Un chico joven puede
morir y que no sentirlo nadie. Tal vez porque es un auténtico estúpido que le
gusta presumir de navaja y de lengua y merece un buen porrazo en la cabeza para
que se calle. Esto es God´s Pocket, amigos, es una ciudad que no merece ni ser
nombrada, pero es la ciudad de los que viven en ella. Mickey, su padrastro, va
haciendo trabajitos aquí y allá, al otro lado de la ley, con seguridad y buen
tino y, de repente, como quien no quiere la cosa, se ve obligado a investigar
un accidente que le da exactamente igual, a contentar a una mujer a la que no
puede hacer feliz y a hacer frente a una deuda que no puede pagar. A los
muertos hay que enterrarlos y eso cuesta dinero. La madre del muchacho cree que
su muerte no fue un accidente. Además Mickey tiene un socio algo díscolo que se
retrasa algo en los pagos aunque es un buen hombre. Una copa para ahogar los
malos tragos es lo que hace falta. Por allí, también pasa un columnista que
está con el billete de vuelta algo caducado y, aunque escribe certeramente
sobre lo que pasa en esa ciudad sin demasiada esperanza, no le interesa
absolutamente nada salvo un buen cuerpo de mujer. No hay nada que le pueda
motivar. Bueno, al igual que Mickey, él tampoco es de God´s Pocket… ¿qué saben
ellos?
En esa ciudad de mala
muerte y peor vida, también hay un funerario que no está dispuesto a fiar ni un
dólar. Es capaz de compartir una cerveza y, a la vez, echarte al muerto a la
calle. El negocio es el negocio, aunque el negocio sea la muerte. Mickey tiene
que resolver demasiados problemas. Sin embargo, eso no es lo peor. Lo más
penoso del asunto es que resolviendo esos problemas no va a encontrar ninguna
satisfacción porque vive en God´s Pocket, un sitio sin mañana. Y a Mickey se le
van a acabar las mañanas.
El actor John Slattery
probó en el guión y la dirección de esta película que cuenta con un reparto
solvente que incluye a Philip Seymour Hoffman, John Turturro, Richard Jenkins y
Christina Hendricks. La película resulta algo áspera en algún momento, pero no
pierde el interés porque hay suficientes momentos intensos, en los que,
incluso, se espera algo de humor, pero Slattery lo resuelve con lo
sorprendente. Y no es que nada es lo que parece, es que todo es exactamente tal
y como lo parece. Las cosas son muy simples en God´s Pocket. Deja a la gente en
paz, que bastantes avatares tienen encima. Los días deben ser todos iguales.
Las noches se beben con el mismo líquido de la noche anterior. Y, mientras
tanto, no se sabe si mañana será mejor.
No cabe duda de que
escribir una columna desgasta mucho, así que voy a dejarlo por el momento. Lo
mismo consigo que una chica comparta unas copas conmigo y puedo hacer que el
día sea distinto para poder decir, en mi columna de mañana, que ha sido
exactamente igual. Nos vemos en God´s Pocket.
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