En muchas ocasiones
hemos visto películas, leído libros o escuchando canciones que hablan de vidas
a través de sus amores. No estaría mal narrar una vida a través de sus
rupturas. Eso es lo que hace Rob rompiendo continuamente la cuarta pared. En
realidad, no le hagan mucho caso. Lo que le pasa a Rob es que está llegando
peligrosamente a esa línea roja que son los cuarenta años y se está quedando
más sólo que un single. En cualquier
caso, él nos habla y nos cuenta. Su amor de instituto que le dejó por otro, su
vida de bohemia, de opiniones novedosas, sin demasiados prejuicios. Sí, esa
chica iba bien, pero tampoco. La existencialista que no sabía muy bien cuál era
su misión en la Tierra. Cinco rupturas, cinco. Y, sobre todo la última, la
sexta. Esa que creía que, con ella, todo iba en serio, pero es que se ha
enrollado con el vecino de arriba. Sí, un tipo zen, de esos que creen que todo reside en el orden y en hablar a
volumen de hormiga.
Mientras tanto, Rob va
y viene de su tienda de discos y asiste perplejo al ridículo espectáculo que es
la vida, aunque, a veces, también tiene sus descansos salpicados de carcajadas.
Es fácil teniendo como dependientes a un friki
tímido que sólo se suelta para decir obviedades y otro impresentable que es
capaz de frustrar una venta sólo porque no le gusta el tipo y no le pega ni un
poquito la clase de música que se quiere llevar. Mundo loco, tienda loca,
discos locos, música loca. Y, mientras tanto, el fantasma de la soledad asedia
a Rob. ¿Cómo pudiste dejarla ir, muchacho? ¿Crees que sólo volverá por tu
increíble colección de discos? Eso no lo consigue ni Let´s get it on, de Marvin Gaye.
Stephen Frears dirige con buen pulso esta comedia de idas sin venidas y vueltas atrás basándose en un guión de Nick Hornsby que, en un principio, estaba pensado para ser rodado en Inglaterra. Sin embargo, es beneficioso e, incluso, más creíble su traspaso a las calles de una ciudad cualquiera de Estados Unidos, aunque es bastante probable que sea Los Ángeles. John Cusack se nota que se lo está pasando realmente bien con ese papel de joven de edad avanzada que está menos maduro que mi pie izquierdo al levantarme de la cama. A su lado, esos dos dependientes, tronchantes cada uno en su estilo, como son Todd Louiso y Jack Black y entran y salen de la vida de Rob personas tan interesantes como Catherine Zeta Jones,Tim Robbins, Lily Taylor, Lisa Bonet y Joan Cusack. El resultado es una comedia generacional de gran estilo, elegante de planteamiento y agradable de resolución, que no aspiraba a mucho y, sin embargo, llegó allí donde muchas otras comedias de parecido corte no han llegado. Y es que, ya se sabe, cuando un tema le gusta a un disc-jockey no hace más que repetirlo para acabar desechando el disco. Claro, acaba rayado. Y, a menudo, esconde algún tema que resulta ser una sorpresa y lo cambia todo. Complicidades incluidas.
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