jueves, 16 de enero de 2020

1917 (2019), de Sam Mendes



Las grietas que se abren en la tierra, entre sacos y barro, escupen hombres que se aprestan al combate en una carrera imposible hacia la muerte. Quizá entre ellos haya uno o dos que tengan como misión evitar una masacre que decida el curso de la batalla. Y por el camino tendrá que atravesar esas grietas, hundirse en la oscuridad de tramposos pasadizos, visitar la miserable condición humana que siempre empuja hacia la nada y darse cuenta de que la verdadera condecoración es volver a casa y sentir que, más allá de la podredumbre de los cadáveres corruptos, existe el suficiente cariño como para hacer que merezca la pena la supervivencia.
Para visitar ese paisaje derruido por las bombas, los disparos y las alambradas, es necesario agacharse, luchar hasta más allá del valor, correr para llevar a cabo un último favor al amigo que ha sido derribado en medio de los senderos que conducen hacia la gloria. De entre las brumas, surgirá la figura desconocida que puede tomar el rostro del enemigo, contemplar el fuego destructor que arrasa con todo, esquivar las balas que muerden con su sonido letal, encontrar un resquicio de inocencia que implora por la protección, atravesar la tierra de nadie con la sensación de que, en cualquier momento, la vida se va a escapar por las heridas de las entrañas, cruzar entre montañas de muerte y decidir que el riesgo no es tan fuerte como la voluntad. Mientras tanto, la tierra saltará en pedazos tratando de alcanzar el blanco móvil, el polvo se quedará incrustado en la garganta y las ratas seguirán buscando su comida en la carne corrompida. Las grietas siguen enviando a los hombres a la muerte y sobrevivir entre ellas será el mejor signo de heroísmo entendido como ir un poco más allá, sin dejar de avanzar, soslayando el absurdo del infierno que estalla alrededor y sabiendo que, aunque se haya iniciado el camino de vuelta, no se puede evitar el regreso a otro esfuerzo por conseguir lo que parecía imposible. Es sobrevivir, otra vez.
Puede que no haya novedad en el frente porque el juego de estrategias se pone sobre el tablero de las trincheras, con soldados como peones, incapaces de ponerse a salvo de una lluvia de balas sin chaqueta metálica, intentando salvar a soldados que están mucho más allá de las líneas enemigas, allí donde los ríos se encrespan y las miradas se preparan para cruzar el Jordán. Todo con vista contenida y única, todo con la tensión angustiosa de un frente difuso y sórdido, hundido en el cieno de batallas de días anteriores, con la esperanza engañando con unas horas más de vida. La sangre se volverá seca y la impresión perdura después de haber recorrido los rincones más oscuros de la crueldad. Al terminar, sólo la satisfacción podrá posarse sobre todos aquellos que se hayan atrevido a mirar, a acompañar a los que se han lanzado hacia una épica que no se desea y que sólo piensa en el siguiente paso. Lean el mensaje y esperen. Estamos ante una grandísima película.
Tal vez haya que disfrutar de unas imágenes soberbiamente tratadas o de una música que puede ser una de las mejores bandas sonoras del año, pero, sumergidos en el día 6 de abril de 1917 también se puede llorar de desesperación porque el objetivo parece alejarse cada vez más a pesar de que la perseverancia y la fuerza sean las mejores armas para derrotar a un enemigo sin cara mientras las luces de las bengalas proyectan las sombras de toda una ciudad en ruinas. Al salir, sólo se podrá ser capaz de sentarse bajo un árbol y darse cuenta de que el cine aún no ha muerto y de que el gesto de aprobación ante lo que nos acaban de narrar queda entre un hombre llamado Sam Mendes y todos los que se han asomado al abismo de esta apasionante historia llena de elegancia, contención e intensidad.

7 comentarios:

dexterzgz dijo...

Me temo,querido Lobo, que en esta ocasión nos va a tocar discrepar un poquitín. A mi la película me parece buena sin más, y no quisiera ser muy duro con ella ni contigo, primero porque te aprecio un montón, y segundo porque entiendo muy bien las razones de tu entusiasmo, pero a mí, sinceramente, no me ha parecido para tanto. Quizá porque empiezo a percibir cierto hartazgo con este tipo de películas- experiencia que tanto proliferan ahora. Y "1917" tiene un poco de todas, un poco de "Gravity", un poco de "Birdman", un poco de "El renacido", un poco de "Dunkerke", todo en el mismo pack.

Así que frente al argumento más común que esgrimís los entusiastas del film, argumentaré el más usado por los detractores. Y es que por momentos no me puedo abstraer del momento videojuego, y que aquí de lo que se trata es de pasar al siguiente nivel que por supuesto será más difícil que el anterior. Hay momentos desde luego majestuosos, y Deakins es muy culpable de ello, pero el efecto colateral de la digitalización me empobrece la visión del conjunto.

No creo tampoco que Mendes descuide tanto a los personajes como afirman los detractores, pero echo de menos lo que el director hizo en el pasado al respecto con "American Beauty", "Camino a la perdición" o la misma "Revolutionary road".


Abrazos desde la trinchera

César Bardés dijo...

Bien, si discrepas ya sabes a lo que te expones.
Primero: no hay digitalización en la película. (Puedes irte al making of para comprobarlo). Las escenas rodadas son reales, hechas en decorados reales (por supuesto, construidos), con el uso de la cámara en marcha. Desde luego, el plano secuencia es un falso plano secuencia mucho más en la línea de "La soga" que en la de "Birdman". Y tiene una virtud enorme en la realización de ese plano secuencia. El tipo mueve la cámara con sobriedad, sin estridencias, acompañando a los personajes, haciendo que tú seas el tercer mensajero.
De ahí, probablemente viene esa apreciación (no es la primera vez que la oigo) sobre el momento videoclub. Sinceramente, creo que deberíais ver la película otra vez para ver cómo mueve la cámara Mendes. Lo de videojuego en el plano físico es falso, porque la cámara se mueve alrededor del personaje. En cuanto a lo de los niveles...hombre...¿qué queréis? ¿Que el fulano vaya entregue el mensaje y se vuelva? ¿En serio? No parece que os plantéeis lo mismo con "La chaqueta metálica", sin ir más lejos...¿o no es de videoclub la emboscada en la fábrica? Mandamos a uno, lo hieren, mandamos a otro, lo hieren. Mandamos al médico, lo hieren. Vamos todos, venga y ella todavía encuentra el agujero para disparar y vamos a por ella y, qué casualidad, la cámara acompaña a los que van a por ella. No, es una razón que no me convence. Me podría valer si me decís algo parecido a que el argumento es malo, a que no os creéis por dónde pasa, que os aburre la forma en la que está hecha (y aún así discrepo enormemente). Yo hace tiempo que no me lo pasé también.
Fe de erratas. Perdón sí hay un efecto digital. Muchas de las secuencias nocturnas están rodadas de día. No sé desde cuándo eso es malo. Precisamente el error de esta película está en que rueda de forma demasiado real. A lo mejor es eso.
Abrazos corriendo.

César Bardés dijo...

También no...tan bien. Fallo mecanográfico de envergadura.

Alí Reyes dijo...

Quisiera poder verla

César Bardés dijo...

Si puedes, no lo dudes, Alí. Y más aún si consigues disfrutar de la experiencia en cine. Hay película que hay que ver en una sala y ésta es una de ellas. No tengo ninguna duda. Aunque pasará a mi videoteca en cuanto sea posible, la experiencia sé que no será la misma.
Un saludo.

Chus dijo...

Buff... yo es que aun estoy conmocionado con la película (la visioné ayer) y a mi me ha atrapado por completo y me ha parecido lo mejor que he visto este año.

El trabajo tan grande y difícil que tiene que ser idear, planificar y rodar esta película... es algo tan inconmensurable que me sobrecoge sobremanera.

La puesta en escena es impresionante, me atrapa como se cuentan los diferentes momentos y lo que se genera con solo dos soldados que se adentran en el infierno mas absoluto de la incertidumbre, para encontrar el vacío de una trinchera llena de ratas con todo lo que ello transmite... Hay momentos muy profundos en ella y auténticos tratados sobre la condición humana.

Me partió la escena del camión... momento posterior a perder a un compañero querido de una manera tan estúpida (la guerra es estúpida) con un ritmo tan vertiginoso que hasta el respiro del responso se torna en grieta contenida en el estómago mientras otros hacen ruido a tu alrededor mientras miras alejarse a aquella granja lentamente sabiendo que él sigue allí (que precioso plano tan poético). Gran interpretación de Mackay, que dice tanto sin decir nada con una sola mirada rasgada. Increible que ni lo hayan nominado.

Mira que el género de pelis de guerra está trillado, pues lo que hace el señor Mendes aquí merece todos mis respetos.

Horas podría estar mirando escenas de todo lo que cuenta este señor. Maravillosa!!.

César Bardés dijo...

Nuevamente, una vez más, estoy de acuerdo contigo. Hacía tiempo que yo no salía tan conmocionado de una sala de cine. La película me envolvió completamente, fue una sensación tan sobrecogedora y placentera como cuando era niño y mi padre me llevaba a ver, por ejemplo, "Los siete magníficos". El trabajo técnico es impresionante. Mendes ha hecho el más difícil todavía. Los diferentes momentos son magnéticos. Los primeros momentos, pasando las alambradas hasta llegar a la trinchera enemiga, son de un suspense milimétrico porque sabe transmitir la idea de que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento y el público está en tensión.
Por supuesto, también está llena de momentos líricos como el que citas del camión. Impresionante también el consejo que le da Mark Strong a MacKay, como un signo de que aún hay gente que utiliza la razón en medio del caos.
Y qué decir de la banda sonora de Thomas Newman o de la fotografía de Roger Deakins (ese momento fantasmal con las sombras de las bengalas sobre la ciudad en ruinas, la aparición de la sombra que no se sabe si es amiga o enemiga...). Incluso los momentos más criticados, como la canción que se canta, a mí no me estorba en absoluto porque así era cómo se consolaban en 1917 en plena desesperación.
Desde luego que merece todos los respetos. Volveré a verla. Siento que tenga que ser en el televisor de mi casa y no en una pantalla grande porque merece revisarse una y otra vez en gran formato, pero será una de las que, seguro, entrarán en mi videoteca particular.
Y siempre es un placer verte por aquí, amigo Chus. Recibe un abrazo enorme.