No hay que burlarse de
los que son diferentes. Ellos tienen sus propios códigos de conducta y sienten,
aman y padecen igual que cualquier otro ser humano. No importa que un hombre
solo tenga medio cuerpo y tenga que andar sobre sus manos, o que otro no tenga
extremidades y actúe en un circo como el gusano humano, o que la mujer barbuda
acabe de tener una niña que, por lo que apunta en su nacimiento, tendrá la
barba de su madre. Ellos han decidido utilizar su diferencia para maravillar al
público de un circo y humillar a uno de ellos, es humillarlos a todos. Y quien
no sea capaz de tener un cierto respeto hacia ellos, experimentará la venganza
de los diferentes. Una venganza terrible, realizada a base de frialdad, de
navajas relucientes a la luz de la lluvia, de implacable odio por quien les ha
herido, de deseo de cercenar la belleza de los que realmente son diferentes. Y
habrá muchos que tengan que volver su rostro porque no aguanten el resultado.
El circo no es más que
un lugar de sueños. Para los que van y para los que trabajan en él. Es hacer
que lo diferente sea normal. Es conseguir que los animales yazcan en prados de
hormigón y alberos de juego. Quizá porque no hay nada más importante que la
mirada curiosa y maravillada de un niño acompañada de su sonrisa. Por allí van
los trapecistas, por aquí van los caballos enanos comandados por una amazona de
corta estatura, por aquel lado va el payaso que intenta que todo se desenvuelva
con normalidad pues… ¿qué sería un circo sin payasos? Nada. Se trata de hacer
que lo que tiene algo de sobrenatural sea aceptado por los estúpidos seres
normales, mutilados morales sin escapatoria ética, deformes de mente y
ambición, peores que el rastro que va dejando un animal.
Tod Browning dirigió
esta maravillosa película de terror cotidiano con actores suprahumanos, que
consiguen trasladar una sensación de inquietud y simpatía al mismo tiempo
mientras se va construyendo una tragedia anunciada. Porque reírse de cualquier
otro ser humano es una tragedia que se debería evitar apelando a nuestra
condición, la misma que la de ellos. Más que nada porque es posible que seamos
enanos mentales comparados con otros y nos puede tocar el turno de llenarnos de
plumas y ser gallinas en un corral de odio y de desprecio. El mundo puede ser
un lugar muy frío. Y personas que se dedican a hacer soñar y reír a los demás,
no merecen la falta de cariño, de calor, de aplausos y de sinceridad. No son
monstruos. Nunca lo serán.
2 comentarios:
Buenas,
Sí, señor. Una película maravillosa, grandiosa. Una auténtico festín narrativo y visual. De esas películas que hacen que te enamores del género y del cine en general.
Saludos.
Una película que permaneció durante muchos años en el olvido más absoluto y más injusto. Sin duda, una obra de arte que eleva al mismo cine.
Saludos.
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