La
conciencia del descubrimiento más mortífero hizo que Robert Oppenheimer fuera,
a la vez, villano y héroe. Descubrió el poder del arma más devastadora que
había conocido la Humanidad y, al mismo tiempo, se sintió culpable porque su
invento había causado demasiadas muertes. Por eso, aceptó algo mansamente su
castigo, con acusaciones de simpatías con el comunismo en plena época de
McCarthy, como víctima de alguna que otra venganza personal, con el
convencimiento de que había destapado la caja de Pandora y de que la Historia
había cambiado con su trabajo.
Ya se sabe que los
Estados Unidos no suele premiar a aquellos que se han esforzado por su país. Es
un país tan lleno de contrastes que convierte a sus héroes en asesinos con la
facilidad con la que se sientan a comer un perrito caliente. Robert Oppenheimer
sabía que Dios no jugaba a los dados y que todo se correspondía a un orden
previamente establecido dentro del inmenso juego de la física en un universo
milimétricamente estudiado. Como Prometeo, le quitó el fuego a la divinidad y
lo entregó a los hombres. Cuando eso ocurre, el destino de su trabajo fue el
que quisieron, a partes iguales, los políticos, los militares, los envidiosos
de su esfuerzo y todos aquellos que creen que la verdad es única e indivisible.
Christopher Nolan ha
vuelto a hacer una película que no deja indiferente. Más allá de contar con un
reparto espectacular que incluye al protagonista Cillian Murphy, que hace un
buen trabajo en la piel del científico más discutido de la Historia, a Emily
Blunt, a Matt Damon, a Casey Affleck, a Josh Hartnett, a un excelente Robert
Downey Jr, a Alden Ehrenreich, a Florence Pugh,a Kenneth Branagh, a Gary Oldman
y a un casi irreconocible Tom Conti, también conduce toda la trama a través de
un rompecabezas que se coloca casi sin esfuerzo y que proporciona una visión de
pájaro sobre la trayectoria vital de un hombre que vivió con la tortura de la
posibilidad de ser un asesino de masas. Con recursos de todo tipo y especie, Nolan
salta de atrás hacia adelante, para situarse en el medio, con un uso narrativo
muy inteligente del sonido, algo que ya es marca de la casa, y que se coloca
más en el lado del científico, obligado a colaborar y a demostrar de lo que era
capaz, que del ansia por ganar una guerra que, muy posiblemente, ya estaba en
el saco.
El resultado es una
película algo prolija en sus explicaciones físicas y atómicas, pero en la que
cuentan mucho más las reacciones, siempre desembocadas en una conclusión
inteligible. Algo machacante con la música, Christopher Nolan pone en el
disparadero todas las ambiciones de un país que quiere situarse en plena línea
y que busca enemigos porque, si no es así, es muy difícil sobrevivir. Y es que
Dios no juega nunca a los dados, pero hay que reconocer que, con el proyecto
Manhattan, sí que los tiró para probar y sacó un doble seis.
Así que es la hora de extraer todo el dolor de un tiempo de fuego e ira y sacar todas las lecturas posibles sobre el fin de la Segunda Guerra Mundial y del inicio de la Guerra Fría. Quizá hubiera que asegurar el establecimiento de un equilibrio bastante precario basándose en la inevitable igualdad de fuerzas. Quizá fue la última oportunidad para que los científicos marcaran las fronteras de lo que era moralmente permisible. Quizá la Humanidad, en esa ocasión, estuvo muy cerca de escribir su punto final. Los malvados no dependían del uniforme, sino de sus propios objetivos. Robert Oppenheimer no fue un héroe, ni tampoco un villano. Fue alguien que quiso llegar a nuevas fronteras y su mediocridad como hombre le hizo coger el atajo hacia el infierno.
4 comentarios:
Pues de Septiembre del 2023 y yo la vi hace dos dias...Así está el patio.
No digo yo que no me haya gustado, pero la verdad es que Nolan no acierta conmigo. No me suele gustar su manera de contar las cosas y me saca más de una vez de casi todas sus películas (salvo quizá en sus primeras, "memento" e "Insomnio"). No me gustan sus continuos y omnipresentes juegos con el tiempo, que rompen situaciones en las que te ha implicado intensamente a bajones de ritmo sin necesidad, aquí por ejemplo con esas rupturas para contar la historia con Florence Plugh que tampoco aportan tanto y que rompen con algún punto álgido. Tampoco los diversos "juicios" superpuestos ayudan a que la historia nos parezca más fascinante.
Algún juego final, casi Hitchcockiano, va dejando buen sabor de boca, pero es finalmente una película que elevan por encima de todo el reparto (este también es merito de Nolan, no se lo escamoteemos) fundamentalmente Murphy y Downey jr, pero de gran nivel en general.
Así que he esperado mucho para verla, pero tampoco me arrepiento demasiado. Disfrutada en algunos momentos, en otros al borde de la desesperación...ganará muchos premios, pero a mi me parece algo sobrevalorada.
De hecho los momentos más emocionantes para mi eran en los que se explicaban cuestiones de física teórica en los que no entendía ni papa pero me parecían apasionantes. No hubiera estado mal jugar a ser un poco divulgativo en ese aspecto, mas allá de intentar mostrarnos una reacción en cadena de neutrones mediante algunas explosiones lumínicas.
Abrazos en la catedra
Ya hemos comentado alguna nuestra diferencia de opinión con respecto a Christopher Nolan. Sinceramente, vuelvo a decirlo, me parece el realizador más interesante del panorama actual (si quitamos, por supuesto, al Scorsese que está al borde de la retirada y al Spielberg que no se sabe muy bien si va a seguir siendo Spielberg. Y a Eastwood, que ya ha anunciado que lo deja). Es verdad que puedo conceder que "Oppenheimer", en realidad, es una película que no se me antoja tan redonda como sí me lo parecen otras películas de Nolan, pero, para mí, es la película a la que menos "peros" pongo de este año. Por su realización, por el reparto, por la forma de contarlo (que a ti tanto te irrita), por sus detalles. Cillian Murphy, por ejemplo, no es el que me parezca el mejor actor del mundo. Compara esta película con "Creadores de sombras", de Roland Joffe, que, por mucho Paul Newman que tuviera dentro, es bastante peor.
Estoy de acuerdo con el tema de los conceptos de física que son un tanto farragosos en algún pasaje, mezclados con la filosofía cuántica que destilan algunos científicos, pero aún así, lo dicen como si fuera algo apasionante y es uno de los pocos casos en los que la forma supera al fondo.
En cuanto a los cortes con Florence Pugh (siendo una actriz que sigue sin convencerme), no son más que los cortes necesarios para demostrar la cortedad como hombre de Robert Oppenheimer, quizá es el contrapeso de una balanza que lo baja del escalón del genio, algo muy peligroso debido a la naturaleza de su invento.
Los momentos emocionantes, para mí, son los del sonido increíble que mete Nolan en sus películas y la aparición de tanto actor bueno a lo largo de la película, desde Tom Conti a Kenneth Branagh.
Abrazos atómicos.
Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que cuentas en la crítica, César
Gracias. Eso da moral para seguir hacia adelante. Gracias por la opinión.
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