Si queréis escuchar lo que hablamos en "La gran evasión" de Radiópolis Sevilla alrededor de "El viento y el león", de John Milius, podéis hacerlo aquí.
El hombre ya no es un
hombre. Es un mero esclavo sin cerebro, obediente, sumiso. Tal vez haya un día
en que el hombre se levante y, por primera vez, diga “no”. Es la lógica
evolutiva. Incluso es posible que venga de otro planeta. Lo que sí está claro
es que es inconcebible que un hombre llegue a hablar. Son bestias sin alma, sin
razón. Son destructores vocacionales de todo lo que puede ser creado. Y su
ejemplo debe servirnos como ejemplo a los simios. Para no cometer los mismos errores
que ellos se han empeñado en repetir con insistencia. No supieron utilizar el
conocimiento. Su natural ambición ha terminado por ser su natural perdición. No
merecen mucho más que el látigo, la opresión y la bajeza de su propia especie.
Es la hora de los simios. Sencillamente porque, un día, un simio se levantó y
dijo “no”.
Y ya está aquí. Ya
tenemos al hombre que habla y que se empeña, como siempre, en tener razón. Todo
lo que no está en la órbita de su pensamiento resulta ajeno para él. Como el
hecho de que un mono sepa escribir. No cabe en su cabeza. Es tan limitado que
no puede llegar al significado último de la evolución por mucho que crea que se
halla en un planeta ajeno. Quiere ir a la zona prohibida y ahí queda confirmado
que realmente no sabe lo que hace. Se mueve por instinto y por rabia. Se mueve
por venganza y superioridad. Los hombres superiores al mono. ¡Qué estupidez!
Todo el mundo sabe que es al contrario. Los simios somos superiores al hombre.
Sabemos enjuiciarlos. Sabemos lo que pretenden. Sabemos lo que deben tener.
Ellos, por no saber, no saben ni hablar. El hecho de que un solo hombre hable
no quiere decir nada. Puede ser una aberración de la Naturaleza o, incluso, un
error premeditado. La Naturaleza es sabia y puede que quiera ponernos a prueba.
Tal vez anhele una evidencia definitiva de nuestra superioridad sobre todas las
demás criaturas. Debemos ser cautelosos. Debemos acudir a los más viejos para
que nos instruyan. Y sobre todo, no debemos dejarnos engañar por la sucia boca
de ese humano que habla, que grita, que se rebela y que dice una y otra vez que
somos bestias. Él es la bestia. Él es el peligro.
Tendrá que descubrir
por sí solo cuál es la orilla de la desolación. Su desnudez delata su
incapacidad. Es vulnerable y susceptible de ser humillado. Quizá, mientras
escribo esto, me doy cuenta de que no es tan diferente a nosotros, los simios.
Nosotros también tenemos áreas del conocimiento que nos están vedadas y por eso
vigilamos a nuestros científicos. También somos vulnerables y, desde luego,
podemos ser humillados. Solo nos separan unos cuantos genes, tenemos más pelo y
quizá tengamos un sentido más desarrollado de la solidaridad. Estoy seguro de
que, de aquí a poco tiempo, tendremos una Sociedad Protectora de Seres Humanos
que prohibirá la amputación de parte del cerebro y a alguna que otra asociación
que considere que tratarlos como seres vivos sin valor es una muestra de
nuestra incivilización. Todo puede ocurrir en un planeta que siempre profiere
alaridos de muerte…
5 comentarios:
Excelente, tan actual. El hombre, su peor enemigo!
Por supuesto que sí. Hace verdad aquello de que el hombre es un lobo para el hombre, sólo que en esta ocasión son monos.
El Mono es un hombre para el Mono 🤔
Hola Cesar, simplemente quiero felicitarte y darte las gracias por tu trabajo. Te sigo en Twitter y cada post que publicas hace que quiera revisionar o descubrir esos clasicos de los que hablas. Enorabuena y in saludo!
Pues sí, como el hombre es un lobo para el hombre. Más o menos.
Al segundo anónimo: Muchas gracias. Las gracias os las debo dar yo a vosotros por leer lo que yo pueda publicar, aquí, en los diferentes medios o en Twitter. Y no me puedes dar mejor noticia de que quieras volver a ver diferentes películas porque el cine tiene mucho que rever, que descubrir y en lo que fijarse con sucesivos visionados. Tenemos mucha suerte de que haya existido en nuestra época.
Un saludo de vuelta y gracias de nuevo.
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