jueves, 16 de diciembre de 2021

NO MIRES ARRIBA (2021), de Adam McKay

 

¿Cuál sería nuestra reacción si, de repente, dos científicos nos aseguraran que un cometa se aproxima a toda velocidad a la Tierra y nos quedan seis meses para ponerle remedio? El director Adam McKay lo tiene muy claro. A la pantalla del móvil. Se sucederían los memes burlones porque ella tiene algo de simpatía por la histeria y, también, caería una lluvia de popularidad sobre él porque tiene cierta imagen a pesar de su marcada tendencia por la ansiedad. Y la conclusión no puede ser otra que nos merecemos todo lo que nos pase.

Entre otras cosas porque, con noticias de ese calado, los brillantes presentadores de talk shows no dejarían de intentar ser inteligentes y estrellas de sus propios programas a pesar de que la situación es de absoluta emergencia. O, incluso, porque acudiendo al centro del poder con una Trump con faldas (sí, las mujeres también pueden ser como Trump, por mucho que él no quiera) lo único que se tiene en mente es cómo renovarse en las próximas elecciones y subir en las encuestas. Eso sí, con la colaboración del Bill Gates de turno o cualquiera de esos genios de Silicon Valley con problemas de relación con el resto de la Humanidad. Y, desde luego, los que dan la voz de alarma también caerán en los pecados de la arrogancia, de la vanidad, del trastorno obsesivo compulsivo con el hecho de que un general cobre a las visitas en la Casa Blanca las botellas de agua y las bolsas de ganchitos, de la tentación de la popularidad, del oprobio de la calumnia, de los algoritmos que no dejan de moverse con los millones de datos que manejan las multinacionales…etc…etc…¿qué les voy a contar que ustedes no sepan ya?

Y el caso es que no faltan los especiales con músicas escalofriantes para reconocer culpas y sembrar la semilla de la esperanza, de las campañas y de las contracampañas de sectores de extrema izquierda y del fascismo que se encarama en la cima. McKay, con la inestimable colaboración de Leonardo di Caprio, de Jennifer Lawrence, de Cate Blanchett, de Meryl Streep y de Mark Rylance, nos obliga a mirarnos en el espejo para reírnos un poco de esta absurda época del mundo en la palma de la mano y que nos ha vuelto más estúpidos que nunca y, de paso, también no duda en arrojar vitriolo en estado puro en pleno proceso del fin del mundo. El resultado es una película que tiene gracia en la perplejidad de las reacciones de una prensa vendida, de una audiencia alienada, de unos gobernantes descaradamente ineptos e interesados, ligeramente prolongada en algún momento y con un sentido del humor que, sin duda, pasa por la destrucción y por la posibilidad de una extinción. Al fin y al cabo, el ser humano comienza a ser bastante poco productivo y edificante.

Así que, aún con alguna que otra risa congelada, hay ratos de auténtico absurdo siempre que seamos capaces de mantenernos como espectadores de una película, pero que, de alguna manera, también podamos darnos cuenta de que somos parte del espectáculo, de ese mismo que nos hunde en un absurdo impensable y que, sin embargo, existe. No como el fin del mundo que nos venden de vez en cuando y que siempre se queda en agua de borrajas. A ver si en alguna ocasión aciertan y podemos valorar lo que realmente importa en este teatro lleno de ruido, furia e inmoralidad. Mientras tanto, no lo duden, seguirán engañándonos y montando miles de maniobras de distracción para que la atención se dirija al lugar equivocado. Ni siquiera nos dejarán mirar arriba para ver si se aproxima un meteorito que acabe con todo de una vez por todas.

2 comentarios:

CARPET_WALLY dijo...

No recordaba este post. La vi hace un par de semanas o tal vez tres. Y estaba esperando que hablaras de esta película porque a mi me pareció brillante.

A ver, estamos hablando de Mckay que ya es un poco excesivo y nada sutil, pero creo que esta película tiene una gran virtud ( terrible en el fondo) y esa no es otra que todo es una gran caricatura.

Al caricaturizarlo todo, exagera los rasgos que definen no sólo a los personajes sino también a la sociedad, al mundo, a la comunidad científica, a la política, a la prensa, al ejercito, a los ciudadanos....a este siglo XXI tan estúpido. Y así nos comemos esta película como una gran broma...hasta que pensamos...¿Broma? ¿Dónde está la broma? ¡¡¡Es la jodida verdad!!!...

Parece que Mckay nos dice como el Coronel Jessep a Tom cruise : ¡¡¡Tu no puedes soportar la verdad!!!

Y por 4eso nos pone un tebeo de Mortadelo y Filemón delante y nos reímos, con el Superintendente Vicente, con el profesor Bacterio, con el ratoncito que aparece en la esquina inferior de la viñeta....

Y si, se puede criticar la duración, el exceso, incluso la tendenciosidad política ( eché de menos que hubiese algún personaje político de otra ideología con el que se podía haber jugado también en clave comedia crítica) ... pero lo peor ( en realidad lo mejor de la película) es que cuando acaba reconoces que todo lo que has visto es terriblemente real, es nuestro dia a dia, lo vemos en la televisión, en nuestras calles, en nuestras vidas.

Da igual lo que te digan, quien te lo diga, lo informado que esté, incluso si es real o no lo que dice. Todo es susceptible de ser manipulado, politizado, ridiculizado, ensalzado o minusvalorado.

Creo que no hay nada más brutal que esos enormes mítines-espectaculo opuestos con las consignas "mira para arriba- no mires arriba", clara muestra de este nuevo borreguismo al que estamos tan entregados. Consignas cortas para que no pensemos. Mejor jugar a si/no que explicar alguna propuesta. Que esto lo dice fulanito : "No". Que lo dice menganito: "Si y el que diga que no es un negacionista". Pero no demos explicaciones porque eso precisa argumentar y lo mismo alguno empieza a pensar por si mismo.

Si el cine debe ser también un reflejo de la realidad, Mckay ha dado en el clavo esta vez.

Abrazos sin algoritmo



César Bardés dijo...

Yo creo que uno de los problemas que ha tenido esta película ha sido precisamente que todo tiene un tono de sátira, de cosa graciosa y, sin embargo, no tiene ni pajolera gracia porque nos está poniendo un espejo delante y eso hay mucha gente que no lo puede soportar. Más o menos en consonancia con lo que tú mismo dice.
Yo lo de la tendenciosidad política tampoco lo veo tan, tan acusado. Sí que es verdad que arremete con fuerza contra el trumpismo pero no deja de repartir ostias a la izquierda con bastante tino (ya se sabe todo el mundo es lo que sea que quiera ser hasta que le toca la lotería, aunque el fin del mundo esté a la vuelta de la esquina).
Enormes los dos epílogos post-créditos.
Y sí, en general, es una crítica brutal hacia el borreguismo, hacia las redes sociales, hacia los nuevos índices de popularidad, hacia los programitas con la pareja de presentadores que siempre dicen algo ingenioso incluso cuando no procede, a la droga de la fama y a cómo afrontar, realmente, una situación así. Y,ante todo, me gusta una cosa que dices: "No demos explicaciones porque eso precisa argumentar y lo mismo alguno empieza a pensar por sí mismo". Ahí está el meollo de todo. El centro y el núcleo. La razón de ser.
Yo creo que es una película muy salvable, con un reparto de lo más atractivo y que hace muy bien en sumergirnos como parte de una sociedad que, sencillamente, no va a ninguna parte porque nos han dicho que lo mejor es no movernos.
Abrazos en cálculo orbital.