Cuando
se tiene un instinto de superación suficientemente desarrollado, no se toman en
cuenta los giros imprevistos que el resto de mortales llamamos mala suerte. Si
eso ocurre, se vuelve a empezar, quizá en otro campo, en otra materia, en otro
horizonte y es muy posible que, una vez más, se vuelva a ocupar el número uno
en esa nueva disciplina. También ayuda mucho esa capacidad para aguantar el
sufrimiento en un nivel que se halla por encima de la gente corriente. Aunque
ese sufrimiento se pueda cuantificar en cifras de seis ceros.
Molly Bloom es una
chica que sabe lo que es ganar y ha mordido el polvo o, más bien, la nieve,
cuando ha llegado la hora de perder. Su inteligencia ha sido un instrumento de
supervivencia que mantiene los sentidos en alerta permanente y, por eso, ha
llegado a ser considerada una monarca de ciertas actividades que podrían ser
tomadas como ilegales. Sin embargo, hay algo que distingue a Molly de todo ese
mundo de trampas, de alcohol, de drogas, de adicción al juego y de dólares sin
control. Se llama ética. Suele ir acompañada del honor.
Ella no está dispuesta
a vender todo lo que sabe por librarse del castigo. Sabe que haría mucho daño a
familias enteras, por mucho que los responsables lo merezcan. Tiene algo dentro
de ella que es inquebrantable. Y ni todas las deudas del mundo podrán romperlo.
Ella se arriesgo, una vez más, bajando por una pendiente imparable y, por
segunda vez, tropezó con algo que, sencillamente, era impensable. Y además
posee una entereza envidiable porque, si algo sabe hacer Molly, es levantarse.
Con el estilo atenuado
de Martin Scorsese, el afamado guionista Aaron Sorkin realiza su primera
película como director y consigue ser apasionante en algunos trechos, sobrio en
otros, ligeramente farragoso en los menos y tremendamente efectivo sacando lo
mejor de una actriz repleta de recursos y de sabiduría como Jessica Chastain.
Ella es el centro de todo y gana la partida a todos los que osan ponerse frente
a ella. Mención especial merece el papel secundario que desempeña con rocosa
seguridad Kevin Costner y, desde luego, toda la película está salpicada de
diálogos trepidantes, incisivos, brillantes y fuertes. La sensación, al final,
es que se ha accedido a un mundo al que no se tiene acceso, pero que existe,
que está ahí, todos los días, en lujosas habitaciones de hotel o en garitos de
medio pelo de luces de neón y ambiente cargado. En algún lugar de esta
historia, nos encontramos con nuestro propio sentido de la ética y nos damos
cuenta de que la mayoría de nosotros somos seres inferiores, que no dudarían en
vender a quien sea, a cuenta de lo que sea, con tal de salir indemnes de un
callejón sin salida lleno de trampas. El juego de Molly, reprochable y, sin
duda, censurable, consistió en ganar dinero a costa de los que solo quieren
perderlo porque no saben lo que hacer con él. Con sus miserias y sus mentiras.
Con todos sus faroles y sus falsos ruegos. Con toda la porquería que llevan
encima y que, en muchas ocasiones, les sirve de disfraz para una supuesta vida
honorable.
El camino para llegar a
las certezas que anidan en el corazón suele estar empedrado de billetes. Sólo
la valentía puede anular esa alfombra de promesas que suele empezar con una
irresistible jugada compuesta por un imbatible full de ases y reyes. Y la mano
que sujeta las cartas es la de una dama que siempre supo dónde estaba el
límite.
2 comentarios:
Una debut interesante sin duda. Las críticas negativas que había leído al respecto de la película apuntaban a que Sorkin se mantenía firme como un buen guionista pero flaqueaba en la realización. Mi principal temor pues era que el film no tuviera el suficiente ritmo o resultase aburrida. Nada de eso.
Yo también pensé en Scorsese, con ese montaje frenético y el uso constante de la voz en off, más en películas como "Casino" o "El lobo de Wall Street" en las cuales te inundan a datos, pero con un ritmo ágil y preciso que hace que aunque no estás pillando completamente todo lo que te dicen no te aburras. De hecho, la protagonista es una auténtica "loba de Wall Street" y de todos los sitios que se le pongan por delante. Y Chastain, una de las mejores actrices de su generación, tremendamente versátil y un torbellino delante de las cámaras. Aquí se lo come todo, es el tipo de personaje en los que se está curtiendo, de heroína sola frente al mundo contra todo y contra todos, como en "La noche más oscura" o "El caso Sloane".
Por ponerle un pero, quizá resulta un poco larga. La presencia de Costner me parece imprescindible en plan padre castrador, pero la escena del banco en el parque me parece algo blandita y un poco telefilmera.
Abrazos patinando
Sí, es un debut interesante. Hay muchos que dicen que es una historia que flojea. Yo no lo veo así, me parece una historia que tiene mucho tirón aunque sí es verdad que el ritmo de Sorkin no es el de Scorsese (por eso añado el adjetivo "atenuado"). El trabajo de Chastain es magnífico y, a ratos, incluso impresionante. Y además con los años cada vez está más guapa. Aquí hay secuencias en la que está deslumbrante. Y parece como que es una actriz a la que le gustan los retos. Parecía imposible superarse después de "El caso Sloane" y, sin embargo, es capaz de dar una vuelta sobre sí misma y convertirse en Molly Bloom.
Es cierto, resulta un poco larga y excesivamente explicativa en algún momento. Me gustaron mucho los diálogos, fuertes e incisivos. Y la actuación de Costner también me pareció de buena altura. No estoy yo tan de acuerdo con lo de "telefilmera" (de hecho, no es muy normal lo que le confiesa el padre y la conversación psicoanalítica que lleva con su hija, también con unos diálogos estupendos. Ahí sí que se nota la experiencia de Sorkin que, en el fondo, hablando de Molly también habla un poco de sí mismo).
Abrazos sin esquíes.
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