Cuando
se va a producir un ataque militar contra un objetivo terrorista, todo está
milimétricamente calculado. Un avión espía, sin personal a bordo, será el
encargado de lanzar la bomba; se sabe a la perfección la cuantía de los daños
colaterales; hay un esfuerzo suplementario por tener una identificación
positiva de los objetivos; los drones proliferan como insectos o pájaros para
alcanzar la máxima seguridad posible en la misión; se coloca a un hombre en las
cercanías para tener un control sobre el terreno. Solo hay una variable que
puede hacer tambalear el plan: el elemento humano.
El elemento humano
tiene varias vertientes, todas ellas apasionantes. Una es el esfuerzo por parte
de las personas que deben tomar la difícil decisión de un ataque por escudarse
en una seguridad jurídica que blinde ante la opinión pública la posible
matanza. Otra es la aparición en el escenario observado por vía satélite del
más inocente de los seres, alguien que solo quiere jugar y despertar a la vida.
Otra es la certeza de que nadie, ni siquiera los ejecutores, pueden cerrar los
ojos ante la posibilidad de matar a quien no lo merece. Y aún otra más es el
consabido traslado de responsabilidad para eludir las consecuencias.
Y no solo eso. También
están los políticos, que solo piensan en el entorno político, que solo se
mueven en función del estrago político que puede causar una decisión equivocada
o, incluso, acertada. La pregunta está en el aire y es muy difícil de
contestar. ¿Mataría usted a un ser inocente como víctima colateral de un ataque
a cambio de salvar posibles decenas de vidas en un atentado que se va a cometer
con inmediata posterioridad? La respuesta es una nube de polvo y misterio, como
ese ojo que nos vigila desde el aire, con nuestro total desconocimiento, con el
poder de matar, y lo que es aún peor, con la seguridad de que los hombres y
mujeres que están al otro lado de la pantalla no viven en un país difícil donde
acecha el hambre y la miseria, se sienten cómodos y seguros cuando llegan a
casa aunque quizá no duermen con la conciencia demasiado tranquila.
Espléndida película
dirigida por Gavin Hood, que sabe dosificar el suspense y lo mantiene con mano
firme, dejando al espectador sin aliento y con angustia, sin respuestas y con
rabia, sin creer lo que está viendo, sin aceptar lo que está pensando. A eso
hay que añadir las maravillosas interpretaciones de Helen Mirren y del
tristemente fallecido Alan Rickman, muy por encima del resto del reparto, con
una intensidad emocional y profesional absolutamente creíble, con detalles de
grandes actores que hacen que todo el conjunto sea una denuncia, un
reconocimiento y un interrogante. Por lo demás, todos morimos un poco a cada
minuto que pasa porque sabemos que no hay mucha salida, porque deseamos el
ataque, porque también lo rechazamos, porque somos humanos y somos parte de
este mundo en llamas. El elemento humano también nos toca a nosotros y nos hace
daño porque ante lo que ocurre delante de nuestros ojos, solo callamos y tratamos
de buscar vías de fuga en nuestro pensamiento para asimilarlo de una u otra
manera. Somos los cobardes civilizados que nunca compran el pan a los más
necesitados.
4 comentarios:
La tengo apuntada. A la Mirren voy de rodillas al cine. Y si encima tiene el componente sentimental de ver la última de Rickman. Había oído maravillas de la película y tu comentario no me ha defraudado. Gavin Hood es un director poco conocido pero muy interesante. "Totsie", la peli con la que ganó el Oscar para Sudáfrica la debimos ver cuatro pero estaba bastante bien. y "Expediente Anwar" es una película muy a reivindicar, aunque en ella salga Resse Whiterspoon.
Hablando de pelis infravaloradas coincido con tu apreciación de "Un lugar llamado milagro". Y ánimo con la peli de Esteso y Carmen. Palmas, Goyas, Oscars, uff, es que ya lo estoy viendo.
Abrazos con galones
Es una excelente película. He escuchado comentarios por ahí diciendo que es una película que no descubre nada nuevo. Yo creo que tiene un pulso admirable, con un manejo del suspense, manteniendo la tensión, admirable. Vi "Totsie" y me gustó. Todavía no he visto "Expediente Anwar", la tengo pendiente pero tengo que reconocer que la Whiterspoon me echa para atrás. Por cierto, Hood hace un papel en la película, no muy importante pero sí bastante presente. Además de todo, Mirren y Rickman, fantásticos. La creación que hace Rickman es de quitarse el sombrero y la última frase que suelta también es tremenda, derribando muchos mitos sobre los militares en una acción de guerra, habitualmente retratados como seres sin alma ni conciencia que actúan sin más.
Por cierto, con la edad que tiene...qué atractiva está la Mirren con uniforme de camuflaje. Hasta en eso es extraordinariamente femenina y dura a la vez.
Abrazos a las órdenes.
Pues yo no sólo no la tenia apuntada sino todo lo contrario, ahora habrá que replantearselo. A veces los trailer no sólo no ayudan sino que te quitan todas las ganas, en esta ocasión por dos cosas, porque parece que lo cuenta todo y porque lo que cuenta que en el fondo lo dispone como ¿bombardeamos o no? Y efectivamente esa será la premisa, pero pen el trailer suena a muy maniqueo. Los buenos que no quieren que muera la niña y los malos que les da igual...Y pufff, eso no llama precisamente a gastarte los 10 euros. Y que además parece que aguantar 2 horas (o mas) moviendose en la duda...algo repetitivo suena.
Pero por lo visto no es así, se modula la tensión, se transmite la angustia...vaya, lo mismo merece la oportunidad.
Mirren y Rickman son una garantia, de eso no cabe duda. Y Gavin Hood hizo "Lobezno, los orígenes" que es una muy buena película para ser un spin off de X-Men, aunque "El juego de Ender" siendo entretenida tenga momentos bastante lamentables.
Abrazos con dudas
No, no, los que tú llamas "los malos" ni siquiera saben de la existencia de la niña. Todo lo contrario. Cuando se descubre, se portan mejor que los propios "buenos". Hood no busca eso. Precisamente los "buenos" son los "malos" porque la película juega con la elástica moral política que es donde se encuentra el meollo de la decisión, el coste en votantes, la popularidad de la acción...No, no, se huye del maniqueísmo. Más bien sí que se ocupa en humanizar un poco a los militares, que no son máquinas de matar, como habitualmente se les retrata en el cine. Hay angustia, la tensión está muy bien mantenida, Mirren y Rickman, enormes. Hay un montaje ágil, una cierta descripción de los métodos modernos de espionaje inmediato que no deja de ser apasionante. La banda sonora es climática y muy acertada. No es una obra maestra pero sí me atrevería a decir que es una buena película, hecha con cabeza y con afán de proponer un dilema moral de difícil resolución. Yo sí la recomiendo.
Abrazos en espera.
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