Si tenéis ganas de escuchar lo que hablamos en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla a propósito de "Vencedores o vencidos", de Stanley Kramer, podéis hacerlo aquí.
Los sargentos Cutter, MacChesney y Ballantine son tres de esos tipos que
piensan que la amistad es lo primero de todo. Nada puede borrar de un plumazo
tantos años juntos en el Ejército de su Graciosa Majestad en la India, tantas
aventuras divertidas, tantas borracheras compartidas, tantas muertes a su lado
de otros camaradas que también merecieron unas cuantas risas. Cuando uno de
ellos queda herido, los tres quedan heridos. Cuando uno de ellos tira de
valentía para doblegar al enemigo, los tres son valientes. Cuando uno de ellos
es arrestado, los tres están entre rejas. Cuando uno de ellos se casa, los
tres…no, eso no.
Así pues aún queda tiempo para
una última aventura, para una última diversión. Basta con dejar al Sargento
Cutter suelto para ir a buscar un imaginario tesoro con el que sueña y ya está
liada. Y detrás de ellos, fiel hasta el agotamiento, Gunga Din, ese tímido,
ingenuo y encantador aguador que también sueña que se incorpora al Ejército
para servir a Su Majestad. Kipling lo supo en uno de sus viajes. Conoció la
historia de Gunga Din y la inmortalizó con sus líneas magistrales. Gunga Din
tiene miedo, tiene valor, tiene arrojo y tiene resistencia. Al fin y al cabo,
son las cualidades esenciales de todo buen soldado que se precie. Cutter,
MacChesney y Ballantine lo van a descubrir y, sin duda, nunca habrán conocido a
otro soldado más leal, más valeroso y más sacrificado. Y eso será una lección
para los tres porque dejarán de buscar tesoros imaginarios, de enzarzarse en
promesas vacías de matrimonio rutinario y seguirán buscando, en nuestro
interior, más aventuras a las que agarrarse y ajustar cuentas a los rebeldes
indios que adoran paganamente a la diosa Kali. La amistad, lo primero. Y Gunga
Din para siempre, será uno de ellos.
George Stevens dirigió con mano
divertida y mirada desenfadada a Cary Grant, Victor McLaglen y Douglas
Fairbanks Jr., en esta historia de amigos por encima de la guerra, que son
capaces de cualquier cosa mientras estén los tres juntos pero que, si uno de
ellos falla, entonces el trío se deshace en sus bravuras y comienzan a ser
mediocres, prescindibles, nulidades de copa de ponche rápida y pelea a
puñetazos. A su lado, Sam Jaffe como Gunga Din, ese indio que quiso llevar
uniforme a pesar de que no era más que un paria que llevaba agua en una tierra
seca y llena de violencia. El resultado es una película que llega a los
rincones más umbríos y los ilumina con sus batallas precipitadas, con sus
bromas previsibles, con sus trampas desplegadas y con su humor recalcitrante,
humor de camaradas en una lucha que cae por los barrancos de lo entrañable a
cada segundo. Y tengan cuidado no sea que caiga alguna gota de jarabe de
elefante en alguna de sus bebidas. Tengan la puerta abierta y el paso libre.
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