La
vida de todos aquellos que se dedican a salvar el mundo suele oscilar entre el
todo y la nada en las sombras. Después, sus existencias se diluyen como el humo
en un huracán y no queda ni rastro de sus sentimientos, de sus verdaderas
inquietudes, de sus elecciones pasadas. El tiempo, al fin y al cabo, siempre
sale al encuentro y no siempre de manera feliz. En esta ocasión, Ethan Hunt
tendrá que correr mucho y dar una vuelta por el paraje más largo para encontrar
la llave que asegure la permanencia de la Humanidad.
Por supuesto, contará
con sus compinches habituales porque, entre ellos, hay unos fuertes lazos de
lealtad, algo no muy corriente en el desagradecido mundo de los espías. Las
ciudades y los paisajes de los Alpes austríacos servirán de abrupto escenario
hacia esa búsqueda imposible de esa unidad que, ya saben, si alguno de sus
miembros es apresado o muerto, se negará toda posible implicación. Por el
camino, también habrá una chica muy especial, una de esas que, cuando sonríe,
hace que el mundo sea un poco mejor. También alguna despedida inmerecida. Y
persecuciones trepidantes para encontrar la segunda parte de una llave que
puede desconectar la primitiva conciencia de un artefacto artificial.
Sin duda, esta falsa
séptima parte de la fuerza misión imposible da lo que se espera de ella. Muchas
explicaciones, alguna de ellas colada de canto aprovechando que el ritmo es
alto, coches destrozados, viajes en tren de fantasía, Venecia contigo…y el
héroe, siempre adrenalítico y animoso, que, una vez más, trata de estar de su
propio lado porque, en esta ocasión, todo gobierno que se precie quiere tener
el control sobre esa inteligencia artificial que está empezando a pensar por sí
misma. No es extraño en un mundo en el que el pensamiento está siendo un valor
muy cotizado por su escasez. Tom Cruise vuelve a apostar por el formato
cinematográfico para apreciar en toda su extensión la grandeza de los
escenarios elegidos. Sin embargo, hay diversos puntos que rebajan un poco el
tono, sobre todo, si lo comparamos con lo excepcional que fue Fallout.
El primer inconveniente
se halla en un argumento que, en algunos momentos, apuesta por lo casual y eso
no es habitual en las aventuras de esta saga. El segundo se encuentra en la
apreciación de algunas interpretaciones que parecen incómodas, como forzadas.
Probablemente, la razón de todo esto es que el rodaje tuvo que interrumpirse en
pleno confinamiento y, cuando se reanudó, se hizo entre fuertes medidas de
seguridad en la salud. Por otro lado, y en su favor, hay que destacar la
interpretación de Hayley Atwell en la piel de esa heroína válida y esforzada,
pero tremendamente temerosa, que hace que abandone a Hunt en las circunstancias
más diversas con el único aval del miedo. Y, desde luego, hay que destacar la
introducción del humor en una de las persecuciones, que destaca por su
originalidad y su espléndida manera de rodarse. El resultado es bueno, sin
llegar a alguna de sus predecesoras, pero todo es entretenimiento y no cabe
duda de que el espectador se queda con las ganas de saber qué es lo que ocurre
a continuación porque la historia acaba suspendida como los vagones de un
puente volado con dinamita.
Siempre volvemos a los héroes que nos hacen sentir bien. Siempre es una oportunidad para pensar que, de alguna manera, nosotros también podemos hacer misiones imposibles todos los días y que los malos nos acechan implacablemente en medio de nuestra rutina diaria. Eso también es vivir en las sombras. Y, a veces, es morir en la penumbra.
2 comentarios:
Que buena película!!!
Está muy bien. Ahora, no creo que sea la mejor de la saga.
Publicar un comentario