Tal
vez el orden universal dependa de una compleja ecuación matemática. Puede que
el destino esté ordenado en patrones numéricos secuenciales que apenas tienen
sentido si no se piensan. Nada está escrito y, a la vez, todo es un reflejo. En
el desquiciamiento de la exactitud se halla la respuesta que nadie busca
porque, al fin y al cabo, vivimos en plena práctica del caos. Y a lo mejor todo
se reduce al mismo absurdo.
Así, si nos ponemos a
buscar con la inteligencia como arma, encontraremos casualidades impensables
que ahondarán en la esquizofrenia de nuestro razonamiento. No es casualidad que
se piense en números radicales cuando el entorno resulta agobiante, descreído,
imposiblemente contrastado. El temor invade nuestras vidas con tanta facilidad
que ni siquiera nos damos cuenta de que nadamos en mares de pánico y de que no
hay lugar para la incógnita. La vida es una estúpida fórmula algebraica que se
empeña en resultar infinita.
Uno de los grandes
errores de muchos cineastas que creen que ruedan con precisión matemática es su
tendencia a la grandilocuencia, a introducir mensajes con calzador porque, en
su obsesión por alcanzar lo perfecto, llegan a pensar que todo cabe en su
maravillosa historia. Y ése puede ser uno de los problemas que afectan a esta
película dirigida por Daniel Calparsoro. Puede que toda esta trama en la que se
salta de atrás hacia adelante, con fechas de exacta continuidad, necesitase
algo más de solidez, decidiéndose por una dirección concreta y sin disparar en
tantas direcciones. El enigma se vuelve drama social, el misterio se torna
sobrenatural, el tiempo se conecta por algún fenómeno que se escapa para dar
escape a una resolución que llega ser demasiado increíble para que cuadre con
todo su desarrollo. Aunque todo esto no importa. Puede ser la apreciación
parcial de un loco esquizofrénico que trata de igualar sus resortes mentales y
resolver el sistema en el que se ha visto inmerso por obra y gracia del cine.
El resultado, sencillamente, es indeterminado.
Bien Raúl Arévalo en su
encarnación de matemático consumido por la obsesión de una vida que está sin
resolver, al igual que un problema dejado a medias. No tanto Aura Garrido, a la
que se le notan mucho los engranajes de la actuación, incluido ese leve acento
callejero que pretende despojarla de su clase natural. Gozosa la breve
intervención de Julieta Serrano que, con su narración, nos transporta hasta el
magisterio. Atinado está Antonio Dechent en su papel de guardián del tiempo y
del destino, siempre al pie del cañón de una gasolinera que abre las puertas
del teorema. Y así, Calparsoro nos mete en la mochila tantos aciertos como
errores y lo que podría ser un apasionante retrato natural de fantasía de
dimensiones desconocidas se queda en apenas un recorrido algo cargante sobre
una sociedad que está tan enferma que es incapaz de encajar pasado, presente,
futuro y desarrollo con un mínimo de coherencia.
Desconecten las
máquinas. Es posible que sigamos viviendo después de todo. Nuestra propia Naturaleza
nos empuja hacia la supervivencia y el movimiento del universo es algo tan
cíclico que se repite cada cierto tiempo, como una broma de mal gusto de un
elemento que debería estar en perfecto orden.
3 comentarios:
En mi opinión una película muy muy fallida que no mejora la opinión que tengo de Carlparsoro después de "Cien años de perdón" (hay que decir que esta es algo mejor). Y sí, el problema es el de la verosimilitud, hay cosas que cuesta asimilar por más que la vida esté regida por el azar. Además el problema de querer abarcar demasiado, el drama social, el bullyng, las enfermedades mentales, demasiado batiburrillo. Por lo demás, buena factura técnica muy fincheriana y destacada interpretación de Raulillo por encima de sus dos compañeras.
Abrazos repostando
Coincido, buenos mimbres, buena factura, muy buena actuación de Raul, no mala de Aura (en mi opinión), terrible Belén Cuesta (lo suyo es la comedía, parece claro) y una suma total muy mejorable.
Quizá sea, como decís, que apunta a demasiados sitios, algunos innecesarios que tal vez estuvieran en la novela pero que aquí distraen y no aportan: El bullyng, la violencia de género...
Y también no decidirse si por lo sobrenatural o el realismo. Te deja en tierra de nadie, ¿juego a las casualidades históricas? ¿a los fantasmas del pasado? ¿A los delirios de un loco?
Pues nada, jugamos a todo y listo....y al final te quedas con cara de tonto. Ya puestos me hubiera gustado más que hubiera habido más interés en la búsqueda o más emoción: El relato de Luis Callejo y el de Julieta Serrano no aportan nada más que eso, un relato. No hay ni un punto que haga que el espectador juegue a descubrir el nexo en común. Y para colmo, de hecho nos dejan con un hilo suelto (seguro que hay mas), el de la mano metálica de Julieta que altera a Raul y no sabemos porqué, pese a que es un momento que Calparsoro enfatiza.
En fin, una pena, porque como decia al inicio, habia mimbres de película como minimo muy entretenida...y aquí la sensación de plof al final es evidente.
Un 4 o 4,5.
Abrazos repetidos
Pues bastante de acuerdo con todo lo que apuntáis. Es una película cuyo argumento podría ser apasionante pero la indecisión de Calparsoro lastra notablemente la película porque, en todo momento, se queda a medias. Y creo que uno de los problemas más graves que tiene la película es el que apunta a Dex porque, en todo momento, la película juega con la lógica para, al final, quedarse en un cuento de The Twilight Zone sin demasiada gracia.
Raúl lo hace bien, es imposible negarlo. Lo de Aura...vale, acepto la valoración de Carpet y es que no es mala...pero tampoco es buena. Quizá estemos demasiado costumbrados a verla como "niña fina" y aquí su papel está en las antípodas de eso, con un toque de madre coraje y demás que le deja en un peligroso territorio de nadie. Creo que ella ha querido dar una vuelta de tuerca a su versatilidad y yo no niego que eso puede llegar (creo que tiene facultades para ello) pero aún tiene que rodarse más y no intentar lo que, creo, no sabe todavía hacer muy bien.
Cierto es lo de las historias de Luis Callejo y Julieta Serrano (incluso lo de Julieta tiene un toque adicional de interés, pero es que se queda en eso, en nada). Es más, si se hubiesen suprimido tampoco se hubiera resentido demasiado la película salvo en su cortísima duración. El espectador se siente perdido al ver la película porque no sabe a qué carta quedarse. Calparsoro establece unas reglas que van hacia el realismo, luego hay una cierta perversión de la lógica que se acepta sin problemas pero luego...resulta que no, que hay una puerta espacio-temporal que sé que quiere decir eso mismo que proclama la frase publicitaria: "Las respuestas del futuro están en el pasado" pero que desarma por completo la película.
Yo no le daría más de un cuatro.
Abrazos desde el espejo.
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