martes, 15 de diciembre de 2020

BAT 21 (1988), de Peter Markle

 

Un experto en armamento militar es derribado en medio de la jungla. Quizá no haya mejor medio para conocer de primera mano las consecuencias de todo lo que recomienda. Por una vez, tendrá que verse cara a cara con el enemigo y, también, se deberá enfrentar al rostro de la muerte de algunos soldados de su mismo ejército. Ya no se trata de probar armas. Se trata de sobrevivir. Y sólo tiene a un capitán de helicópteros al otro lado de su walkie-talkie. Las aspas de los aparatos sobrevuelan su cabeza en una zona que sabe que va a ser arrasada en breve. La guerra es así. A veces engulle a los que la planean. Y Charlie tiene los oídos bien abiertos. Vietnam es el infierno y el Teniente Coronel Hambleton tendrá que atravesarlo de parte a parte.

A menudo, el valor se debe demostrar en las más espantosas circunstancias. Y resulta aún más brillante cuando se manifiesta en hombres que nunca han estado en situaciones difíciles de supervivencia. La búsqueda del hombre resulta ser apremiante porque es vital rescatarlo para unos y capturarlo para otros. Posee información de primer nivel y es una presa que, en teoría, debería ser fácil. Sin embargo, en los senderos de la jungla, ya no hay tiempo para estrategias y habrá que hacer caso al tío del helicóptero. Parece un buen hombre y un buen soldado. Y es lo único que va a tener el Teniente Coronel Hambleton. Eso y una buena dosis de autocontrol, de conciencia de sus propias limitaciones, de deseo insuperable de seguir adelante a pesar de cualquier dificultad. Y el golf va a ser muy útil en esta ocasión.

Esta es una estupenda y muy desconocida película que tiene dos activos principales en la piel de sus protagonistas, Gene Hackman y Danny Glover. La dirección de Peter Markle es comedida y austera y, desde luego, está muy lejos de Platoon o de La chaqueta metálica, pero es una buena película sobre Vietnam, sobre hombres valientes y tomas de conciencia, sobre aventuras y frases oportunas y sobre balas y bombas. Lo urgente es salir de esa zona y el tiempo apremia. El traslado es imposible si no se hace a través de los propios medios del tipo que se ha perdido y ahí es donde reside el suspense, el temor, la acción y el diálogo mezclándose con la intriga. E, incluso, hay silencios cuando se debería hablar. Todo ello montado con cierta inteligencia y con una fotografía muy precisa que hacen que rescatar esta película de la jungla sea labor reservada a expertos pilotos de reconocimiento.

Es hora de correr, mi Teniente Coronel. Corra como el viento, huya entre la selva como alma que espanta el diablo. Arriba, tendrá un buen guía y, alrededor, unos cuantos enemigos que no van a ser demasiado amables. En el pensamiento, poco tiempo. El mismo que le van a conceder sus propios aviones dispuestos a efectuar un bombardeo masivo. Corra, no mire atrás. No se detenga en las caras que usted ha ayudado a matar. Vea que la guerra no es nunca como la pintan. Es aún mucho peor. Y no olvide que su código es Bat 21. Con suerte, un perro pájaro lo localizará y podrá esquivar las balas que llevan su nombre.

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