miércoles, 29 de noviembre de 2017

UNO DE LOS NUESTROS (1990), de Martin Scorsese

Es difícil hacer el repaso a una vida cuando solo te has dedicado a los malos negocios. Aquellos que son carne de pólvora o tira de cuchillo. O que, tal vez, han significado el fin del negocio de otros. Lo cierto es que no era eso lo que te hacía grande en su momento. Eran los amigos. Estar integrado dentro de una camaradería única y cómplice aunque eso, en cualquier instante, podría volverse en tu contra. Quisiste dinero fácil y lo tuviste. Deseaste a la chica ideal. Guapa, temperamental, inteligente y leal. Y también la tuviste. Llegado a un punto, quisiste empezar tu propio negocio, nada grande. Polvo blanco entre cielo azul y dinero a espuertas. Y ahí es donde te equivocaste. En el mismo momento en que decidiste sacar aún más dinero es cuando comenzaste a tener puntos flacos. Demasiado placer en las narices. Demasiada aceleración. Los buenos días han pasado. Ahora toca ser camello. Aunque sea un poco a lo mediano. Colega, estás listo. Y si no quieres ir al trullo, vas a tener que denunciar a todos y cantar de medio a medio. Tuvo que ser uno de los nuestros.
Por el camino hubo sangre a raudales. Ya se sabe. Aquél tipo que se pasó. Aquél otro que no llegó. El de más allá que fue un imprudente porque empezó a gastar lo que no debía. El de más acá porque era un pedazo de plomo en los pies. El negocio es el negocio y al que más apaña no le hace ninguna gracia que todo se vaya al garete. Es la ley de la calle, amigo. Ya sabes. Calles mojadas, coches grandes, armas largas, bares que no cierran y la boca sellada. Y discreción hasta en la ropa. No conviene ir llamando la atención cuando eres el blanco más fácil desde el Presidente Kennedy. Todos quieren el dinero. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que todos quieren más.
Y más quiere decir que tendrás que soportar el cruel sentido del humor de unos y la terrible aplicación de la venganza como única referencia en un mundo donde los policías solo se pasan para cobrar. No van a dejar que nadie escale puestos así por las buenas. Los territorios están delimitados y las miradas impasibles están preparadas. Otra cosa es que haya momentos buenos, de relajación, de domingo sin corbata y cerveza en la mano mientras la barbacoa se hace a fuego lento. Son ratos aislados. Y, sin embargo, son ratos perdidos. La verdadera acción está en aquella esquina donde se vende droga, o en aquellas furgonetas que transportan el botín, o en destrozarle la cara a cualquier incauto porque mira de determinado modo. Eso tiene auténtica atracción, es la erótica de saber que se posee el derecho a la vida o a la muerte de cualquier otro. Sin más planteamientos que el negocio o la venganza. A veces, incluso, las dos cosas a la vez. Ya sabes, o te portas bien o te cuelgo de un gancho y te saco las tripas. Eso sí que era vida. Y no la triste y melancólica existencia de los que tienen que hacer cola en la carnicería. Ya dejaste de ser uno de los nuestros, tío. Ahora toca saber vivir.

No se descubre nada si hablamos del estupendo trabajo de Martin Scorsese con una historia fantástica y la colaboración de todo un plantel de actores que dan lo mejor de sí mismos. Desde Joe Pesci a Lorraine Bracco pasando por Ray Liotta, Robert de Niro o Paul Sorvino. Ya he dicho demasiados nombres. Ahora más vale que este artículo se publique sin mi nombre y a mí se me dé una nueva vida. Y no importa si no vuelvo a escribir sobre cine y sobre uno de los nuestros, uno de esos buenos chicos.

3 comentarios:

dexterzgz dijo...

Podías haber avisado de que hoy ibas a hablar de esta película y me hubiese traído el reclinatorio.

Y mira que la primera vez que la vi no me dio ni frío ni calor. Con el tiempo he aprendido a valorarla y valorarla muy bien. Como la obra maestra que es.

Y mira que me gusta mucho más la primera parte que la segunda. Cuando digamos se acaba la parte del flasback y empieza todo el rollo de las drogas, me parece bastante menos "romántico" que lo anterior.

Y mira que a mí Ray Liota siempre me dio mucha pereza. Suerte que aquí están todos esos que dices al lado (me quito al sombrero ante Bobby)

Y mira que es mi segunda peli favorita del Cejas por detrás de "Taxi driver".

Abrazos desde el capó

CARPET_WALLY dijo...

Ray Liotta, nunca me pareció un gran actor, pero aquí está estupendo.

Joe Pesci me suele resultar algo irritante, pero aquí está inmenso.

Robert De Niro es un gran actor, pero aquí está en otra liga.

Paul Sorvino es una garantía de secundario, pero aquí es mucho más que un secundario de garantia.

Lorraine Bracco es una actriz poco aprovechada, pero aquí demuestra toda su capacidad

Scorsese es un monstruo y aquí asusta, agobia, aterroriza y sin embargo sentimos cierta ternura por tipos que no son capaces de dar más de si. Todos pequeños que se creen que son grandes, en particular ese Henry que no es más que un Don Nadie, que siempre lo fue.

Abrazos en el maletero

César Bardés dijo...

Ya te dije que soy especialista en sorpresas.
Yo tengo que reconocer que me atrapó desde el principio. La primera escena, si lo recordáis, es la de tres tipos, en medio de la noche, en un coche y comienzan a sentir unos golpes en el maletero. A partir de ahí se articulan los "flashback" y, cuando se cuenta la historia del maletero, progresa la narración.
Me quedé embobado y no solo por la historia, que llega a ser apasionante, de ese tipo que, como muy bien dice Carpet, no es más que un Don Nadie, alguien que nunca llegó a contar en serio. Y lo apasionante de esta historia es toda la gente que rodea a ese Don Nadie, poderosos, crueles, y, también, capaces de provocarnos algo de ternura porque se mueven en un mundo que ellos mismos se han fabricado, con sus reglas y sus castigos (a veces, tremendamente violentos, que hacen que, incluso, haya que apartar la mirada).
A mí sí me gusta la segunda parte, por una sencilla razón. Quiero ver como ése, que es de los nuestros, acaba por hacer algo que no gusta. Sospechamos que es Henry porque le hemos seguido desde el principio, pero no le vemos capaz...y, sin embargo, es el más débil de todos a pesar de su apariencia.
Y lo tengo que confesar: siento absoluta debilidad por Joe Pesci en esta película, me parece sencillamente prodigioso. Y aún más si se tiene la oportunidad de disfrutarla en V.O.
Tendremos que vernos en el bar. No vayáis con coches demasiado llamativos y esperad a mover la pasta cuando sea oportuno. No me lo hagáis repetir dos veces.
Abrazos con el pie herido.