viernes, 28 de enero de 2022

EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS (2021), de Guillermo del Toro

 

Siempre se ha dicho que, para un timo tenga éxito, la víctima tiene que estar deseando que el anzuelo que se le pone por delante sea verdad. Más aún si ese timo está compuesto por espectros que no existen y que reabren viejas heridas que el tiempo no ha podido cicatrizar. El incauto quiere ver más allá del reino de los vivos. Y no faltará el listo que, a través de la sugestión y de la exhibición de unas habilidades inexplicables, haga que se presenten los fantasmas de épocas pasadas. El problema estará cuando la victima sea alguien con el que hay que tener mucho cuidado.

Así, Guillermo del Toro nos guía por un zoológico en el que nos muestra su particular muestrario de monstruos con carcasa humana. Sociópatas que aborrecen cualquier contacto y que valoran en menos que nada la existencia de los demás, aprovechados que explotan sin compasión alguna a otras personas, ingenuas que serán prisioneras de una promesa de amor efímera, lánguidas mujeres de despacho y elegancia que propondrán romper lo que debe quedar en la intimidad para acumular billetes… Las almas perdidas vagan por los rincones de pesadilla y todo será un cuento que termina en engendro, un espejo de lo que pudo ser una existencia relativamente fácil que se rompió por querer escalar más de la cuenta, una seguridad de que hay pocas, muy pocas personas, que realmente merezcan la pena.

Las ferias se reproducen en los ambientes más diversos. Bien puede ser en los carísimos clubs nocturnos de etiqueta rigurosa o en malolientes kioscos donde se apiña la paja y el desecho. Todo se tratará de engañar, de captar la atención de unos cuantos clientes bisoños dispuestos a creer lo que se les dice con algunas demostraciones de cierto ingenio aunque huelan a truco desde lejos. Sin embargo, si los hombres de traje de doscientos dólares lo creen, entonces el espectáculo sube de nivel y quizá ya se pase del engaño a la farsa y ahí todo está lleno de arenas movedizas porque, al fin y al cabo, el que paga desea que se le atienda. La brutalidad, por supuesto, estará esperando. Y las malas personas acabarán enjauladas de una forma o de otra, dispuestas a bajar los últimos peldaños de la dignidad con tal de seguir sobreviviendo en un mundo que no merece ni una mirada penosa.

Con una ambientación excelente y un reparto de cierta competencia, el director Guillermo del Toro peca de parsimonia en el planteamiento de esta historia de timos, engaños, monstruos sin nombre y muertes verdaderas haciendo que a El callejón de las almas perdidas le sobren unos cuantos minutos de trama. Una mayor concisión hubiera beneficiado, sin dudarlo, a la película. Estupenda banda sonora centrada en el jazz y en las melodías de finales de los treinta y principios de los cuarenta y apreciable el trabajo interpretativo de Bradley Cooper en el papel que realizó Tyrone Power en la primera versión de la misma historia dirigida por Edmund Goulding. Al lado de Cooper, se pueden apreciar esfuerzos acertados en Rooney Mara, Richard Jenkins y Toni Collette y algo de sobrecarga en los gestos de Cate Blanchett que, tal vez, quiera caracterizar demasiado su personaje. El resultado es una película que se hace algo larga, pero que engancha a través de un buen puñado de caracteres que sólo actúan mal, sin pensar en el daño que pueden estar haciendo, despreciando cualquier atisbo de cariño a su alrededor y pensando, exclusivamente, en la forma de ganar más dinero y hacerse aún más despreciables. Algo así como lo que ocurre hoy en día… 

2 comentarios:

dexterzgz dijo...

En mi opinión la película se hace larga porque Guillermo del Toro no sabe compensarla. En un primer acto, se muestra en su salsa, entre monstruos y barracas de feria, pero cuando llega la parte del "noir" se nota que no pisa su terreno y la película flojea bastante. Menos mal que llega el último tercio y sabe remontar dignamente.

Chico, a mí Bradley no. A fuerza de hermetismo consigue no transmitirme nada aparte que parece que sólo tenga ese gesto de palurdo de ceño fruncido que podía funcionarle en "El francotirador" de Eastwood pero aquí no. Sin ser tampoco Marlon Brando, Tyrone en la vieja me ponía más, creo que se acercaba más al pícaro que requería su personaje (aunque al final le salga el tiro por la culata) El resto del reparto cumple, qué buenos secundarios son Collette y Strathairn, aunque la Blanchett parece estar parodiando permanentemente al personaje de la "femme fatale" y la sesión de psicoanálisis con Cooper carga bastante.

Abrazos ambulantes

César Bardés dijo...

Para mí, uno de los grandes problemas de la película es su larguísimo planteamiento. Tarda muchísimo en entrar en harina cuando, curiosamente, la procedencia del personaje de Cooper, Del Toro la despacha en dos pinceladas. Y la parte "negra" no es convincente porque se mueve por terrenos muy ajenos, aunque es evidente que del Toro no se mueve con comodidad.
No me parece que la interpretación de Bradley sea muy convincente. Tienes mucha razón que la cara de palurdo le sirve para "El francotirador", pero aquí no. Me parece que es un chico sin demasiados recursos por mucho que se le quiera pasar por guapo.
También es evidente que la versión de Tyrone Power es mejor. Mucho más ponderada, más con ganas de narrar las cosas bien y con una duración y equilibrio más ajustado.
Collette está bien, también Strathairn, lo de Blanchett...no tampoco. Lánguida como ella sola, rara, con secuencias también larguísimas para explicar su personaje. Bien Rooney Mara (más que nada porque es, quizá, el único personaje con el que el público se puede identificar), muy bien Richard Jenkins, que llega a causar verdadero rechazo sin ser desagradable (por cierto, cómo le gusta a del Toro la casquería). La película, en definitiva, es un envoltorio de lujo para una historia que no está bien contada y que está regularmente dirigida en algunas interpretaciones.
Abrazos feriantes.