El
fuego es una bestia que siempre guarda la intención de regresar. Se desplaza y
trata de devorar todo lo que le sale al paso y arrasa con el suelo, con el
cielo y con la vida. No deja prisioneros. Y no distingue la naturaleza de sus
víctimas. Es un resplandor magnético y letal, del que es muy difícil apartar la
vista. Y, además de sus negras huellas, deja un indomable olor a quemado que
penetra y escribe con letras tostadas.
El pasado con el fuego
es una firma que rubrica el dolor. Es imposible volver a él sin que el miedo
aparezca en los huesos y una sensación de vértigo se mezcle peligrosamente con
la ceniza del aire. Sin embargo, también hay otro fuego de distinto origen. Es
el que dejan los hombres que quieren exterminar determinadas pistas para que no
haya posibilidad de supervivencia. Y se aliarán con las llamas, con sus cañones
preparados para disparar, con la misma frialdad de asesinos, con la certeza de
que, tras su paso, ya no quedará nada.
Así, en un entorno
agreste, se despliegan las jugadas de un puñado de personajes que tienen
distintas motivaciones. El fuego sólo es el escenario que acabará reclamando su
propio protagonismo. No habrá suficientes lágrimas para apagar los incendios,
ni para parar las balas. La desolación utilizada como coartada volverá a ser un
capricho del viento y, tal vez, el fuego muestre su cara y sea necesario
mirarlo a los ojos para darse cuenta de que no habrá distinciones para él. No
hay suficientes agallas para hacerle frente, pero sí para sufrirlo. Entre
medias, carreras hacia la verdad, corajes embravecidos de mujer,
interrogaciones de niño, inquietudes de sicario, muertes injustas y paces con
el pasado. Una vez que se ha conseguido eso, habrá como una ligera sensación de
que todo encaja, de que todo está en orden, de que, la próxima vez, se sabrá
algo más y se le podrá vencer.
No cabe duda de que
Taylor Sheridan es uno de los directores más interesantes de la actualidad, con
enormes trabajos en películas como Wind
River y en los extraordinarios guiones de Sicario y Comanchería. En
esta ocasión, vuelve a utilizar el entorno como un personaje más, caído bajo un
aluvión de disparos con mirilla, y con trabajos muy aceptables de Angelina
Jolie, de Nicholas Hoult, o de Jon Bernthal. Quizá con resultados algo
inferiores a las ya citadas, no obstante, Sheridan consigue una película
interesante, metida de lleno en el terreno del suspense y que debería ser
obligatoria para car en la cuenta del enorme daño que se infringe cada vez que
una chispa salta en el bosque seco.
En el aire, ceniza. En el ambiente, calor. En la moral, superación. En la constancia, inteligencia. En el sacrificio, nobleza. En el empuje, valentía. En el agua, salvación. En la noche, rayos. En el cielo, nubes grises. En el manto del campo, desprecio. En la verdad, ausencia. En el día, locura. En la muerte, búsqueda. En el pasado, remordimiento. En la violencia, desesperación. Todo es fuego, como antes lo fue el hielo, o el calor. Elementos de la Naturaleza que acogen misterios e intrigas y condenan a los seres humanos a encontrar, en lo más profundo, razones para seguir adelante. Aunque sólo sea la seguridad de hacer lo correcto. Aunque sólo sea la protección de un niño que, después de su testimonio, sólo tendrá sitio para el miedo al futuro.
2 comentarios:
Hola César,
Hacia mucho que no pasaba por aquí y me alegro mucho de que sigas al pie del cañón. Como bien dices, Sheridan se ha convertido en uno de los directores más interesantes de los últimos años. No sé si has visto la serie Yellowstone. A mi me tiene muy enganchado y reúne todos los elementos del autor.
Aún no he visto esta peli, pero si duda lo haré en cuanto pueda, más aún viendo que conserva la esencia de sus anteriores trabajos.
Un abrazo
Hola, Nacho, todo un placer volver a leerte.
Bueno, seguiré al pie del cañón hasta que se obstruya y me convierta en una bala humana con rumbo a ninguna parte. La verdad es que no he visto "Yellowstone", pero es que, la verdad, veo pocas series. Se necesita constancia para ello y el seguir viendo y la vida no me da para mucho más, sencillamente, pero estoy seguro de que la recomendación no es baladí, así que, en cuanto tenga dos o tres días dispuestos, me la busco y la veo, que si es de Taylor Sheridan, lo más seguro es que valga la pena.
Sí, conserva la esencia de sus anteriores trabajos, pero no está a la altura de ellas tampoco. Es interesante y es todo un oasis dentro de la cartelera, pero es algo inferior. Aún así, es muy interesante y tiene cosas muy apreciables. Es cine.
Un abrazo y espero que mi ex-alumno tenga ya nietos.
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