viernes, 1 de febrero de 2019

THE OLD MAN AND THE GUN (2018), de David Lowery


                                                                               Para Bob, con profundo agradecimiento
No es de extrañar que Robert Redford haya escogido esta historia para despedirse del cine después de casi sesenta años de carrera. En el fondo, no deja de ser un testimonio de amor hacia todo lo que ha hecho. Aquello que le ha ocupado gran parte de su vida y a lo que se ha dedicado con auténtica devoción, sabiendo que el fracaso siempre estaba rondando a la vuelta de la esquina, esperando con sus dientes afilados sobre un hombre en cuyo rostro hemos dibujado sueños, esperanzas, días mejores y luces sin sombra. La historia de Forrest Tucker, ese tipo que robaba bancos basándose única y exclusivamente en su corrección, no deja de ser un reflejo del propio Robert Redford.
Así que, llenos de una nostalgia que se nos va a quitar en apenas una hora y teinta y cinco minutos, nos disponemos a asistir a los últimos gestos de un actor que se retira interpretando a un ladrón que no piensa hacerlo. El ritmo de la película es pausado e, incluso, lánguido en algún pasaje. Redford domina la escena con sus miradas de hombre mayor, al borde exterior del abismo de la vejez, y nos confirma que le encanta actuar y dar vida a lo imposible. Ensaya maneras de complicidad con el público porque, en todo momento, se está dirigiendo a él y, de algún modo casi mágico, establece un diálogo de sensaciones ya vividas, de lindos escalofríos a flor de piel, de certezas inexplicables que sólo el cine es capaz de encajar en el razonamiento. Y sentimos, poco a poco, cómo adoramos sus arrugas retocadas, sus medias sonrisas, casi escépticas; sus greñas estudiadas, sus andares temblorosos y no podemos evitar la tristeza de su pérdida, de que ya no habrá más Bob Redford, de que los últimos grandes prefieren el retiro antes que volver a vernos en la oscuridad de una sala de cine.
Al lado de Redford, hay que destacar la serena naturalidad de Sissy Spacek, sabedora de su papel de conciencia sin gritos, de una banda sonora ajustada y atractiva debida a Daniel Hart, que casi nos lleva en volandas al lado de ese hombre que desprende comodidad y sonrisas. Toda una despedida para un rubio americano que siempre fue el más genuino.
Por lo demás, la película no se complica. Transcurre por lugares comunes con algún pico de enorme calidad como la descripción de todas y cada una de las fugas del protagonista y no deja de arrancarnos una sonrisa cuando comprobamos la pasión que siente un hombre cuando adora lo que hace. Como Redford. Como Tucker. Al fin y al cabo, lo más que puede pasar es que la edad te susurre al oído que debes parar. El resto es puro encanto. Sin problemas. Sin vueltas a las escenas del crimen. Sólo mirando hacia adelante y buscando vivir porque, tal vez, eso sea lo único que realmente importa. El resto ya lo pondremos nosotros con golpes, hombres con destino, memorias en África, cambiando leones por corderos, cazando diamantes al rojo vivo, observando a la gente corriente, corriendo por delante de jaurías humanas, contando cuántos días le quedan al cóndor, teniendo conciencia de ser tal como éramos o permaneciendo peligrosamente unidos junto a este actor que tanto nos ha hecho disfrutar.

6 comentarios:

dexterzgz dijo...

Estamos de acuerdo en que, en circunstancias normales esta película no nos hubiese llamado especialmente la atención. Nos hubiésemos detenido en lo eficaces que siempre suelen ser este tipo de tramas de atracos bancarios y hubiésemos alabado la estupenda factura setentera que tiene la película (aunque remite a sucesos de los primeros ochenta). Y hasta puede que nos hubiésemos metido un poco con el papel Casey Affleck, que es que yo no sé que les pasa que les dan un Oscar y ya se ponen de un intenso que no hay quien los aguante.

Pero, claro, esta película es muy especial. Es el show de Robert, el último. O eso dice, aunque... mira Clint.

Los amigos con los que salí de ver la película dijeron que vaya, que menuda peli había elegido Robert para despedirse de la interpretación. Yo creo que más bien al contrario, es el mejor testamento posible (si es que finalmente lo es... mira Clint). En el fondo, aquí no hace más que lo que ha hecho siempre; robarnos el corazón y la cartera con la mejor de las sonrisas, como ese adorable canalla y seductor que irremediablemente te cae simpático. El personaje de Forrest Tucker tiene el ADN que tenían Johnny Hocker (no me cuesta nada imaginarle reciclándose y robando bancos en su vejez), Sundance Kind y tantos otros que Robert nos ha regalado a lo largo de su vida.

Y la película está llena de autohomenajes cinéfilos a la carrera del actor. A mí ese guiño final a "La jauría humana" me puso un nudo en la garganta. Aunque la coña suprema es el que el fulano nos diga que no sabe montar.

Abrazos susurrando a los caballos

César Bardés dijo...

Lo de Casey Affleck lo he obviado porque a mí es que me parece que está hasta lánguido y con unas ganas enormes de parar la película. Hasta cuando sonríe (sí, sabe sonreír) me parece que le duele. Yo creo, en cualquier caso, que hay una diferencia ente Bob y Clint y es que físicamente veo que Bob no está demasiado bien (muy evidente en su forma de andar. Ese plano final entrando en su enésimo banco delata a un hombre que tiene hasta dificultades para andar con normalidad, cosa que no le pasa a Clint y verás cómo es así en "Mula"). Para mí, y es un comentario que es mera intuición, sí que se va. Además Bob no es hombre que dice una cosa y luego hace otra.
En lo demás, pues totalmente de acuerdo. El guiño a "La jauría humana" te pone el pelo de punta, los chistes dirigidos a la complicidad del público. Yo creo que es una muy digna despedida del Redford actor (quizá aún consiga engañar a una compañía de seguros, como hace Clint, y dirigir una última vez), llena de simpatía, de socarronería y de decir, de alguna manera, que, aunque se vaya, realmente nunca se irá.
Abrazos con el pelo rubio.

CARPET_WALLY dijo...

Puede que tengáis ambos razón y sea la última de Bob delante de las cámaras y quizá fisicamente esté muy cascado (¿por montar demasiado?). pero eso no hace más que engrandecerlo porque recordemos que hace apenas 4 ó 5 añitos, con setenta y muchos se marcó él solito una película tan física como "Cuando todo está perdido"...Dale algo así a un muchachote en plena forma, a ver si es capaz.

En cuanto a lo de Afleck (el hermano que es actor), a mi me cuesta mucho. Le veo intenso desde que nació, será porque era el patito feo de la familia, ni siquiera en los Ocean´s le veo relajado y eso ya es mucho decir, luego resultará que es un cachondo en la vida real, pero en pantalla...uff.

Abrazos míticos.

César Bardés dijo...

Por supuesto, cuando vi esa película, convenientemente reseñada en estos lugares, me quedé sorprendido de que un papel tan "físico" lo sacara tan bien. De todas formas, sí que he observado un desgaste de Bob en los últimos años. Ya digo, uno de los mejores indicadores para eso son los andares, no sólo de él, sino de cualquiera. Y cuando ya son tan mayores, se nota muchísimo su inseguridad y que no están del todo bien. Desde luego, no nos sacamos de la manga que sea la última ante las cámaras. Él mismo lo anunció con la frase "Tengo ideas de un tipo de treinta años y un cuerpo de ochenta y así no se puede seguir".
Lo de Casey Affleck puede ser uno de esos casos en los que su pretendida búsqueda de prestigio (aquí acepta un papel secundario recién ganado un Oscar, soy diferente porque el mundo me hizo así) puede derivar en un "nadie te hace caso, chaval". Estaremos atentos.
Abrazos en fuga.

dexterzgz dijo...

Es cierto lo de los andares pero esta vez me pateció ver a un Robert con más expresividad en el rosteo, que últimamente con tanta cirugía había perdido bastante, lo vi más narural. Por cierto, que una nominacion tampoco hubiese estado nada mal, en el lugar del Cooper, por ejemplo.

Una de las peores cosas que tiene la peli es que nadie - tú sí- habla de Sissy.

Abrazos achacosos

César Bardés dijo...

Es cierto lo que dices sobre la expresividad de Redford. Parece más expresivo en esta película. Se rumoreó el tema de una última nominación, en plan homenaje, porque, además, iría a la gala y le daría prestigio y tal. No sé qué periodista de Cero dijo que en las últimas semanas, Redford había caído hasta el puesto 33 en la lista de las nominaciones (me gustaría saber cómo acceden a una información así). Creo que ni siquiera la Academia respeta ya a los viejos.
En cuanto a lo de Sissy Spacek...es que últimamente pienso muy mal (y lo peor es que suelo acertar) pero me da que muchos de los que escriben ni siquiera saben muy bien quién es.
Abrazos viviendo.