jueves, 14 de febrero de 2019

MARÍA, REINA DE ESCOCIA (2018), de Josie Rourke

No deja de ser fascinante que dos reinas como María Estuardo e Isabel I de Inglaterra coincidieran como máximas mandatarias en un tiempo en el que la consideración de la mujer estaba bajo la mirada inquisitiva y casi siempre censurable del hombre. Fueron mujeres fuertes, decididas, dispuestas a hacer frente a todo un océano de conspiraciones masculinas que trataban de menoscabar su poder con el objetivo de que no pudieran demostrar de lo que eran capaces. Para vencer, no dudaron en prescindir de sentimientos y debilidades, de sensibilidades y de comportamientos auténticos y, simplemente, no se dejaron pisotear. Una lo pagó con el destierro y el verdugo. La otra, con la soledad.
Sin embargo, cuando las coronas están en juego, se portaron como verdaderas monarcas dispuestas a llevar las riendas de cualquier enfrentamiento, incluso entre ellas. Aunque las lágrimas estuvieran a punto de derramarse formando surcos sobre su maquillaje, aunque sus corazones debieran ser ahogados para no gritar que, en realidad, lo que más deseaban era amor. Fueron reinas que superaron a todos los hombres de su tiempo porque pusieron en marcha genio, decisión, determinación y astucia. Y demostraron que la espada también era diestra en su puño. La grandeza se abría paso ante ellas. La insidia se cernía tras sus pasos.
No cabe duda de que esta película tiene momentos de calidad. Su ambientación, su vestuario, oscuro y austero; su enfrentamiento en la única escena que comparten Saoirse Ronan y Margot Robbie. También tiene algún error que no llega a ser de bulto como el hecho de que haya una proliferación excesiva de gente de color en puestos de responsabilidad política o que nadie se llegue a creer del todo la historia del trovador acusado de acostarse con una reina. Falta algo de ritmo en alguna escena y hay algún diálogo que no acaba de estar bien trabajado, pero el trabajo de las dos protagonistas es bueno y toda la historia tiende a valorar a las mujeres, nobles y cercadas, por encima de los infaustos hombres que no poseen ni un solo personaje positivo. El resultado es que se deja ver, alternando pequeños errores y, reconozcámoslo, pequeños aciertos y, en algún momento se tiene la sensación de que tanta intriga se está haciendo un tanto larga. Lo normal si hay que tener en cuenta la energía que despliegan dos reinas dispuestas a defender con uñas y dientes lo que creen. Y ya se sabe que cuando dos mujeres se enfrentan a su destino, no puede haber hombre que las detenga.
Así, nos colocamos frente al nacimiento de una nueva época que acabará por reunir dos reinos dispares por primera vez y nos introduciremos con delicadeza en el alma atormentada de dos grandes damas que se ven sitiadas por el enorme precio de llevar una corona en la cabeza. Por otro lado, la religión también tratará de derrocar la paz para servir a sus propios intereses a través de sermones de odio, la nobleza se corromperá en la búsqueda de pecados que puedan servir de coartada, la guerra penderá de un hilo al comprobar que el derecho de nacimiento puede ser una amenaza permanente. Y todo, al final, se reducirá a una simple cuestión de orgullo que se escupirán dos reinas dispuestas a pacificar sus territorios sacrificando su propia felicidad personal. Sin pestañear, sin excusas. Sólo ellas. Destinos de mujer.

4 comentarios:

dexterzgz dijo...

No he visto la película, y óyeme que se me están quitando las ganas. ¿No será que esa "proliferación excesiva de gente de color en puestos de responsabilidad política" viene de una lectura sesgada de la historia y está en consonancia con el mensaje que pretende dar una película ambientada en el siglo XVI a la que se aplica el pensamiento políticamente correcto de una película del siglo XXI? ¿Y como eso el rollito filo-gay que nunca puede faltar en una de estas?

Pues eso, al menos lo de Lanthimos era una farsa.

Abrazos con falda escocesa

César Bardés dijo...

Un momento, un momento. Que por mucho que lo de Lanthimos fuera una farsa, tampoco falta el rollito filo-gay (las tías) ni tampoco el supuesto "empoderamiento" (odio esta palabra) de la mujer. Al menos es justo reconocer que esta historia lo tenía muy a huevo y que esa descripción de mujeres que ocupan puestos de la más alta responsabilidad en un entorno de hombres también se pone en juego en otras versiones (a destacar la que en el 71 hicieron nada más y nada menos que Vanessa Redgrave y Glenda Jackson). A ver si resulta que a Lanthimos se lo permitimos por su aire confesadamente irreverente y a los demás no.
Lo de los negros no es que sea una lectura sesgada de la historia es que, a poco que hayas leído dos o tres libros, no te lo crees y eso, claro, te distancia de la película muchísimo. Hay que dar visibilidad a las minorías, sea como sea, aunque sea colando a un embajador de color en la Inglaterra isabelina (como bien se sabe, Shakespeare poblaba sus obras de gente de color).
Pues eso, que lo políticamente correcto lo está matando todo.
Abrazos con hacha.

CARPET_WALLY dijo...

Escuchaba en "La Script", el buen programa de Maria Guerra en Movistar, que esta película merecía más una serie que un largometraje (creo que ya ha habido series sobre ambas reinas, pero contadas desde la visión de cada una). Y lo decía porque la película le había quedado a su directora muy farragosa, personajes, tramas, subtramas que no se habían montado adecuadamente y se quedaban inconexas o desperdiciadas. De forma que el conjunto, bien interpretado y bien ambientado resultaba anticlimax, no encontraba nunca la conexión adecuada y resultaba poco atractivo.

Lo de los negros en la Corte del Rey Arturo puede ser hasta perdonable, que mira tu Branagh con Denzel Washington o Robin-Costner-Hodd y Morgan Freeman y alguna otra cosa chirriante. Y los las mujeres, pues eso, ya la propia directora lo indicaba en la entrevista que ofrecieron en el mismo programa, su intención era resaltar que en aquella época había mujeres dominando un mundo de hombres.

Yo sólo tengo un interés en esta peli y es que tras un viaje reciente a Edimburgo (el año pasado) conocimos muchas cosas del periplo de Maria (la mayor parte de su vida perseguida) y me apetece ver como se refleja aquello que es historia en la pantalla, aunque no dudo que habrá muchas licencias poco históricas.

Abrazos regios


César Bardés dijo...

Lo que ha habido es varias versiones cinematográficas e, incluso, la obra de teatro de Schiller "María Estuardo" (que yo llegué a ver en el Teatro Albéniz con Nuria Gallardo y Ángela Castilla). La historia, básicamente, se respeta. Por supuesto, se introduce el rollito filo-gay (que no me creo) y lo de la gente de color no es más que un detalle, pero a mí me llamó la atención.
Es cierto que lo de Denzel Washington en la película de Branagh interpretando a don Pedro de Aragón tenía su aquel, por mucho que la película fuera una auténtica delicia. Lo de Morgan Freeman en lo de Robin Hood...bueno, te lo creías hasta cierto punto al ser un personaje totalmente nuevo y que, al fin y al cabo, tenía su lógica porque venía de Turquía etc, etc.
Por supuesto, estaba muy a huevo el hacer una versión de esta historia con el tema del "empoderamiento" femenino. Es cierto que fueron dos mujeres que mandaban en un mundo de hombres y que las dos eran de armas tomar.
En cuanto a cómo se refleja...ya sabes, el realismo opta por la oscuridad, todo está muy negro, los escenarios son pura austeridad (algo más espectaculares los interiores de Isabel) e incluso hay una escena en un atrio de un castillo en el que se aprecia que la pared en sí misma no está acabada. No creo que cogieran escenarios en los que realmente ocurrieron las cosas. Sigo pensando que la mejor versión de esta historia es la que interpretaron Vanessa Redgrave y Glenda Jackson, curiosamente, con el mismo título: "María, reina de Escocia".
Abrazos con viruela.