La
adolescencia es esa edad tormentosa en la que, a pesar de que se cree ver
luces, todo está en la más absoluta de las tinieblas. Nada está claro aunque
hay que mantener, a cualquier precio, la apariencia de que todo está nítido
como la luz del sol. Existe un deseo de descubrimiento de la sexualidad más
allá del mismo hecho. Es difícil comunicarse con los que tienen experiencia
porque, al fin y al cabo, ellos son producto de otra época, de otras
circunstancias y de otras inquietudes. Ellos son lo que realmente no saben
nada.
Para un adulto resulta
muy complicado saber cómo puede ser útil al adolescente que expresa su rebeldía
todos los días. Puede que su nombre no le guste y quiera ser conocido con un
apodo. Puede que trate de encontrar un sitio entre algunos compañeros con los
que no tiene nada en común. Todo es un interrogante que obliga a decidir, una
visión del mundo oblicua y nada objetiva en la que se llega a creer que no es
necesario comprender a nadie. Eso da igual. La vida está por delante y no hay
demasiado tiempo para pensar en naderías. Sobre todo cuando se tiene tanta
experiencia acumulada.
Sin embargo, según van
ocurriendo las cosas, las luces se van encendiendo paulatinamente. Primero con
timidez, como si sólo quisieran iluminar con suavidad el camino que se lleva. Y
más tarde, con fuerza, como si las piezas que estaban desparramadas en la
confusión comenzasen a encajar de forma mágica. La conciencia se despierta y,
de repente, hay una comprensión adulta de los problemas de los demás y de cómo
han sufrido para que los sueños fuesen realidad. No es necesario renunciar a
las creencias, ni a los pensamientos, ni a los recuerdos. Eso es lo que nos
conforma como personas y, gran parte de nuestro interior, está formado por
todas esas cosas. Sólo hay que abrir los ojos y aprender a ver.
La directora Greta
Gerwig se ha decidido a describir un episodio de su vida con sencillez, sin
grandilocuencia alguna, con la naturalidad con la que los días pasan y la
lógica se impone. En algún momento parece que todo se estanca, pero la historia
avanza con sigilo y reconocemos muchas de las situaciones, compartimos la
dispersión de esa protagonista encarnada con fuerza por Saoirse Ronan y, por
último, respiramos tranquilos cuando llega la ansiada y, tal vez, algo
sobrevalorada madurez. El resultado es una película modesta, que se deja ver
sin otro sentimiento que el de la naturalidad, con alguna que otra digresión
innecesaria, pero con un ritmo constante, con algo de humor en sus pinceladas y,
desde luego, con la seguridad de que esa niña-mujer comenzará a ser mujer-niña
en muy poco tiempo.
Y es que, en ocasiones,
hay acontecimientos que hacen que la vida se torne de otro color, y que, de
alguna forma misteriosa, se empiece a tener la palabra justa, la actitud
comedida y la ilusión intacta por llegar a algo que puede ser realmente grande.
Por supuesto, eso no niega el derecho de hacer alguna locura de vez en cuando,
de dejar que las riendas se desboquen porque eso también forma parte del proceso.
Y como todo camino al éxito, cada metro estará desbordado de fracasos.
2 comentarios:
Me pareció una pequeña gran comedia. Modesta como tú dices, pero en la modestia y la sencillez está su principal potencial. Yo confío mucho en esta Greta que ya se ha soltado en la dirección después de escribir cosas que prometían como "Frances Ha" (me gustó algo menos "Mistress America"). Pienso que se limita a contar una historia de verdad en la que todos podemos sentirnos identificados porque todos hemos experimentado las mismas cosas y los mismos problemas, con los padres, con los chicos/as, con los amigos. Aunque alguna vez no puede evitar la tentación de caer en él, se aleja del postureo ese tan típico del cine "indie" aunque eso ya esta ya "out", habrá que decir ya "mumblecore" que es lo que ahora mola. Creo que todo fluye en esta película y pasas un rato muy agradable. Y no me parece casual la elección de Sarsoise para el papel principal pues tiene muchas conexiones con el que ya interpretó en "Brooklyn". La que también está soberbia es Laurie Metcalf.
Abrazos rebeldes
Creo que esta película llega más a sus objetivos de lo que consiguió "Boyhood", que puede estar en la misma línea. Me gusta, en el caso de Greta, que su final no sea tan de postureo, porque, al fin y al cabo, lo que te viene a decir es que no puedes renegar de tu educación, de tus creencias, de todo lo que has vivido anteriormente por mucho que creas que el paso decisivo va a romper con todo y te vas a liberar como se resetea un ordenador.
Saoirse Ronan, aunque no siempre me gusta en los papeles que hace, creo que lo hace muy bien. Es una chica que va progresando poco a poco sin apoyarse exclusivamente en el físico (no es una belleza despampanante) y, sí, Laurie Metcalf también lo hace muy bien. Es una película agradable, que resulta bastante realista, bastante "natural", si se puede calificar así a una película.
Abrazos estudiosos.
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