jueves, 17 de julio de 2025

EL VERANO DE SUS VIDAS (2012), de Rob Reiner

 

Con este artículo acabamos la temporada de cine y cerramos el blog hasta el martes 2 de septiembre. Ha sido un curso muy largo y muy agotador. Sin embargo, el cine siempre estuvo ahí, dispuesto a escucharme y a ser el amigo que se necesita. Espero que no lo olvidéis y que sigáis viendo películas en vuestro descanso. Un abrazo para todos.

Puede que haya llegado el momento de desmontar del caballo y caminar hacia el crepúsculo. Demasiados golpes en la vida para un simple escritor que conoció el éxito con la calidad que destilaba en sus novelas del Oeste. Ya no queda nada de inspiración porque hace seis años se fue lo que más quería y su desgracia paralizada se quedó sin motivos para seguir. Ni dignidad, ni orgullo, ni nada. Sólo un sobrino que se preocupa y que quiere que siga viviendo en algún lugar tranquilo para intentar un último duelo con la vida. ¡Qué tontería! Como si una puesta de sol en verano, a la orilla de un lago, pudiera quitar de un plumazo todo lo que apesadumbra una existencia que se antoja inútil. El sobrino, con toda la buena intención que guarda, incluso se lleva un diploma acreditativo de un premio que el escritor recibió desde su sempiterna silla de ruedas hace mucho, mucho tiempo, cuando aún tenía ganas de expresar lo que sentía. Ahora ya no siente, ya no cabalga, ya no sueña. Es mejor terminar.

La vida, ya se sabe, es una mujer caprichosa que, de repente, puede mimarte hasta el exceso. Y en ese retiro obligado, en esa última oportunidad que el sobrino bienintencionado le otorga, el escritor conoce un sitio maravilloso, tranquilo y acogedor que lo resulta aún más cuando conoce a sus vecinas. Se trata de una mujer muy atractiva, en pleno trance de divorcio, con tres hijas a su cargo. Y es que el escritor se da cuenta de no que no sólo puede recibir sino que aún es capaz de regalar. Sobre todo y ante todo, puede enseñar a esas personas a imaginar, una herramienta extraordinaria para seguir viviendo y hacer que la vida sea soportable. Una niña, incluso, le paga para que le enseñe a canalizar la fantasía porque ella no sabe. Es posible que sea porque su padre se ha ido y no tiene muchas ganas de volver a verlas. Es posible porque crea que ese lugar tan idílico, en realidad, sea un callejón sin salida que la condene a una existencia gris y opaca. El escritor, viendo que la niña comienza a imaginar, vuelve a escribir. Y cuando uno escribe con ganas, aunque sea un cuento de apariencia infantil, es probable que vuelva a sonar un vals para bailar con aquello que no se tiene y que se vuelva a ver todo aquello que no se ve.

Excelente película, apacible y de buen gusto, dirigida por Rob Reiner e interpretado con la sabiduría habitual de Morgan Freeman dando vida a ese escritor que sólo quiere acabar con todo y que hace creer a todo el mundo que la imaginación es la más extraordinaria vía de escape para las personas. Con ella se puede visitar el mundo, crear a los personajes más fascinantes…e, incluso, bailar un vals con unas piernas que hace mucho que dejaron de funcionar sólo porque el amor, ese don huidizo y terco, es la mejor de las imaginaciones posibles. Y también porque es lo que proporciona los mejores momentos…aunque sólo pasen por la siempre fugaz imaginación. Y se recuerdan. ¿No es fascinante?

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