el diseño acaba por ser casi fenicio. No obstante, es una película
tremendamente divertida, con momentos de comedia de cierta altura en la que
Whoopi Goldberg da rienda suelta a su vena más gansa, especialmente en la
escena en la que el vestido de noche se le queda enganchado en una trituradora
de papel, con un chiste visual que resulta tan tronchante como cualquiera de
las comedias del cine mudo. Además, la trama de espionaje funciona, siempre sin
tomarse demasiado en serio, con actores conocidos haciendo que la historia sea
un misterio de cierta gracia. Ahí están John Wood, Stephen Collins, Jim
Belushi, Carol Kane y, por supuesto, la sorpresa final de quién es ese espía que
está detrás del ordenador.
Así que mucho cuidado si reciben algún mensaje anónimo por los medios actualizados de hoy en día. No se sabe nunca quién puede estar al otro lado, pero si se descuidan pueden tener a un espía atrapado en una zona caliente del mundo que les pide alguna cosa imposible y que, además, aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para tirarles algún tejo que otro mientras allí escapa de los perseguidores y aquí se las hacen pasar peor que a un cangrejo en el acuario.
6 comentarios:
Si señor, una comedia de poca monta aprovechando la bis cómica de Whoopi, que había saltado a la fama el año anterior con un dramón del 15 como "El color púrpura". Luego ya vinieron otros films a la vista del filón humorístico de la Goldberg como "Sister act" o Made in America" por no hablar de su Oda Mae de "Ghost".
Pero recuerdo con cariño esta película que vi en la tele respondiendo a la llamada de la canción de los Rolling y que me pareció muy rápida y muy divertida. Es un paralelismo de la propia canción con la que se acopla perfectamente al ritmo.
A veces, las pequeñas películas nos hacen pasar muy buenos ratos que no esperábamos tener. Los 80 también trajeron estos films que hacen que pases un par de horitas muy entretenidas y que termines con una sonrisita en la cara pensando que has pasado una buena tarde.
Por cierto Jack, el espia, es....
Abrazos con un cepillo de dientes gigante
Pues estoy de nuevo de acuerdo contigo (esto empieza a ser preocupante). Es una de esas películas pequeñas, que apenas fueron tenidas en cuenta en el momento de su estreno, pero que la recoges más tarde, en el entonces mercado del vídeo y dices..."joer, pues pasas un rato estupendo". Es cierto, tiene ritmo, es divertida. Y me sigo partiendo con la escena del vestido de noche y la trituradora de papel. Ahí es donde se ve claramente la vocación de gansa que tenía Whoopi.
Abrazos desde el otro lado de la pantalla.
Al hilo de lo que habláis, lo discutía hace poco con un amigo que hay veces que siento como mala conciencia por haber despreciado en su día películas como ésta. Quizá por el hecho de ser comedietas intrascendentes que parece que no aportaban nada. Claro, tú estabas todo el día dignísimo buscando el sentido de la vida y del cine así como más trascendente, buceando en Bergman, Fellini, ... o Lynch. A ver que no me arrepiento de haber buceado en Bergman, Fellini o Lynch, pero sí tal vez de haber mirado por encima del hombro otro tipo de cine. Lo comentaba con este amigo a propósito de una película que revisé el otro día y que cuando la vi por primera vez despaché como "blandengue". En cambio, el otro día la disfruté mucho. La película en cuestión era "Un lugar en ninguna parte" de Sidney Lumet. Será que me estoy haciendo mayor.
No he visto "Jumping jack flash", pero la apunto.
Abrazos like a rolling stone.
Yo he de reconocer que nunca he tenido prejuicios, digamos, intelectuales contra ningún tipo de cine. He ido a ver películas descaradamente comerciales y otras en las que me he preguntado qué diablos estaba haciendo allí. Aún recuerdo cuando daba clases y la psicóloga (por cierto, estaba de toma pan y moja) se enteró de que a mí me gustaba el cine y vino con toda la ilusión a preguntarme cuál era la última película que había visto. Yo, fijaos, dije "La revancha de los novatos", una de aquellas comedietas salidas del camino abierto por "Desmadre a la americana" o "Porky´s".La cara de ella fue un auténtico poema. Luego, intenté arreglarlo diciendo que a mí me gustaba John Huston y ella puso cara de póquer porque no tenía ni idea de quién era ese señor. A veces, encontrar el punto intermedio entre lo comercial, lo que todo el mundo ve, y ese paladar medio exquisito (casi nunca exquisito del todo) es altamente complicado. Y eso que en ningún momento dije que "La revancha de los novatos" era buena o mala. No me dejó continuar. Tuve que disfrutar de ella el resto del curso a distancia.
Otra anécdota puede ser el ex-cuñado. Un individuo que era ingeniero aeroespacial y se creía más listo que Pedro Sánchez (lo digo sin ironía, Pedro Sánchez me parece el presidente más inteligente que hemos tenido). Se compró un chalet (que a mí no me gustó nada) presumiendo de que era un casoplón y que se había gastado medio millón de euros, blablabla. Y quiso impresionarme enseñándome su cine privado, con una pantalla que había instalado en un saloncito que, en otra época, era el porche-terraza de la casa y me puso "Valerian", de Luc Besson (le enloquecían los gráficos por ordenador siempre y cuando no estuvieran hechos por ningún español) y me dijo, literalmente: "Este es el cine que la gente quiere ver. No hace falta tener que ir a buscar mensajes en todas las películas". Yo contesté con un discreto: "Ya, ya". Y no le hice ningún aprecio a su salita de cine (lo cual, con toda seguridad, le ofendió muchísimo). El caso es que soy defensor a ultranza del cine, ya lo sabéis, y no puedo olvidar que Hitchcock o Kubrick deseaban ser directores muy comerciales sin perder un ápice de su autoría. Eso es posible y, quizá, hasta me atrevería a decir, que eso es lo que hay que buscar. "Jumpin´Jack Flash" y películas de su corte (me atrevería a decir películas tan divertidas como "Procedimiento ilegal" o "Apunta, dispara y corre") son cine, cine bueno, cine entretenidísimo sin mensaje detrás, cine de calidad y cine que no se debería perder nunca (y, lamentablemente, también estoy viendo que películas tan entretenidas y divertidas empiezan a brillar por su ausencia).
"Un lugar en ninguna parte" nunca me gustó demasiado, pero ahí tengo que hacer un apunte. Siendo Sidney Lumet el director, de alguna manera, esperas algo más. Es lo malo de saberse un par de nombres.
Abrazos en clave
Pues yo, ya lo he comentado alguna vez, si he tenido prejuicios en mis años mozos. Pero era el reverso de Dexter. Mis prejuicios eran (lo son aun en gran parte) hacia el cine considerado intelectual, el cien lento, poco comprensible o el que se suponía que tenían ínfulas de transcendencia.
Es cierto que en gran parte era un prejuicio como reacción a los "listillos pedantes" (no os sintáis señalados, por favor) a los que se les llenaba la boca hablando del cine "con mensaje", a ser posible europeo o asiatico. Que es que el cine yanki o incluso el español era malo por definición, fuera éxito de taquilla o no.
Alguna vez les oponía que los clásicos, Huston, Ford, Wilder, Capra, Hawks o Hitch...decían mucho más que lo que contaba básicamente la historia que veían en pantalla. Que Berlanga o Mario Camus, Bardem o Saura solo tenían que envidiar a otros directores foráneos los recursos económicos.
Y que un film de Fred Astaire podía hacer tanto o mas por la cultura española que muchas películas de Fassbinder, Peter Greenaway, Yilmaz Guney o Kusturica. No me importaba convencerles porque en el fondo sabía que habia mucho postureo en lo que decían.
En realidad yo era un heredero del cine en televisión, de los cineclubs de los martes, de los ciclos de los viernes, de películas que ilustraban La Clave, de sábados por la tarde con películas de pedro Lazaga o pedro Masó (ahora llamado Cine de barrio). Y es evidente que ese cine había conquistado mi paladar, pero también me crié con guisos de legumbres, huevos fritos y bocatas de fiambre y haría franca oposición al que dijera que la verdadera cocina está en el ramén, el sushi y el Kefir y que la tradicional es basura.
Y he de decir que aun no he aliviado todos los prejuicios (tampoco los culinarios) pero he logrado disfrutar de muchas cosas que antaño me parecían intragables. Bueno, Antonioni me lo sigue pareciendo...pero eso ya es como la intolerancia a la lactosa, que no la puedes evitar.
Yo no me creo mas listo que...(rellenar la linea de puntos)..., pero no lo digo para no parecer presuntuoso.
Abrazos insultando a la policia
También he conocido a los que despreciaban mi tendencia a ir a ver, por ejemplo, "House of games", lo que pasa es que les descolocaba mucho cuando era el primero que se apuntaba a ver "Rambo III". Yo he procurado siempre no ser un listillo pedante (sólo en internet lo he sido, ya se sabe), cuando me preguntaban por una película pretendidamente intelectual lo despachaba con un "bien" o un "bah, no vale nada" mientras que si era otra del gusto más popular ya me explayaba un poco más (sin entrar en tecnicismos, que eso sí que es pedante. Es más, aún hoy en día practico este saludable deporte).
Y, por supuesto, yo estoy muy de acuerdo en eso que dices que una película de Fred Astaire podía hacer más por la cultura que cualquier película de Greenaway (y tuve una época Greenaway que no me bajaba nadie del caballo especialmente después de ver "El contrato del dibujante" y "Conspiración de mujeres").
Yo también vi mucho cine en televisión. La mayoría de las ocasiones recomendado por mi padre. Como tú dices, muchas películas de La Calve, de los sábados tarde (en sesión de tarde, con el cine español me costaba más, eso vino después), de los sábados noche (sábado cine fue un gran programa que duró muchos años y que echaron sesiones que, para mí, han sido inolvidables).
Incluso coincido contigo en el gusto por Antonioni, que también me parece intragable, irritante, incoherente y más palabras que empiezan por i. Pero sí, gracias sobre todo al cine club he acabado amando a Truffaut, a Bergman, a Fellini, a Visconti, a Losey y a Malle. Luego ya me lance y tuve una época muy fuerte destinada a recuperar películas intelectuales en la Filmoteca y en los Alphaville, cines de referencia en esa clase de cine. Sin descuidar en ningún momento el cine.
más popular o comercial. Yo podía perfectamente ir el martes a ver una sesión al Alphaville de Robert van Ackeren y "La trampa de Venus" y el sábado irme a disfrutar con "Arma letal".
Y yo no me creo más listo que nadie. Ahora bien, os voy a decir una cosa. Últimamente estoy haciendo un programa de radio en el que, para variar, me piden que me prepare una anécdota, entro un cuarto de hora y ya. Los demás contertulios del programa, supuestos expertos en cine, intentan hacerme tragar que "La sustancia" es la obra maestra incontestable de este año mientras que "Cónclave" es la cosa más aburrida y lenta (me hace gracia lo de "lenta", teniendo en cuenta que es una película de sacerdotes decidiendo el nuevo Papa, me imagino que esperan que saque una metralleta de debajo de la sotana en algún momento y se cargue ahí hasta al Espíritu Santo) y me pregunto si la formación del gusto es deformante por naturaleza. Y hasta ahí puedo leer.
Abrazos haciendo tiras de papel.
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