viernes, 24 de enero de 2025

DESAFÍO TOTAL (1990), de Paul Verhoeven

 

¿Quién no ha querido desasirse del abrazo de la rutina? ¿Quién no ha querido emigrar a lugares donde el aire es más limpio, el tiempo es más largo y el amor es más eterno? Ahora estamos muy cerca de conseguir la proliferación de agencias de viajes como la que aparece en esta película. Esa que promociona una y otra vez, machaconamente, el deseo de que usted, o yo, o cualquiera, podemos hacer realidad nuestros sueños sin moverse de una silla, digamos, parecida a la de un dentista. Incluso podemos diseñar las aventuras que queremos correr y éstas pueden ser plácidas o excitantes, con una compañera con cara de viciosilla o un camarada de musculitos desarrollados y cerebro en estado letárgico. Lo que queremos. Sólo hay que ir y pedirlo.

Sin embargo, como toda inmersión en mundo irreal, eso puede tener sus peligros. Quizá uno de los diseños más apreciados de la agencia de viajes sea el hecho de no saber si se está viviendo un sueño o se está soñando una vida. Tendrá que moverse por traiciones, cambios de personalidad, viajes a Marte, una colonia que dista mucho de ser paradisíaca, espías, saboteadores, resistencias a un mundo que se empeña en organizar hasta lo que se tiene que imaginar…Es un desafío que habrá que discernir porque llegará un momento en que todo parecerá muy real dentro de la apariencia del sueño. Puede que una gota de sudor resbalando por una frente sea el elemento que marque la diferencia, o que ese sueño prediseñado sea tan maravilloso que bien merece la pena seguir adelante. Lo que usted quiera. Sólo hay que ir y pedirlo.

No cabe duda de que el director Paul Verhoeven se decantó por una estética muy cercana al cómic a la hora de realizar esta película y que acaba por ser uno de los títulos más salvables de Arnold Schwarzenegger. Más que nada porque la historia de Philip K. Dick en la que se basa tiene unos cimientos fuertes para enganchar a todo el que ose acercarse y, desde luego, la intriga, la aventura y el misterio están presentes a lo largo y ancho de esta alucinación que camina entre la distopía y el futurismo. El resultado es una película que llega a ser vibrante, como una buena pelea en un pasillo de un hotel cualquiera, intentando dirimir si esa persona con la que estás luchando es tu mujer o un agente del enemigo tratando de acabar con esa dulce sensación de ser algo para alguien en un mundo en el que impera la nada. Lo que usted quiera. Sólo tiene que ir y pedirlo.

Así que ya saben. No se aburran. Aprecien lo que posean. La salida fácil no está en una aguja hipodérmica que le proporcione un viaje sin traslado en los confines de sus propias fantasías. Tan malo es el apego excesivo a la realidad como la entrega total a la imaginación más escondida. ¿Quién no ha querido alguna vez salir pitando de una vida gris, estúpida y que se está vaciando a cada minuto? Todos. El secreto está en salir, también de vez en cuando, de ese estado semiinconsciente de gusto por lo imposible. Aunque, a veces, sea posible. Lo que usted quiera. Sólo hay que ir y pedirlo.

No hay comentarios: