A
veces, la vida ahoga con tanta fuerza que las frustraciones comienzan a ser
letras ignotas de una frase terrible. No se sabe de dónde vienen los golpes, de
dónde proceden las obligaciones pesadas y terribles, por qué ha caído la
desgracia en un hogar que, en principio, parecía ser normal y razonablemente
feliz. La noche cae con sus largas garras de fantasía y las puertas se abren y
se cierran misteriosamente, como si algo dentro de nosotros deseara que
ocurriera algo, algo lleno de horror, algo definitivo. Es el juego de los
muertos que empieza siempre cuando la sombra se derrama sobre el ánimo.
La rutina es ese
fantasma que vemos todos los días, en todos nuestros actos, intentando que
asumamos responsabilidades que no nos corresponden, solo porque, tal vez, es lo
correcto, por mucho que no estemos preparados para ello. Las tonterías propias
de la edad propician un escaqueo y una estúpida invocación finaliza con una
boca grotescamente abierta, dejando escapar un último alarido que solo franquea
el paso desde el infierno. Morir no es fácil cuando se desea. Y hay demasiados
espectadores atentos al próximo movimiento del maldito tablero.
Hay que cuidar de tres
niños, llevarlos al colegio, cumplir las obligaciones escolares, asistir a la
decepción de la típica amiga que comienza a desviar su cariño. No nos damos
cuenta y todo ello se confabula en una especie de conjuro que es evidente hasta
para quien no puede ver. Los aburridos y repetitivos anuncios de la televisión
cierran aún más el espacio para la huida y Dios no está, ni se le espera. Es
posible que asista, divertido, al espectáculo del fracaso total. El miedo está
ahí delante y nada de lo que es será.
Paco Plaza ha
conseguido crear pánico a partir de una aciaga rutina para una chica que no
puede soñar porque tiene demasiadas barreras delante. El trabajo de Sandra
Escacena como la adolescente que trata de hacer lo mejor en lo peor de su vida
es excelente porque en ella se dan todas las contradicciones, todos los deseos,
todas las visiones terribles de una realidad que se empeña en estrangularla. Y
nosotros, pobres espectadores indefensos, nos removemos inquietos en la butaca
porque no podemos avisarla de que el peligro está ahí, a su espalda, deseando
agarrarla con desesperación y sin más salida que un día que nunca llega. Por
ahí gritan unos héroes del silencio que claman por escapar hacia las estrellas
y el verano se halla ahí, a la vuelta de la esquina, esperando el punto final
de la tiza y la perspectiva de cerrar con más fuerza las cadenas invisibles que
inmovilizan nuestros actos. Son las frustraciones, las decepciones, las
derrotas diarias y los deseos incumplidos los que ponen a prueba nuestra
resistencia. Y, a menudo, esos fantasmas se aparecen en las largas noches de sueño
agitado para decirnos, una vez más, que no hay escapatoria, que el olor a
fritanga continuará, que los desprecios se sucederán, que la presión no dejará
de apretar hasta que no quede ni una sola gota de sangre. Verónica, Verónica,
ven y sálvame o mis propios diablos se me llevarán del rincón para convertirme
en un problema más. Hazlo pronto, por favor, o la inspiración de vivir se
pondrá en fuga en cuanto salga de aquí.
5 comentarios:
Hola de nuevo,
Salí bastante contento con la película aunque es cierto que encuentro en ella algunos detalles que no me cuadran del todo. Ante todo me gustaría comenzar diciendo que me parece que Paco Plaza tiene bastante talento para el género, a mí me empezó ya a ganar algo con su primer filme "El segundo nombre" e incluso su "Romasanta", vilipendiada por la gran mayoría, no me parece tan mala como la pintan.
El mayor lastre que le veo al filme es precisamente lo mejor que tiene Paco, que es esa querencia que tiene por el género, bueno no exactamente lastrarlo sino más bien escorarlo, despojándole de ambigüedad al mismo. Intento explicarme mejor, en muchos casos creo que se muestra demasiado abierto/explícito el lado fantástico a pesar de detalles como lo de "Veo" por lo de “Vero” entre otros. Y es que aunque hay momentos geniales de doble lectura, hay otros que todo se viene abajo. Aunque siempre no es así, por ejemplo ¿es real que la monja ciega está hablando con ella en el sótano? Precisamente un "acto de realidad" (la entrada de la otra monja en escena), y no de corte fantástico, es la que desbarata una posible doble lectura. Eso sí, estupendo el plano que nos coloca detrás de la policía para asistir a la visión de su cuerpo suspendido, de alguna forma juega con nuestra mirada y nunca con la de los agentes (a pesar de su final algo abrupto). Por todo ello, creo que esa segunda lectura, la realista, palidece ante la fantástica, la cual se impone demasiado empobreciendo así el discurso.
Hablando de sus influencias, creo que algunas son bastante claras, pues ahí tenemos “El exorcismo de Emily rose (precisamente da agradecimientos a su director en los créditos), Insidious, “El expediente Warren” o “Babadook” e incluso me atrevo a decir la “La semilla del diablo”.Y veo otra clarísima, sobre todo en lo estético, y es "It follows", toda esa parte algo mas ampulosa, digamos más “indi”, con esos paseos, la escena del eclipse, el desdoblamiento de ella, cuando camina con esa música, me la recordó bastante.
Por cierto, la protagonista está muy bien pero quien me han sorprendido de verdad son los tres hermanos pequeños, están fabulosos y muy naturales, especialmente el pequeñajo, esa cara que pone entre sorprendido y cachondón cuando a la prota le pasa lo del tenedor, ¡es de premio!.
En resumen, buena película de género que le falta sutileza para funcionar como pontente doble lectura y que a pesar de sus claras influencias, Paco la hace suya, insuflándole personalidad y ese toque tan castizo que nos hace ver que aunque una historia como esta se puede dar en cualquier sitio, nos encontramos en un barrio obrero de Vallecas. Da gusto dejarse el dinero en la taquilla con pelis españolas como estas, la verdad.
Un saludo.
Yo siempre he creído que el genio del dúo Balagueró-Plaza era éste último. Y los ejemplos que nombras son bien descriptivos. "Los sin nombre" es realmente buena. Yo creo que "Verónica" es una película que está bien sin llegar, desde luego, a la categoría de obra maestra. Es un terror de andar por casa muy efectivo que, si peca de algo, es de previsible porque yo adiviné el misterio a las primeras de cambio. Pero, es verdad que Plaza consigue que tengas un plus de interés superior con esa visión del policía del principio que resulta ser aterradora y que no dejas de preguntarte cuál será (incluso llegas a temer por la vida de esos hermanitos, que es cierto, actúan todos con una naturalidad pasmosa, incluido el pequeñajo).
Cierto, tiene referencias clarísimas en "El expediente Warren" o en "Babadook" (siendo además muy superior a ésta). Yo creo que la conversación con la Hermana Muerte sí tiene lugar (me lleva a esa conclusión dos cosas, la forma en la que termina la conversación y que ahí es dónde Verónica recibe la clave definitiva para resolver el problema).
Creo que la falta de sutileza a la que aludes es algo que pide la historia precisamente por el entorno en el que se desarrolla la vaina. Ya digo que, quizá, lo peor de la película fue su previsibilidad. Supe desde el principio qué es lo que estaba pasando (últimamente estoy de un listo que tira p´atrás).
Abrazos misteriosos.
Por supuesto César, la Hermana Muerte es de verdad, no hay ambigüedad creada que diga lo contrario, preguntaba para después echar abajo dicha duda. ¿Qué hubiese pasado si ese personaje de alguna manera solo apareciese con Verónica? Podríamos habernos planteado que es una "creación" por parte de la protagonista para engañarse y hacerse ver ella misma que es lo que verdarderamente está ocurriéndole. Para eso hay que dotarlo de ambigüedad, de subjetivismo pero claro esto seguramente Paco ni se la habrá planteado, y es otra peli que me hago yo en mi cabeza (ains, ¡¡qué bien le salían estas cosas al señor Tourneur!).
En mi caso, vi tan presente el relato fantástico que no plantee el problema humano, la verdad.
Saludacos.
Ambigüedad creo que sí tiene. Subjetivismo...con todo lo que ha pasado antes, también. Lo que pasa es que Plaza creo que trata de hacernos conscientes de que lo que es fantástico para nosotros puede ser una absoluta realidad para la protagonista, lo que no hace es lo contrario y ahí puede que pierda una cierta carga de inquietud.
Estoy totalmente de acuerdo en que la película tiene mucho de Tourneur y que, sin embargo, con muchísimos menos medios, el francés conseguía inquietar mucho más. Desde luego que era un maestro en el arte de sugerir.
Yo siempre vi que había algo de humano en todo lo fantástico y, además, creo que Plaza también recubre todo de una pátina similar que va en esa dirección, de ahí que mi privilegiada mente lo descubriera. En cualquier caso, una muy digna película de terror. Veremos lo que pasa con "It".
Abrazos a gritos.
¡Uff!, con 'It' tengo muchas ganas y miedo (del que naufrague) a partes iguales. A ver.
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