Johnny ya ha visto demasiados
muertos en la guerra y tiene un aire en los ojos como si estuvieran quemados de
tanto sufrimiento. Solo la amistad con sus camaradas hizo soportable todo
aquello porque, para colmo de males, su hijo murió mientras él pilotaba un
avión de la fuerza aérea. Y cuando vuelve a casa se encuentra que todo está
bañado en cinismo con cubitos de insidia. No se siente a gusto. Su mujer no es
la misma. El ambiente es turbio y podrido. Hay jugadores de ventaja que solo
quieren estafarle un dólar. Hay listillos que quieren cargarle el muerto. Y
Johnny podrá estar cansado, derrotado, ya de vuelta de todo, pero es incapaz de
rendirse. Es una palabra que no entra ni en su vocabulario ni en su ánimo. Y lo
va demostrar una última vez.
Por el camino, se encontrará a
una chica que también ha cometido errores pero que ha sabido sacar provecho de
ellos. Nadie dice quien dice ser. El amable propietario del club. El servicial
guardia de seguridad que hace las veces de detective de un hotel residencial. Y
Johnny no sabe si la chica dice la verdad o, por el contrario, es otra rata
dispuesta a meterle en el agujero del que nunca debió salir. Los Ángeles parece
que no tiene sol y la noche se hace demasiado larga cuando tienes que vértelas
con un puñado de individuos de baja estofa.
Todo confluye en el club de La
dalia azul, allí donde los sueños se ahogan en un vaso de whisky lleno
hasta el borde.
Lo cierto es que Johnny tiene
suerte porque sí que hay alguien que dice la verdad. Es una verdad confusa,
sumida en las brumas de la desorientación pero es un tipo auténtico. Se trata
de uno de sus compañeros. Un tipo que tiene una placa de metal en la cabeza y
que no aguanta la música con el volumen alto. Él estima a Johnny y tiene
conciencia del gran equipo que formaban allá arriba, en las alturas. Tiene
arranques violentos pero es porque le duele la cabeza. No es fácil convivir con
un tipo que duerme con un dedo en el gatillo pero es el mejor de todos. Curioso
mundo, piensa Johnny. Solo el loco dice la verdad. Los demás están sumidos en
un barro de blanco y negro.
Raymond Chandler siempre dijo que
éste era el mejor guión que había escrito de todos los que llegó a realizar en
Hollywood, que no fueron muchos. Pero por una vez, le dejaron escribir lo que
quería, trazar a los personajes, construir una trama llena de rincones oscuros.
Alan Ladd, ese rostro que volvía al cine negro en un cuento de hadas, puso la
negrura. Verónica Lake tuvo un algo más atractivo que en el resto de sus
películas. William Bendix construyó un personaje memorable. Howard da Silva, un
grandísimo actor que, más tarde, fue perseguido en la caza de brujas, aportó
naturalidad. Y George Marshall puso oficio detrás de la cámara. No fue una
película excepcional. Quizá ni siquiera fuera una gran película. Pero sí fue
una película sólida, con interiores en los hombres y exteriores en la noche.
Algo que no es fácil de sobrellevar cuando se han visto tantos muertos y
aparecen de nuevo en Los Ángeles.
4 comentarios:
Adoro el cine negro de esa época y esta no me la puedo perder, apunto. Ni Alan Ladd ni Veronica Lake son precisamente lo que se dice mis actores favoritos, pero el argumento promete. Corrígeme si me equivoco pero tiene cierto aroma hitchcotiano aunque el tito nunca hizo cine negro puro. Lo del falso culpable y el tipo al que se le carga el muerto encima, y tiene que demostrar su propia inocencia, aunque todo apunte en su contra y todos los indicios le señalen a él.
Curiosamente ayer me pegué una doble sesión youtubera con el género. Empecé con "El gran tipo", en la que el carisma de James Cagney se eleva por encima de un guión algo flojo. Luego di un salto temporal y cualitativo con "Delito de pasión", título horroroso para una película que mezcla el drama romántico con el trhiller y que no está nada mal. ¿Alguna película está mal cuando tiene a Barbra Stanwyck dentro?). Ambas pelis, como digo, están en el yutub y son cortitas.
Abrazos con sombrero ladeado
Eso nos une, Dex. Yo confieso que me hago ciclos de cine negro de todos los tipos clases y colores. A mí tampoco me gustan ni Alan Ladd ni Veronica Lake pero les doy un pase en tres películas que a mí me parecen muy salvables. Una es "La llave de cristal", de Stuart Heisler, adaptación de Hammett que está muy, muy cerca de "Muerte entre las flores". Otra es "El cuervo", de Frank Tuttle, la película que les encumbró a los dos, por entonces unos desconocidos, adaptación de Graham Greene y que pone de manifiesto la soledad de un asesino profesional, tremendamente frío e implacable. Otra es esta "La dalia azul" que tiene el enredo típico de Chandler y que lleva su sello de cabo a rabo. Ojo al papel de William Bendix que es extraordinario.
"El gran tipo" creo que la he visto. ¿Es aquella en la que Cagney es un Inspector de la Oficina de Pesos y Medidas o algo así? Recuerdo que me pareció floja y luego, así investigando, descubrí que Cagney había tenido un gran éxito el año anterior con una maravillosa película, hoy lastimosamente olvidada, que se llamó "Contra el imperio del crimen" y creo que ésta quería repetir un poco la fórmula porque Cagney, por fin, se había pasado al lado bueno de la ley. Con "Delito de pasión" me pillas porque ésa sí que no la recuerdo. La buscaré. Lo más probable es que no la haya visto.
Abrazos con humo saliendo del cañón.
GUAUUU!!!!....DEFINITÌVAMENTE ES UNA DE LAS MEJORES CRÌTICAS QUE HE LEÌDO ACERCA DE ESTA PELÌCULA, QUE ME LA HE REPETIDO VARIAS VECES PUES PARA MÌ ES UNA JOYA DEL CINE NEGRO, IRREMPLAZABLES ALAN LADD Y VERÒNICA LAKE, LA MEJOR PAREJA DEL CINE NOIR Y POR ALGO EL GUIÒN DE RAYMOND CHANDLER FUE NOMINADO AL OSCAR ESE AÑO, UNA PELÌCULA IMPRESINDIBLE EN LA HISTORIA DEL CINE..
MARCO LEDESMA
AMBATO-ECUADOR
misifuzseven@gmail.com
Muchas gracias por el entusiasta comentario. A veces, el trabajo duro tiene algún premio.
Desde luego que es una de las joyas del cine negro, como también lo es (en la estela de Ladd y Lake) "La llave de cristal" y "El cuervo", basadas en novelas de Dashiell Hammett y de Graham Greene respectivamente. Todas ellas imprescindibles.
Gracias de nuevo y bienvenido.
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