miércoles, 25 de abril de 2018

UN DÍA DE FURIA (1993), de Joel Schumacher

El calor se hace insoportable dentro del coche y la maldita mosca no hace más que buscar el centro de la piel. El tráfico está totalmente atorado y ya no hay más sitio para los gritos y las carcajadas de los de al lado, las niñerías de los infantiles pasajeros del autobús escolar y el repetido, cansino e irritante sonido del claxon ajeno. Ya está bien. Todo es una agresión que puede llegar a hacer rebosar el vaso y hacer que la furia se desborde. Unas monedas y un coreano que no sabe hablar y que pone unos precios abusivos. Unos desgraciados pandilleros juveniles que dicen no sé qué de su territorio. Una bolsa llena de armas. Una hamburguesa que no se parece en nada a la que sale en la foto…El calor agobia, la ciudad se resquebraja y cada palabra que sale de los demás es toda una bofetada en la cara. Hasta un individuo de estética neonazi y cerebro empobrecido se cree que alguien puede tener algo en común con él. Ha habido demasiadas derrotas por el camino y solo un hogar puede proporcionar algo de consuelo en medio de tanta agresión verbal, moral, física, perdida, inútil. Habrá que atravesar toda la ciudad, como Ulises intentando regresar a Ítaca mientras los cantos de sirena que se clavan como astillas en la cara llamarán insistentemente hacia la violencia. Furia. Ira. Desprecio. Nada.
Tal vez, el peor pecado haya sido tenerlo todo y haberlo dejado escapar. El hogar estable, feliz, con sonrisas y cariños fue posible y estaba ahí mismo, al alcance de la mano. Pero el desequilibrio que asola y desgasta fue haciéndose un lugar en el ánimo y primero vino la contestación inadecuada, luego el tono más alto que otro, más tarde el trastorno por cosas que no tenían la menor importancia. Por último, esa ira ya incontrolada y traidora, que asomaba como un ladrón en busca de su dinero y que, después, era imposible de atajar. El calor, en realidad, siempre ha estado ahí. No se fue nunca porque en casa se desmoronaba todo, en el trabajo se formaba parte de un sistema injusto e inhumano, en la vida se era parte de una basura sobrante que buscaba respuestas donde no las había e, incluso, se inventaba preguntas que no tenían sentido.
Allá al otro lado del asfalto ardiente y sin piedad, también hay un hombre que, detrás de una placa, tiene todos los motivos del mundo para rebelarse, pero se mantiene en su cordura, en acomodarse a los problemas que la vida le ha dado, que han sido muchos, y que, aún así, todavía le hacen creer que es un afortunado. Hay una mujer, algo trastornada pero que le necesita, esperándole en casa. La vejez ha llegado sin avisar y su jefe es humillante y despreciativo. Ya va a sobrepasar esa puerta que le convierte en un inútil sin oficio y sin beneficio. Pero aún así, vive. Sabe dónde está la belleza de vivir. Y mantiene la calma que, en el fondo, es el colchón donde duermen todos los ánimos.

Estupenda aunque algo irregular película dirigida por Joel Schumacher, en la que se ponen de manifiesto las angustias del hombre de hoy, acuciado por deudas, por la falta de tiempo, por la violencia ejercida sin descanso a su alrededor y que trata, por todos los medios, de encontrar una salida a la locura. Lo que no sabe es que, quizá, esa salida no exista. Y por eso, su mirada no encuentra un lugar donde posarse. Salvo que una pequeña porción de equilibrio aún persista en medio de tanto ruido.

6 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

Esta es una buena película, con buen ritmo, con buena tensión, con un buen guión...que se desploma un poco al final y se convierte en una cosa mucho más simple de lo que apunta. Una solución fácil para una historia que arranca muy bien, que va mejorando pero que nos saben solucionar adecuadamente.

En todo caso, la película merece la pena y diría que un 90% de la película es el grandísimo nivel de Robert Duvall que agranda todo lo que hace en el film. Con otro quizá no estaríamos ni comentándola a pesar de su buen punto de partida.

Abrazos en el muelle.

César Bardés dijo...

Es cierto que al final parece que cae un poco. Pero para mí es aún peor el episodio del tipo de la tienda nazi (Frederic Forrest). Sin ser una idea mala (la confusión por parte del nazi creyendo que el tipo D-Fens es de su cuerda) está fatalmente realizada, maniqueísta al mil por cien y, además, de una forma totalmente innecesaria para justificar que el tipo se arme hasta en los calzoncillos.
Estoy totalmente de acuerdo en que el nivel de Duvall engrandece la película hasta límites insospechados y que en manos de otro actor, probablemente, la película palidecería hasta límites, diría, casi ridículos.
La resolución final no me disgusta del todo (el duelo entre Douglas y Duvall) porque, al fin y al cabo, sabes que va a acabar así. Quizá sí le ponga más peros a lo inmediatamente anterior con el rollito familiar. De hecho, Douglas (que quizá haga uno de los mejores papeles de su carrera) acepta el destino porque sabe que, haga lo que haga, él va a quedar como el malo de la historia y lo hace apenas con un gesto, solo reservado a los grandes actores.
Por contra, creo que tiene secuencias magistrales: el principio, el coreano, la hamburguesería, el parque, cómo se va pasando cada vez más de rosca y cómo la película transmite esa sensación de calor y de agobio, consecuencia clara de una sociedad egoísta que anula por completo al individuo. Y quizá me atrevería a decir que son tan buenos (genial también el reflejo de Douglas en el personaje de Duvall, un tipo que tiene tantas o más razones que él para rebelarse y, sin embargo, acepta lo que viene con un arma que casi nadie más tiene como es el amor) que se sobreponen con bastante holgura a los defectos. Es por eso que me ha gustado destacarla.
Abrazos vestido de negro.

CARPET_WALLY dijo...

Si, estoy muy de acuerdo contigo. No es la escena final la que me parece que sea mala solución (mañana hablaremos, supongo, de otro final también controvertido) sino el prólogo de ese final, ese mal rollo familiar que hace que la película se desvíe un poco de su propuesta inicial. No es lo mismo que un tipo normal explote descontrolado pro la presión excesiva de una situación agobiante y se líe en una espiral de violencia progresiva, que descubramos que el tipo ya parte de un cierto desequilibrio emocional. Sin eso, el espectador puede verse interpelado, "te podría pasar a ti, o a tu vecino o al compañero de oficina", con lo otro ya te desenganchas..."ah bueno, es que el tipo ya estaba muy desquiciado".

También creo que Douglas está muy bien y coincido en que policía y violento son dos caras de un mismo espejo...Y claro que merece la pena destacarla. de hecho, es una constante en Schumacher, que tiene películas recomendables pero que creo que nunca termino de cerrar bien una película, todas tienen altibajos que se mueven de lo mejor a lo más cutre.

Abrazos con un bate.



César Bardés dijo...

Cierto. Esa situación familiar anterior a la resolución coloca al protagonista en una tesitura que pasa del "joer, es que el tío explota y ya me gustaría explotar a mí así" al "joer, es que el tío está mal desde el principio". Para mí que se les fue la mano un poco en el subrayado, teniendo en cuenta que es perfectamente lícito que el tío ya esté quemado porque ha perdido el trabajo y eso hace que no pueda pasar la pensión o similar. Con eso ya valía. Pero no. Al tío hay que ponerle de aún más malo para que la gente comprenda mejor ese final en el que acepta su destino al otro lado del borde del muelle.
En cuanto a Schumacher, también coincido en el análisis. Tiene películas recomendables (me gusta "Tigerland" y también me gusta mucho una que no suelen destacar los expertos y es "Tiempo de matar" e, incluso, en el terreno de la comedia romántica, me gustó "Un toque de infidelidad") con otras que merecen realmente poco. "Asesinato en ocho milímetros" por ejemplo, que era prometedora, que parecía que su punto de partida era atractivo y tal y acabó cansándome mucho (tampoco le ayudó que fuera por la época en la que Amenábar había hablado sobre el mismo tema en la mucho mejor "Tesis"), "El cliente" no está mal, pero no me parece una buena película, sólo pasable, y luego aparte, claro, ya están los Batman y tontadas como "Nueve días" o similares. Era un realizador que parecía que iba a sobresalir un poco y se ha quedado ahí, sin evolucionar demasiado, una ligera decepción o un aceptable acierto, nada más.
Abrazos poniendo precio.

CARPET_WALLY dijo...

A mi también me gusta bastante "Tiempo de matar" que además tiene un sólido reparto con un jovencito Matthew McConaughey, Samuel L Jackson, Kevin Spacey, la Bullock...y claro Kiefer Sutherland que es marca de la casa.

Es cierto lo de "Asesinato en 8mm", todo el mundo hablaba bien de ella y a mi me pareció un poc peñazo y bastante fallida. A Joel le suele pasar lo de los inicios prometedores que se vienen abajo "Linea mortal" , por ejemplo o "La última llamada" o "Trespass" con Nick Cage y la Kidman. Parten de situaciones interesantes pero en un momento dado se difumina todo y se convierte en un terreno muy trillado y convencional. Una lástima porque es un tipo que sabe rodar y dar mucho ritmo a lo que rueda.

Hay por ahí una reciente de terror, bastante interesante, llamada "Blood Creek". Tampoco es redonda, incluso parece serie B a veces, pero también tiene un buen unto de partida, un ritmo tenso y es una buena propuesta de la que no esperaba nada.

Abrazos retenido por las obras

César Bardés dijo...

No he visto ni "Trespass",ni "Blood creek",pero las apunto con la esperanza de que Schumacher tenga algo que decir. De acuerdo en que "Línea mortal" tenía otro punto de arranque atractivo y luego resulta más que decepcionante,al igual que también "Jóvenes ocultos" tuvo una legión de seguidores que yo nunca entendí demasiado bien. Siempre se ha quedado un poco a medias y de una forma bastante decepcionante además.
Abrazos con un big mac