Un experto en armamento
militar es derribado en medio de la jungla. Quizá no haya mejor medio para
conocer de primera mano las consecuencias de todo lo que recomienda. Por una
vez, tendrá que verse cara a cara con el enemigo y, también, se deberá enfrentar
al rostro de la muerte de algunos soldados de su mismo ejército. Ya no se trata
de probar armas. Se trata de sobrevivir. Y sólo tiene a un capitán de
helicópteros al otro lado de su walkie-talkie. Las aspas de los aparatos
sobrevuelan su cabeza en una zona que sabe que va a ser arrasada en breve. La
guerra es así. A veces engulle a los que la planean. Y Charlie tiene los oídos
bien abiertos. Vietnam es el infierno y el Teniente Coronel Hambleton tendrá
que atravesarlo de parte a parte.
A menudo, el valor se
debe demostrar en las más espantosas circunstancias. Y resulta aún más
brillante cuando se manifiesta en hombres que nunca han estado en situaciones
difíciles de supervivencia. La búsqueda del hombre resulta ser apremiante
porque es vital rescatarlo para unos y capturarlo para otros. Posee información
de primer nivel y es una presa que, en teoría, debería ser fácil. Sin embargo,
en los senderos de la jungla, ya no hay tiempo para estrategias y habrá que
hacer caso al tío del helicóptero. Parece un buen hombre y un buen soldado. Y
es lo único que va a tener el Teniente Coronel Hambleton. Eso y una buena dosis
de autocontrol, de conciencia de sus propias limitaciones, de deseo insuperable
de seguir adelante a pesar de cualquier dificultad. Y el golf va a ser muy útil
en esta ocasión.
Esta es una estupenda y
muy desconocida película que tiene dos activos principales en la piel de sus
protagonistas, Gene Hackman y Danny Glover. La dirección de Peter Markle es
comedida y austera y, desde luego, está muy lejos de Platoon o de La chaqueta
metálica, pero es una buena película sobre Vietnam, sobre hombres valientes
y tomas de conciencia, sobre aventuras y frases oportunas y sobre balas y
bombas. Lo urgente es salir de esa zona y el tiempo apremia. El traslado es
imposible si no se hace a través de los propios medios del tipo que se ha
perdido y ahí es donde reside el suspense, el temor, la acción y el diálogo
mezclándose con la intriga. E, incluso, hay silencios cuando se debería hablar.
Todo ello montado con cierta inteligencia y con una fotografía muy precisa que
hacen que rescatar esta película de la jungla sea labor reservada a expertos
pilotos de reconocimiento.
Es hora de correr, mi Teniente Coronel. Corra como el viento, huya entre la selva como alma que espanta el diablo. Arriba, tendrá un buen guía y, alrededor, unos cuantos enemigos que no van a ser demasiado amables. En el pensamiento, poco tiempo. El mismo que le van a conceder sus propios aviones dispuestos a efectuar un bombardeo masivo. Corra, no mire atrás. No se detenga en las caras que usted ha ayudado a matar. Vea que la guerra no es nunca como la pintan. Es aún mucho peor. Y no olvide que su código es Bat 21. Con suerte, un perro pájaro lo localizará y podrá esquivar las balas que llevan su nombre.
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